Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 07:25

ALIMENTACIÓN// AUTORIDADES INTERNACIONALES DE MÉXICO Y COLOMBIA SOSTUVIERON QUE LA CLAVE PARA COMBATIR EL HAMBRE ES LA AGRICULTURA.

“Hay que invertir en el campo”

“Hay que invertir en el campo”



La generación de empleos dignos en las zonas rurales mediante el impulso a la economía campesina y la agricultura sostenible es clave para combatir el hambre que padecen 42,5 millones de latinoamericanos. Así lo aseguraron el mexicano Rafael Zavala, representante de la FAO en Colombia, y el especialista colombiano en agronegocios Guillermo Carvajal, en el Día Mundial de la Alimentación, que se celebró el 16 de octubre, y se alertó sobre la necesidad de invertir en el desarrollo rural.

"En Latinoamérica, la pobreza y el hambre tienen rostro y paisaje. El rostro es el del indígena y el afro, y el paisaje es el rural", sostuvo Zavala.

Este tema fue elegido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) porque se estima que tres cuartas partes de las personas en pobreza extrema basan sus medios de subsistencia en el cultivo de la tierra. "Hay que romper esa dicotomía aberrante en Latinoamérica, que es la pobreza y la desnutrición en medio de la riqueza de recursos naturales, y esa ecuación en la que campesino es igual a pobre y marginado", agregó Zavala, especialista en agricultura sostenible y en políticas para el desarrollo rural.

Por eso la ONU, junto a los Gobiernos y la empresa privada de la región, está dirigiendo sus esfuerzos a dignificar la economía campesina, aseguró el también exfuncionario del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Las acciones, que se derivan de las metas de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible, buscan prioritariamente frenar el éxodo del campo, especialmente de los jóvenes, que se ha acentuado por las pérdidas agrícolas a raíz de las sequías e inundaciones vinculadas con el cambio climático.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mientras en 1950 la población en las áreas rurales de Latinoamérica era casi el 60 por ciento del total, para 2016 solo llegaba al 20 por ciento .

Para arraigar a la gente en el campo, Zavala instó a generar un "círculo virtuoso" entre los productores y consumidores, en el que estos últimos sean "conscientes de que a la vez que se alimentan bien, mantienen empleos dignos en las zonas rurales".

Esto implica políticas que permitan a los pequeños productores participar para satisfacer la demanda urbana, garantizando los derechos de la tenencia de la tierra, la equidad en los contratos estatales de suministro de alimentos y el acceso al crédito.

Zavala resaltó que hay iniciativas "alentadoras" en Brasil, que cuenta con un registro de la agricultura familiar y promovió la inclusión rural, con créditos agrarios y un sistema de adquisición de alimentos producidos por pequeñas familias.

"Paraguay, Bolivia y Ecuador también han tenido experiencias muy satisfactorias con la agricultura familiar, así como Colombia, en el Eje Cafetero", añadió al resaltar a México, "donde se está haciendo un esfuerzo muy importante para juntar la política social y la económica".

De acuerdo con el informe que presentó la FAO, aunque los niveles de hambre siguen siendo bajos en América Latina respecto a otras regiones del mundo, hay señales de que la situación se está deteriorando, especialmente en América del Sur, donde el hambre creció de 5 por ciento en 2015 a 5,6 por ciento en 2016.

"La agricultura es la respuesta a esa situación en Suramérica", manifestó Zavala, al subrayar que la región "tiene todo el potencial de ser la canasta de pan para el mundo porque tiene productores muy fuertes como Argentina y Brasil, en el caso de los granos básicos, y Chile, con productos de valor agregado como el vino".