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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Entre el pasado y fantasmas: los ex

Entre el pasado y fantasmas: los ex
“Rebeca” es una película de 1940 del director Alfred Hitchcock, en la cual una joven y humilde dama de compañía (Joan Fontaine) se enamora del aristócrata viudo Maximiliam de Winter (Laurence Olivier); este le ofrece matrimonio y ambos se van a Inglaterra a la mansión llamada Manderley. En este lugar, el drama amoroso de los recién casados comienza, ya que el recuerdo de Rebeca (la fallecida señora de Winter) se encuentra muy presente en todos los rincones de la mansión y en los recuerdos de los

distintos personajes que rodean a la pareja, quienes hablan con pasión idealista de ella, construyendo una imagen idílica de mujer maravillosa y perfecta.

Una característica es que durante todo el filme nunca se ve una imagen de Rebeca, constituyendo una figura fantasmagórica y persecutoria que atormenta a la nueva señora de Winter, haciéndola sentir frágil, pequeña e insignificante.

Acerca de esta película se han realizado varias interpretaciones psicológicas. Carmen Posada por ejemplo escribió un libro titulado “El síndrome de Rebeca”, en el que analiza, con humor y elegancia, el tema de los “ex”, buscando como objetivo enterrar los tontos fantasmas del pasado.

¿Qué es el síndrome de Rebeca? Es la sombra de un amor anterior que

se interpone a la hora de empezar una nueva relación amorosa. Muchos psicólogos han tomado este síndrome como algo real, acuñando el término para catalogar los molestos celos de la pareja actual a una expareja.

Convengamos algo, todos tenemos pasado y, en tanto el amor, sabemos que cada corazón lleva su equipaje (rupturas amorosas anteriores).Son pocos los casos en los que alguien se queda con su primer novio o novia. Lo que a nosotros nos interesa como psicoanalistas es determinar cómo ha sido tramitado el duelo de esa ruptura o separación. Es algo que cada sujeto podrá responder desde su soledad y su inconsciente. ¿Cómo? Todos los días se escuchan testimonios como estos, “Un día en la intimidad, él me llamo por el nombre de su ex”; “Fulanita, mi novia me compara, sin darse cuenta, con su ex“;“Mi ex y yo somos los mejores amigos del mundo, la verdad le debo mucho es por eso que no puedo cortar mi relación con ella” y de esta forma innumerables versiones más, donde el sentimiento de culpa y otros factores psicológicos, emocionales no dejan construir “un nuevo amor con la actual pareja”, pues se invoca a fantasmas del pasado.

¿Qué hacer con el pasado?, ¿enterrarlo?, ¿reelaborarlo?, ¿desenterrarlo?, ¿suprimirlo?. Hay distintas formas de afrontar el pasado o de ser afrontado por él, algunos piensan que olvidan y otros se aferran al recuerdo. Sigmund Freud advirtió que la repetición se da en el terreno del olvido, se repite lo que no se recuerda y repetir es una forma de recordar en acto. Jacques Lacan decía: “La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente”. El pasado es comprendido después de la vivencia, se construye un saber después de la experiencia, y luego se lo pone en palabras, no se trata de recordar, sino de reescribir la historia .Volver la vista al recuerdo no es malo si con este, uno se propone construir o reconstruir.

Al final de la película de Hitchcock, hay un intento de “historizar”. Max revela la verdadera historia acerca de su difunta esposa, y logra humanizarla, cuando confiesa el odio que le tenía y lo insoportable e infiel que esta era. Dicha revelación permite matar, metafóricamente, al fantasma de Rebecca, y hacer que la nueva señora de Winter se convierta en un personaje más seguro de sí, reforzando el amor que su esposo siente por ella. A fin de cuentas, la verdad es que la vida es muy corta como para vivir encadenados al pasado.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario, te puedes contactar

con Claudia Méndez Del Carpio (psicóloga), responsable de la columna,

al correo electrónico [email protected] o al teléfono/whatsApp 62620609. Visítanos en Facebook : LECTURAS SUTILES