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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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¿Por qué se debe dormir bien y soñar?

El descanso es esencial para la evolución humana. Existe una verdadera necesidad biológica de compensar el sueño si la persona se desvela.
¿Por qué se debe dormir bien y soñar?





Nuestro cerebro, nuestros músculos e incluso las sustancias que circulan en el cuerpo se comportan distinto por el solo hecho de que en algún momento se disparó un interruptor que está en el tronco cerebral, en el hipotálamo, donde se inhiben grupos neuronales responsables de generar y mantener la vigilia. Es como si al caer en los brazos de Morfeo comenzara una vida secreta, accesible únicamente por medio de los sueños y la memoria.

El investigador Pablo Torterolo afirma que sin dormir no podríamos vivir y sin haber soñado desde bebés no podríamos haber desarrollado nuestro cerebro. No podríamos ni leer ni escribir ni caminar ni hablar ni recordar nada.

“Vivir el sueño” es tan importante que, de hecho, todos los animales sufren el denominado “sueño comportamental”, un tipo de comportamiento que sigue un ritmo biológico determinado; todos pasan por estados de actividad y reposo, o sueño y vigilia, con una frecuencia diaria.

Pero, ojo, soñar y dormir no es lo mismo: dormir es estar en alguna etapa del sueño, porque hay más de una.

Cuando nos dormimos nuestro cuerpo comienza a comportarse distinto y, aunque los cambios son varios e irregulares, lo que ocurre, grosso modo, es que interactuamos menos con el ambiente y reaccionamos menos a los estímulos. Nuestro cuerpo se relaja y todo va más lento: la respiración, los latidos del corazón y hasta nuestro sistema digestivo. Todos estos cambios ocurren en las distintas etapas del sueño que se repiten a lo largo de todo el tiempo que estamos dormidos. Esto equivale a decir que el sueño va por ciclos: el típico “ciclo durmiente” significa que después de un tiempo de estar dormidos, siempre, entramos en esa etapa especial que llamamos soñar. Se trata de una fase en la que a nivel neurológico no podemos movernos y, sin embargo, nuestros ojos sí se mueven. Por eso a este momento lleno de intrigas científicas se le llama REM, “Rapid Eye Movement”, que significa “movimientos rápidos oculares”.

Existen suficientes datos que demuestran que el sueño comportamental está conservado a lo largo de la evolución y, por lo tanto, es importantísimo para la supervivencia. Si una rata no duerme en 15 días, se muere. Si le damos cafeína, se despierta. Y si no duerme lo suficiente, al otro día lo tiene que recuperar. Esto también sucede en nuestra especie. Es cierto: si nos peleamos con la almohada o salimos de fiesta, nuestro ser biológico nos pedirá reparo. Existe una verdadera necesidad biológica de compensar el sueño. Así que abracemos nuestra resaca onírica porque es normal.

Cuando estamos durmiendo el cuerpo aprovecha para recuperarse de varias maneras. Como en general nuestros movimientos y la actividad de nuestro sistema nervioso disminuyen, ahorramos energía. Así que, para empezar, dormir es pura eficiencia energética.

Nuestro organismo se dedica a hacer cosas que podría hacer durante la vigilia pero que durante el sueño se hacen mejor.

¿Qué pasa en el organismo?



Por un lado, se ha visto que durante el sueño aumenta el flujo de líquido parenquimal, que lleva y trae todo tipo de moléculas en el sistema nervioso. Y por otro, que también aumenta la síntesis de proteínas, moléculas estructurales que, además, regulan muchísimos procesos biológicos.

Una prueba interesante vinculada con esto es que mientras dormimos disminuye la presencia de moléculas cuyo exceso sería dañino, como el beta-amiloide, un péptido (molécula más pequeña que una proteína) que se acumula, por ejemplo, en el desarrollo del Alzheimer y podría estar relacionado con la degeneración neuronal que ocurre en esta patología, según explica el investigador uruguayo Pablo Torterolo.

¿Y qué hay de soñar? En algunos momentos de la fase de movimientos rápidos oculares (REM, por su sigla en inglés) la actividad de ciertas zonas del cerebro aumenta, en especial las que están vinculadas con la consciencia y estar despiertos, como cuando prestamos atención o queremos memorizar algo.

Por eso al sueño REM también se le llama “sueño paradójico”: se asemeja a la vigilia y, a veces, soñar es como estar despiertos. Lo recordemos o no, al soñar nuestro cerebro repasa lo vivido, lo ordena o desordena, retiene lo que le interesa (o lo que puede) y hasta lo reconfigura. Para la ciencia, esto indica que la actividad onírica es de las más importantes que realizamos como especie.

Entre el detox (estrategia de limpieza del cuerpo), el orden, la memoria y la paradoja, ¿qué tal si nos quedamos con otro dato? El mero hecho de relajarnos (partiendo desde nuestro sistema nervioso) es mucho más que vital, es sencillamente una forma fácil y económica de aumentar nuestra calidad de vida. Pensémoslo: en la era del estrés y la imperiosa búsqueda de soluciones innovadoras, la salud mental es clave para crear cosas nuevas y solucionar problemas. Porque, además de más creativa, una mente relajada es más feliz.