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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:06

Lecturas sutiles: ¿Es el bullying una manera violenta de no tolerar la diferencia?

Lecturas sutiles: ¿Es el bullying una manera violenta de no tolerar la diferencia?
El bullying es el acoso físico o psicológico que ejercen los miembros de un grupo sobre un integrante. Pero, ¿cuáles serían los motivos que despiertan estas tendencias violentas?

Es bastante habitual que lo diferente provoque rechazo, esto puede deberse ya sea a que represente una amenaza, o por lo contrario, que se lo considere una persona débil.

En ambos casos, se ponen de manifiesto actitudes muy crueles que hostigan al sujeto y, en ocasiones, llegan a ejercer violencia física.

Pero hay una particularidad que no podemos omitir, la persona que lo sufre posee características propias que son diferentes a las del grupo y que, por lo tanto, son resaltadas, poniéndolas de manifiesto de manera exagerada.

Se agrede a alguien, que en la mayoría de los

casos es un par, por algo que no se tolera; pero,

en algunos casos, es justamente por lo contrario, se lo rechaza porque se lo admira.

“La envidia es el mensajero nocturno de la admiración”, una frase maravillosa del doctor Daniel López Roseti, en la que vemos cómo, a veces, con un tinte de resentimiento, se produce una furia desmedida si el otro posee lo que admiramos.

En estos casos, se concentra la mirada, se busca detenidamente algún rasgo particular para ridiculizar al atacado, se hace prevalecer esa condición con la finalidad de ocultar las otras.

En todos los casos, se pone un acento particular en la mirada, una mirada descalificadora, lo suficientemente cruel y devastadora para hacer emerger angustia.

Una actitud intimidante de los agresores que coloca al agredido en una posición temerosa y cohibida, lo deja sin recursos frente al otro, sin posibilidad de defensa, como si se encontrase desnudo frente al escarnio y el ridículo.

Jacques Lacan ejemplifica, citando a San Agustín, la agresividad del yo, un niño que aún no habla, observa con una mirada envenenada como su madre amamanta a su pequeño hermano.

Odio y frustración que surgen ante lo que otro tiene y él no, ante aquello de lo que se siente privado, situación que lo ubica en una posición de desventaja insoportable.

Las personas que sufren bullying son continuamente miradas con desprecio, concentrando la atención de los rivales que, de una forma u otra, construyen con sus propias frustraciones y las vuelcan en un otro destinatario del odio, que les despiertan sus propias carencias y privaciones. La intolerancia ante la castración

es proyectada en el semejante provocándole angustia

y segregación, mediante una situación de permanente acoso

y sometimiento.

Hacer sufrir a al-

guien sería una

manera muy parti-

cular y dolorosa

de evitar confrontarse con lo insoportable

de su propia angustia.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario

sobre la columna, contactarse con Claudia

Méndez del Carpio, al correo electrónico

[email protected]

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