Si la kewiña se extingue, se perderá también la monterita, ave endémica
Si la kewiña se llegara a perder, se pone también en riesgo a la monterita, una especie de ave que solamente habita en esta planta, donde anida, se refugia y se alimenta con insectos que se encuentran en este árbol, advierte la especialista en Ciencias Ambientales Karen Córdova.
La monterita no elige otros árboles para anidar, sino solo para buscar comida, ocasionalmente, o refugiarse temporalmente.
Córdova realizó un estudio de la biodiversidad urbana en el municipio de Cochabamba, en los 10 parques más grandes, los tipos de árboles y su relación con las aves.
Su trabajo se basó en una categorización sobre cómo era Cochabamba antes y qué árboles permanecen todavía en sus lugares originales.
En el Parque Nacional Tunari, por ejemplo, en la parte más alta se encuentra la kewiña, como la primera serie de vegetación. Es el árbol primordial de esta reserva natural.
Córdova puntualiza que en este caso no se trata de la kewiña común y corriente, sino que es una especie endémica, que crece solo en esta zona de altura, pero que está en peligro de extinción, por los frecuentes incendios que hay.
La desaparición de la kewiña está relacionada con la introducción de especies exóticas al Parque Tunari, “que si bien en un primer momento ayudaron a detener la erosión del suelo, actualmente ocasionan problemas en esta reserva natural, por ejemplo, acidifica el suelo, por lo que se torna difícil volver a plantar especies nativas en estos espacios”.
La especialista en Ciencias Ambientales señala que otra dificultad para mantener los árboles de kewiña en el Parque Tunari es la falta de plantines para reforestar esta zona con más ejemplares, “aunque ya salieron algunos estudios sobre esta planta en La Paz”.
En Cochabamba, el Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón ha elaborado, también, un estudio sobre la kewiña, con el objetivo de recuperar esta y otras especies.
Si bien en otros municipios de Cochabamba hay todavía ejemplares de kewiña, en el de Cercado ha disminuido bastante su población, por los incendios y otros factores.
Y como la kewiña es un árbol combustible, se quema rápidamente.
En algunos casos, este árbol puede retoñar. Sin embargo, para que eso suceda deben rebrotar primero las hierbas, después los arbustos y la kewiña vuelve a crecer.
Córdova subraya que esta especie es la única que crece a partir de 3.200 metros sobre el nivel del mar y se extiende hasta los 4.000 metros, en el Parque Nacional Tunari, “por eso es única y muy interesante”.
DOBLE PÉRDIDA
El investigador asociado del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny Rodrigo Quiroga alerta que en Cochabamba se pierde tanto la vegetación nativa como la fauna que habita en ella.
La explicación apunta a que a algunas aves y mamíferos les gusta vivir en las especies nativas, o se alimentan de ellas, en los bosques que se constituyen en su hogar.
“Y si desaparecen estas plantas, los animales también se van”.
El biólogo puntualiza que la extinción de árboles nativos tiene un doble efecto, además de la disminución de la fauna, hay pérdida de la humedad.
Recuerda que Cochabamba es un valle seco, que tiende a la aridez, y lo que hace el Parque Tunari es dar humedad.
“Si hay poca vegetación habrá menos humedad y fauna, ese es el problema que hay en Cochabamba”, abunda Quiroga.
Las zonas de recarga son afectadas cuando se pierde la vegetación, por ejemplo, el playón de Marquina, en el municipio de Quillacollo.
El problema de implementar urbanizaciones en las zonas de recarga hídrica es que se quedan secas, sin agua.
ZONA URBANA
La ingeniera forestal Sarah Jiménez Villarpando advierte que la falta de especies nativas en la ciudad influye directamente en la fauna urbana, causando su disminución.
Explica que al carecer de especies nativas, las aves urbanas migran a otros lugares, en busca de alimentos.
“Además de las aves, también se ven afectadas por falta de árboles nativos los anfibios y algunos reptiles que son parte de un sistema para lograr un equilibrio entre la vegetación y la fauna, el control biológico”, subraya.
La investigación realizada por la especialista Karen Córdova concluye que la falta de áreas verdes disminuye la fauna natural, especialmente en la ornitofauna.
En su estudio “Caracterización de la biodiversidad urbana en la cuenca central de Cochabamba, Bolivia”, elaborada a finales de 2013, destaca que “la ornitofauna aporta al equilibrio ecológico y es un bioindicador de calidad ambiental urbana”.
Córdova añade, en su estudio, que la ornitofauna “usa las áreas verdes como refugio o descanso durante su migración”.
“En Cochabamba no existen inventarios sistematizados de flora urbana potencial o actual. Tampoco existen inventarios sobre indicadores ambientales como las aves urbanas, por lo que no se tiene una línea base sobre su biodiversidad urbana actual”, puntualiza.
RELACIÓN FLORA-FAUNA
Córdova destaca, en su estudio, que la relación entre la flora urbana y ornitofauna es directa. “La vegetación nativa incrementa de una manera natural la ornitofauna del lugar (...) Árboles y arbustos también influyen en el tipo de ornitofauna. Por ejemplo, la cobertura de arbustos fomenta la riqueza y rareza de especies de aves, ya que proporciona hábitats diversos para la reproducción, además de protegerlas de la perturbación de los predadores y paseantes”.
Sustento
Los árboles de kewiña se constituyen en el hogar y sustento de las monteritas, una ave que se anida y alimenta de esta planta de altura.
Influencia
La disminución de especies arbóreas en el centro de la ciudad influye directamente en el número de aves y otros animales que hay en Cochabamba.