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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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GEOS: la vocación de servicio y el compromiso de ayudar al otro

GEOS: la vocación de servicio y el compromiso de ayudar al otro

“Llegamos casi a los 10 minutos del suceso. Los primeros que estuvieron en el    lugar vieron mucho llanto, aungustia,  desesperación y personas sepultadas. Fue un impacto fuerte”, relata Carlos Azcárraga, sobre el incidente ocurrido en el deslave de Tiquipaya, a principios del año pasado.
Atender derrumbes, accidentes y múltiples incendios en casas y bosques son algunas de sus actividades diarias. Atentos al pedido de ayuda viven el día a día mientras buscan apoyo para solventar sus gastos.
El Grupo Especial de Operaciones de Salvamento (GEOS) es una organización de voluntarios que dedica su tiempo, energía y dinero para ayudar a la sociedad en diferentes        problemas.
El compromiso y la entrega son fundamentales para desarrollar esta actividad. A pesar de las dificultades que afrontan, la gratiud que reciben de todos los que colaboran es su    mejor recompensa.
INICIOS DE UN SUEÑO
Hace cinco años, un pequeño grupo de jóvenes buscaba la forma de aportar de alguna manera a la sociedad, actuar frente a las necesidades y accidentes que ocurren permanentemente. De esa forma, bajo la sombra de un árbol en Tiquipaya, nació GEOS.
Los inicios estuvieron marcados por la difi-cultad que implica conformar una organización de este estilo, sobre todo, por la falta de apoyo económico. Pero, la perserverancia siempre los impulsó a seguir. Emilen Chavarria, Roger Aspeti y Carlos Azcárraga son los tres fundadores que aún continúan liderando el grupo

GEOS cuenta con tres especialidades: fuego y rescate, investigación tecnológica y soporte vital. El equipo se encarga de atender incendios forestales y estructurales; atención prehospitalaria; búsqueda, salvamento y rescate; rescate de animales; cooperación y apoyo mutuo.
con otras fundaciones; capacitaciones en riesgos y emergencias y apoyo social en el establecimiento de campos de emergencia.
Actualmente, el equipo creció, tiene alrededor de 70 voluntarios en Cochabamba, en su mayoría jóvenes, de los cuales el 70 por ciento son mujeres. “Son las más decididas y comprometidas. Ellas ponen el ñeque”, asegura Carlos, director nacional de GEOS.
En 2016, entre sus operaciones más relevantes asistieron a incendios en Tiquipaya, Apote, Parque Nacional Tunari e incluso el sur       de Chile. Durante el año 2017, a medida que la organización crecía, participaron de varios hechos inesperados como los incendios en Colomi, Tolata y cordillera de Sama en el departamento de Tarija, entre otros.
La gestión pasada fue fundamental para probar a cada uno de los voluntarios a nivel personal y grupal. El desastre ocurrido en Tiquipaya, sin duda, marcó la historia de Cocha- bamba, y unió a propios y extraños en pro de ayudar a los damnificados.
Los voluntarios de GEOS fueron los primeros en llegar al lugar debido a la proximidad de su Unidad y comenzaron la labor de socorro inmediatamente. El equipo se encargó del rescate de tres de los fallecidos durante la mazamorra. Carlos cuenta que esa tragedia impactó mucho a los miembros del grupo, pero fortaleció sus conocimientos.
En 2018, también, lograron el convenio con la Academia Nacional de Bomberos de Paraguay y tres voluntarias bomberos de GEOS viajaron al país guaraní a recibir capacitación durante ocho meses.
INICIATIVA PROPIA
Ser voluntario es una vocación, una manera de vivir y entender la vida a partir del otro. Así lo entienden todos los miembros de GEOS. Aunque, muchas veces, la carencia de recursos les impide seguir creciendo.
“Ha costado bastante sacrificio, llanto y pe-leas. Nos amarra las manos la falta de equipos. Hemos intentado buscar ayuda pero hay muchas políticas que nos cierran las puertas. Eso nos baja la moral”, asegura Azcárraga

Ante este tipo de dificultades, el ingenio está de su lado. Los miembros encontraron la manera de comunicarse efectivamente y de conseguir recursos económicos que puedan solventar sus gastos básicos como el alquiler de su sede, la gasolina para la ambulancia, los equipos de rescate, etc.
Las cuatro handys que tienen son insuficientes, muchas veces se arruinan o no tienen      pilas. Debido a esto, ellos crearon sus propios mecanismos de comunicación, como los silbidos cuando están alejados, un código que conocen y les sirve para enviar un mensaje.
En cuanto a recolectar dinero se refiere no tienen ningún reparo y se lanzan a vender comida a las calles de la ciudad.
Dos voluntarias que estudian Gastronomía se encargan de la preparación de fideos uchu, anticucho y laping, entre otros platillos

Realizan está actividad una o dos veces al mes y salen constantemente con latas a pedir colaboraciones por diferentes zonas

“A veces no tenemos ni para combustible, entonces tenemos que salir más de una semana, es de acuerdo a lo que necesitamos reunir”, cuenta el director de GEOS.
Muchos ya los conocen y compran sus preparaciones como forma de ayudar. Normalmente se instalan en Tiquipaya, en la zona sur de Cercado y El Prado.
Además de esta iniciativa, los voluntarios donan 20 bolivianos al mes y los directores del grupo, como Carlos, conceden alrededor del 70 por ciento de sus sueldos para poder alcanzar los montos que deben cubrir obligatoriamente.
“Es frustrante pensar en todo lo que tenemos que pagar cada fin de mes”, añade

El grupo busca conseguir mejores condiciones de trabajo, para tener más alcance.
“Lo que más nos gustaría es que los entes públicos tomen en consideración a los grupos de voluntarios. Que nos den equipamiento, aunque sea para reparar, y mayores faci-lidades para que trabajemos por el bien de la ciudadania”, afirma Azcárraga.
Los accidentes no han estado al margen         de sus actividades de socorro, pero ninguno de gravedad.
GEOS lanza una convocatoria para recibir voluntarios dos veces al año. Cada curso tiene una duración de seis meses en los que se capacitan física y teóricamente.
Su sede está ubicada en el Cruce Taquiña y atienden las 24 horas del día. Ellos se dividen en tres turnos para estar atentos a cualquier emergencia.
Gracias al compromiso de varios voluntarios, este año lograron crear Jukumari, una dependendica de GEOS en La Paz y comenzaron  a operar de forma inmediata con 25 personas.
Hasta el momento realizaron más de cuatro mil operaciones en más de cinco departamentos del país. Los incidentes fueron variados en gravedad.
La organización es fundamental para el éxito de cualquier misión, por eso tienen establecidos representantes como Carlos Azcárraga, que es director a nivel nacional, Pablo Garnica en Cochabamba y Sergio Ortubé en La Paz.
“Mi familia es de Vallegrande, entonces queremos expandirnos allá y crear otra compañía al año”, cuenta Azcárraga con orgullo de su lugar de origen
Conviven con el dolor a diario, se ingenian los recursos y, aunque muchas veces sienten desfallecer, su voluntad por ayudar los llena de energía una y otra vez. “La gente es muy agradecida, eso hace que todo valga la pena”, finaliza Carlos.