El asaí es una fruta pequeña y redonda, de color negro y púrpura que se produce en el norte de Santa Cruz y Pando, en los bosques amazónicos orientales del Beni y en los Yungas.

En Bolivia se consume el fruto en los lugares de producción y, en menor cantidad, en Cochabamba y La Paz. El epicentro comercial está en el Brasil y la mayor demanda es de Estados Unidos.

El asaí es rico en fibra y contiene minerales como calcio y hierro. Estas característica hacen a la fruta esencial para un sistema digestivo saludable, pues contribuye a bajar el nivel de colesterol (malo). Por consiguiente, disminuye la probabilidad de enfermedades arteriales coronarias.

Una investigación realizada en la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) destaca el valor nutricional de la fruta. En el trabajo publicado por la directora de Estudios, Irma Arce Quint, indica el potencial en vitamina A y en antioxidantes que protegen a las células.

En el estudio también se destaca la riqueza del fruto en vitaminas B, C, calcio, ácido aspártico, ácido glutámico y dos clases de fitoesteroles (antocianinas y compuestos fenólicos) que se encuentran en la cáscara y en la pulpa.

Su contenido de ácido elágico refuerza el sistema de defensa del organismo. Ayuda a resistir las infecciones producidas por bacterias y virus. Las antocianinas mejoran la circulación de la sangre y evitan la arteriosclerosis.

Tiene ácidos grasos insaturados como el ácido palmítico, el oleico (Omega 9), el linoleico (Omega 6) y Omega 3. Estos son claves para el desarrollo del sistema nervioso y el cerebro. Por otro lado, ayuda a mejorar la concentración y actúa como antiinflamatorio.