Hacer ejercicio en el trabajo aumenta la productividad. La atleta y directora de la carrera de Educación Física de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Moré Galetovic, explica a SALUD que las personas que practican deporte de manera habitual saben que empezar la jornada con ejercicio da energía y vitalidad.

Además, la actividad física permite empezar el día con actitud positiva lo que se traduce en un rendimiento óptimo, tanto en lo laboral como en lo personal.

Por lo tanto, es fundamental que existan espacios de deporte dentro de las empresas, ya que eso contribuye a mejorar el clima laboral de una organización, lo que significa tener trabajadores contentos, motivados e identificados con la compañía.

Los programas de actividad física en el lugar de trabajo pueden reducir hasta en 32 por ciento las bajas por enfermedad y aumentar la productividad en un 52 por ciento . Asimismo, un empleado activo físicamente rinde 12 por ciento más que uno sedentario.

Los mejores momentos para realizar actividad física son al inicio del día porque eso permite al trabajador estar activo para todas las actividades que se desarrollen en la organización.

Otra alternativa es que las empresas pongan en práctica lo que se denomina “Pausa Activa”, un concepto referido a que cada cierto tiempo (1 hora) se debe detener lo que se está haciendo para realizar actividades físicas como estiramientos o ejercicios diversos.

La actividad física mejora

el resultado académico

La atleta y directora de la carrera de Educación Física de la Universidad Mayor de San Simón, Moré Galetovic, dice que la actividad física mejora el rendimiento académico.

Argumenta que cuando se realiza ejercicio se pueden hacer las cosas más rápido, tanto en lo físico como en lo intelectual. “Mejora la atención y la concentración puede ser más larga porque la sangre llega mejor al cerebro, igual que a los músculos para brindarles energía”.

Para Galetovic, el

cuerpo es la máquina más eficiente que uno pueda imaginarse por la manera en que puede mejorar sus sistemas energéticos con el entrenamiento.

Señala que además es evidente que “su finalidad es moverse para responder a nuestras necesidades de adaptación al medio ambiente”.

La práctica regular de actividades físicas o deportivas pueden ayudar a conseguir un mayor bienestar, pero también a mejorar nuestras funciones cognitivas, independientemente de la edad o la condición física.