Los niños y niñas con parálisis cerebral, que sufren rigidez muscular, pueden mejorar notablemente, gracias a cirugías mínimo invasivas.

El cirujano Alexander Rodríguez Rimassa asegura que se puede corregir desde un músculo hasta medio centenar de ellos, con el fin de dar movilidad a las extremidades superiores, inferiores y a otras partes del cuerpo.

La cirugía mínimo invasiva consiste en que se hacen pequeños cortes en la extremidad con rigidez muscular, luego se alargan los músculos y tendones que causan la contractura y la deformidad en las articulaciones. La cirugía es ambulatoria y la recuperación es rápida e indolora. No hay curaciones que hacer ni puntos para retirar. Se recomiendan cuatro semanas de reposo para la recuperación completa, pero los niños generalmente empiezan a moverse antes de ese tiempo.

La cirugía, que se realiza en la clínica Copacabana de Cochabamba, está destinada a niños y niñas con parálisis cerebral infantil. También se puede tratar a personas con un problema neurológico que cause o deje como secuela la espasticidad, que son los músculos tensos. La cirugía mínimo invasiva es para todos los pacientes que sufren rigidez muscular, que no pueden enrectar el brazo o la pierna, la muñeca o los dedos. El cirujano aclara que no se puede lograr la perfección, pero se les da a los pacientes una mejor calidad de vida y se les ayuda a que no se deformen más sus articulaciones. “La cirugía ayuda a que el paciente no esté rígido, contracturado, que pueda pararse, sentarse y recobrar la movilidad”, detalla.

Un 90 por ciento de pacientes que llega a la consulta en Cochabamba son pacientes que sufrieron hipoxia neonatal. Es decir que, al momento del nacimiento, los bebés se quedaron sin oxígeno y esa es una de las causas de la parálisis cerebral infantil. También puede ser una secuela de sufrimiento fetal o de otras patologías.

Rodríguez aprendió la técnica en México y allí los padres llamaban para agradecer porque sus niños ya podían hablar, después de la cirugía para recuperar la movilidad de piernas y pies.

Se evidenciaron varios casos. Entonces se buscó a los pacientes que no hablaban. El 80 por ciento comenzó a hablar y los que balbuceaban y se expresaban con dificultad, pudieron mejoraron su dicción. Este “milagro” se explica científicamente porque varios músculos están contracturados, lo que incluye el habla y el cerebro. “Cuando se hace la cirugía parece que se les soltara todo y les ayuda a articular mejor las palabras, se les pasa la rigidez”, detalla el cirujano. Como efecto de las cirugías, se estableció que los niños y niñas que pueden pararse empiezan a hablar mejor, porque la postura biperestación ayuda al habla. Baja la traquea, la laringe y la estructura anatómica del cuello y eso hace que hablen”, especifica el cirujano.

Los niños con parálisis cerebral tienen cerrado el puño y cuando se libera el pulgar hablan con mayor fluidez. Rodríguez explica que la región hipotenal de la mano, tiene estrecha relación con el habla. El asentar por completo la planta del pie también ayuda a hablar mejor, con mayor facilidad que los niños con pie equino o que andan de puntas.

Con las cirugías a niños y niñas se descubrió que el efecto no era solo en los músculos donde se hizo la cirugía, sino que los pacientes mejoran su atención, les cambia la fisonomía de la cara, tienen más interacción y mejor entendimiento. La mayoría de los niños no tienen deficiencias mentales, sino solo motoras. “Lastimosamente, como los niños no hablan, la gente piensa que tienen problemas mentales, cuando en realidad son muy inteligentes. Si se les habla y estimula, ellos pueden progresar”, asegura Rodríguez.

Por eso, el tratamiento de los niños continúa después de la cirugía con recomendaciones para que les hablen, les dejen jugar, escuchar música, ver televisión e interactuar en las conversaciones. “Hay cosas maravillosas que dan satisfacción a nuestra carrera”, concluye el cirujano.

Más información al celular 61679700 y al Facebook Cirugía Mínimo Invasiva.