Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:15

Ramiro Coiffeur, un amante de las tijeras

Pionero. Desde el inicio de su carrera como estilista de peluquería se destacó por su profesionalismo y versatilidad. Entremedio, debutó como diseñador de modas, carrera que le apasiona. Hoy, un poco delicado de salud, prefiere retomar sus orígenes y dedicarse al arte del corte de cabello.<BR>
Ramiro Coiffeur, un amante de las tijeras



El arte de la peluquería

vocación nATURAL

Su sensibilidad lo guió a trabajar en peluquería y, años más tarde, se dejaría seducir por el diseño de modas. Lanzó tres colecciones diferentes con estilo innovador. Actualmente, confiesa que dejó esa faceta para volver a las tijeras, su primer amor.

Impecable de pies a cabeza. Vestido con una camisa y pantalón negros, con un nuevo estilo de peinado y unos lentes modernos que agregan un toque particular a su estilo, Ramiro Alborta Rodríguez, más conocido como Ramiro Coiffeur, nos recibe en su peluquería, ubicada en la calle México entre la 25 de Mayo y España.

Luego de concluir un corte de pelo masculino, este reconocido y querido estilista está listo para hablar de su historia de vida.

Ramiro nació en Oruro en 1968, este año cumple 50 años. Y según él, su infancia fue diferente a la de muchos amigos que conoce.

Hijo primogénito de Román Alborta y Norma Rodríguez, no tuvo la dicha de convivir con ellos bajo un mismo techo, ya que ambos no formalizaron su relación.

Tras ocho años de vivir en la tierra que lo vio nacer, su madre tomó la decisión de trasladarse a Santa Cruz, de donde -un par de años más tarde- lo recogería su padre, para instalarse en Cochabamba. Pero, los cambios de residencia no habían concluido y una aguda crisis económica en el país obligó a su padre a dejar el país junto con él y migrar a la ciudad de Mendoza en Argentina.

“Trabajé dos años como recolector de verduras en las cosechas de temporada. Dejé ese oficio porque no era para mi y me fui a trabajar

en un supermercado como changarín, el muchacho que se encarga de llevar las bolsas de compras a los autos”, recuerda el estilista.

Desde entonces, su vida comenzó a cambiar, gracias a su forma voluntariosa de ser y de tratar a la gente.

APRENDIENDO DE LA BELLEZA

Al estar trabajando directamente con las personas, conoció a Mariela Gaspary de Rosieli, esposa de Sebastián Rosieli, propietario de la peluquería Capelly en Mendoza.

Allí, comenzó a trabajar en mandados, luego como encargado de la limpieza del salón. “Me ofrecieron un puesto con sueldo fijo, ni lo pensé. Así comencé a conocer el mundo de la peluquería”, señala.

Paralelamente a su trabajo de limpieza, Ramiro fue aprendiendo la técnica del corte de pelo y el manejo de la tijera; ya que Sebastián lo tomó como aprendiz. Tiempo después retornó

a Cochabamba para buscar trabajo como peluquero; no fue fácil.

“En esa época solo existía un salón de fama, La Glorieta; pero, no me aceptaron, al contrario me rechazaron de muy mala manera y entonces juré que iba a ser grande”, recuerda con cierta tristeza.

Al poco tiempo, empezó a trabajar en la peluquería Wella, que estaba sobre la avenida Pando. En pocos meses, la clientela del local se duplicó, ya

que Ramiro, de casi 17 años, tenía

un estilo innovador en sus cortes.

Vicky de Amador, propietaria de la peluquería Danny, que atendía frente al cine Capitol, le hizo una oferta

que no pudo rechazar, le triplicó

su salario mensual.

“Allí comencé a atender a brasileñas y una de ellas me invitó a irme a Río de Janeiro, para especializarme. Me fui en 1986”, recuerda Ramiro Alborta.

Apenas con 18 años y en otro país, comenzó a destacar, llegando a trabajar a lado de Silviño, peinador exclusivo de la red O Globo; por las tardes estudiaba en la Escuela de Cavaleiro de esa ciudad.

Al año siguiente volvió a Cochabamba, con la meta de independizarse porque ya tenía un prestigio y una clientela cautiva.

En 1987 inauguró su peluquería y su prestigio fue creciendo rápidamente. Juani Brantes y Nella Moda lo invitaron a trabajar juntos en un desfile

de modas con la Boutique Moda, una de las más prestigiosas de Cochabamba de esa época.

Precisamente en esta actividad nació su nombre profesional. El presentador del desfile de modas, Henry Delgado, lo quería presentar y Ramiro, presionado por el tiempo y conocedor de algunas palabras en francés, le dijo “Ramiro Coiffeur” y así se quedó.

En la década de los 80 y 90, las modelos de trayectoria y las reinas de belleza acudían al estilista para poder presentarse en público.

De ahí en adelante, las ofertas laborales fueron sumándose y creciendo, hasta catapultarlo en la cúspide de la peluquería.

“Trabajé con profesionales destacados en el mundo de la pasarela bo-

liviana, como Marcelo Antezana y Gloria Limpias”, señala.

FORMACIÓN

Durante toda su trayectoria, Ramiro Coiffeur viajó constantemente en busca de la expansión de sus conocimientos: Buenos Aires, Colombia, España y otros fueron sus destinos predilectos; también estuvo en Europa, donde se enamoró del diseño de moda y comenzó su incursión.

Luego de un periodo de formación, Coiffeur lanzó su primera colección en Cochabamba, se tituló “Identidad”, donde incursionó en la confección de prendas con tela aguayo. Posteriormente, presentó la colección de trajes de fantasía “París”; finalmente, diseñó una colección minimalista para novias.

Con el tiempo el diseñador tomó la decisión de dejar las tijeras de sastrería para abocarse a la peluquería.

“Lo dejé porque es difícil complacer a los clientes. Ahora solo me dedico a lo que sé y amo. Y como dice el refrán: Zapatero a tus zapatos”, finalizó con una sonrisa el estilista.