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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 20:52

LEONARDO PADURA// EL ESCRITOR CUBANO PUBLICA LA OCTAVA ENTREGA DE LA SERIE DE NOVELAS PROTAGONIZADAS POR SU DETECTIVE MARIO CONDE.

“No hacemos la historia”

“No hacemos la historia”



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Para Leonardo Padura, Cuba es a la vez un destino feliz y una cadena, la amistad y el amor de su gente, y el ninguneo oficial de que apenas quiere hablar porque le importa “un carajo”. Nació en una casa en Mantilla, un barrio semirrural alejado del centro de La Habana, donde los chicos suelen jugar a béisbol por las calles. En esa casa creció, se casó hace 40 años, tuvo a sus hijas y allí vive su madre, Alicia, un amor de señora que a los 90 años y en determinados momentos se gasta un humor de perros y se pone “majadera”, como bien saben y comprenden los amigos que rodean al escritor. El padre de Mario Conde y Premio Princesa de Asturias presentó en BCNegra “La transparecencia del tiempo” (Tusquets), novena aventura del melancólico detective habanero en busca de una talla románica de una virgen negra que robaron en Catalunya durante la guerra civil española.

¿Se da cuenta de que si alguien quiere saber como se ha vivido en Cuba en los últimos 25 años, necesariamente tendrá que pasar por sus novelas sobre Marido Conde? Sí, uno de mis modelos para esta serie fue la protagonizada por Conejo de John Updike, que recorre cuatro décadas de vida norteamericana. La diferencia es que Conejo acaba enriqueciéndose y eso a Conde no le va a pasar. Con mis libros he tratado de hacer una crónica posible de la vida cubana, alejada de la verdad absoluta, desde los años 1989 hasta el 2014, que es cuando transcurre esta última novela.

¿Siente por ello una cierta responsabilidad, porque Mario Conde se lee en todo el mundo?

Mi responsabilidad está en el punto de vista que no es el de un resentido, un triunfador o un hombre con prejuicios sino alguien común y corriente. También es una mirada generacional, de mi generación, los que vivimos la caída del muro y ahora nos enfrentamos a un presente incierto.

En esta novela, Mario Conde, que tiene un año más que usted, está a punto de cumplir 60.

Sí, es esa sensación de que es más la vida que has vivido que lo que te queda por delante. Mario sabe que tiene las manos y los bolsillos vacíos, pero la carga de sus recuerdos, sus nostalgias y sus melancolías es grande.

¿De qué trata “La transparencia del tiempo”?

Sobre la idea de que a través del tiempo podemos mirar como en un cristal traslúcido las actitudes que los hombres han repetido una y otra vez a lo largo de la historia. Por eso, paralelamente a la historia de Mario Conde hay un personaje que viaja hacia el pasado y en cada momento sufre unas situaciones parecidas en las que las decisiones personales acaban dirigidas por los acontecimientos históricos.

Y es que a veces creemos que hacemos historia y no nos damos cuenta de que es la historia la que nos hace.

La novela muestra una Ha- bana desgastada y sin esperanzas. ¿La siente así? Cuba arrastra un pasado brillante y épico, con una gran presencia cultural por su música y sus artistas. Quizá pocos sepan lo que ocurre en Guatemala pero todos tienen una idea de lo que pasa en Cuba, acertada o no. Cuando viajo fuera todos me preguntan y yo me estoy preguntando. Tengo más dudas que certezas sobre cual va a ser el futuro cubano. La novela refleja como se ha ido modificando el modelo económico, lo que ha transfomado también la sociedad

y no siempre para bien.