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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Adolescentes sumergidos en su discurso

Adolescentes sumergidos en su discurso

Cuando hablamos de la práctica, trabajo psicológico en las instituciones o en consultorio (unidades educativas, centros de acogida, hospitales) me animo a decir que nos encontramos con diferentes temáticas en la actualidad, como ser: bullying, cutting, violencia, abuso sexual, entre otros. Nos da indicio de “aquello que no anda”.

¿Qué es lo que no anda? Algo está aconteciendo en el adolescente o joven a nivel inconsciente, que insiste y empuja, nosotros lo llamaremos “Síntoma” que vendría a ser: “algo que no está funcionando bien”, considerado o llamado déficit, síndrome,

trastorno o en última instancia etiquetar o categorizar al sujeto.

En la actualidad el discurso de los jóvenes se encuentra diluido o sumergido con diferentes temáticas en nuestra sociedad, nos encontramos con

jóvenes y adolescentes que se rehúsan a hablar

o comentar sobre lo que les pasa. Entonces, ¿de qué manera se puede hablar con aquellos cuya defensa es extrema, radical? ¿Cómo dialogar con los que no hablan o con aquellos para quienes las palabras pueden ocasionar efectos desastrosos, porque

les despiertan agitación, angustia o mutismo?

Pues bien, se tiene que dejar de lado los estándares y trabajar con los principios.

¿Será necesario para llevar un psicoanálisis a cabalidad que se necesite un consultorio, donde las personas asistan a sesiones y paguen?

Dejamos de lado lo estándar, tomamos los principios y nos inspiramos en las entrevistas preliminares: alojar y escuchar la urgencia subjetiva con qué viene el sujeto, es decir acoger la demanda que posiblemente esté causando angustia o malestar y así posibilitar la escucha, de tal modo que el sujeto

se sienta tocado en su subjetivad, no en todos los casos se hablaría de una rectificación subjetiva

(consiste en pasar de quejarse de los otros a quejarse de sí mismo, es decir responsabilizarse), sino que se pueda ayudar a crear las condiciones necesarias para demandar un análisis en una institución, así hablar de una reducción del daño, se pone en juego lo que es el deseo del analista o psicólogo, quien

encuentra y crea las condiciones para la intervención (caso por caso).

A medida que el joven u adolescente empieza a

hablar sobre su historia, relatos o escenas, surgen significantes en su discurso, es ahí donde está el

verdadero trabajo, que el joven pueda ubicar lo

que realmente le sucede, poner en palabras eso

que le está causando sufrimiento.

Quisiera transmitir a mis queridos lectores, que el trabajo u acercamiento con jóvenes y adolescentes no es sencillo, pero no podría decir que es imposible. Se tiene que alojar y escuchar su discurso, localizar donde muestra su deseo e interés, que sea esta una salida para el malestar subjetivo, lo que no se puede poner en palabras en muchas ocasiones el cuerpo lo manifiesta por medio de la angustia e inhibición, entre otras maneras de expresarse, según las vivencias que se van atravesando.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario,

contactarse con Claudia Méndez Del Carpio,

responsable de la columna, al correo [email protected] Visítanos en Facebook : LECTURAS SUTILES