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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 17:45

Redescubrir las caricias fortalece una relación

Experiencia táctil. En la intimidad sexual, pueden ser más importantes, incluso, que el contacto genital. Sepa más sobre este lenguaje sutil.<BR>
Redescubrir las caricias fortalece una relación

LENGUAJE AFECTIVO 

DECIR “TE AMO” CON CARICIAS

Uno de los grandes vacíos a la hora de hablar de sexualidad es el contacto no genital. Se escucha sobre ello, sí, pero poco. La atención se centra en las poses exóticas, en los juguetes sexuales, en cómo experimentar más placer. Es por eso que en esta oportunidad nos enfocaremos en las caricias.

COMUNICACIÓN TÁCTIL

“La caricia es un lenguaje / si tus caricias me hablan / no quisiera que se callen”, escribió el poeta Mario Benedetti en “Informe sobre caricias”.

En efecto, tocar con cariño es una manera de dialogar con el ser amado.

Para la sexóloga Alessandra Rampolla, cada caricia es una frase. “Imaginemos una caricia suave en los cabellos durante el juego previo o durante el mismo coito –escribe en el portal Universo Alessandra–. ¿Qué estamos diciendo? Estamos diciendo:

“te mimo, te entiendo”. Acariciando el rostro, transmitimos “me gustas”.

Una caricia profunda y con mucha presencia en el pecho masculino, le dice “me importas, te consiento”’. Con un suave toque en la entrepierna o en los labios, decimos: “te deseo”.

Lejos de ser accesorio o mero trámite, acariciar es un acto vital en el sexo. No solo como parte de los juegos previos a la penetración: las caricias son necesarias antes, durante y después del coito.

La importancia de este tipo de contacto se basa, primero, en lo sensorial. Las caricias son estímulos táctiles que se procesan y generan sensaciones muy agradables. “Es la fiesta de la piel / la caricia mientras dura”, dice Benedetti.

Segundo, es una manera de profundizar el vínculo emocional entre los amantes. Es la ternura, la calidez, la suave fricción del contacto lo que estimula la conexión afectiva entre la pareja. Lo que venga después, por tanto, será disfrutado y recordado con mayor intensidad.

Si nos tomamos el atrevimiento de hacer una acotación, podemos decir que lo dicho por el escritor también es válido para los hombres. De hecho, un estudio realizado por el Instituto Kinsey –publicado en el año 2011– revela que el contacto cariñoso (besos, y caricias) eleva el nivel de satisfacción de los varones. ¿Quién dice que ellos solo quieren sexo?

Lo cierto es que la piel es el órgano más grande del cuerpo: ocupa, aproximadamente, dos metros cuadrados. Una manera de conquistar esa jungla de células es mediante las caricias.

“Parte de la ideología moderna del amor es asumir que amor y sexo van siempre juntos. El gran incon- veniente, posiblemente, para los humanos es que no van juntos”, escribió la ensayista Susan Sontag.

¿Serán las caricias el eslabón que pueda resolver ese problema?

LAS CARICIAS SON NECESARIAS

Aunque hay personas a las que les cuesta demostrar sus emociones a través del contacto físico; las caricias suponen un elemento fundamental en una relación de pareja.

El esfuerzo merece la pena, porque una caricia puede hacer que nuestra pareja se sienta más valorada, que desconecte de los problemas cotidianos y que se sienta más aliviada en un momento de desánimo.

Pero en una pareja también se necesitan esas caricias cotidianas que nos recuerdan que el amor sigue ahí. Una caricia en el hombro para reconfortar, otra en el brazo para animar, en la cintura como garantía de que todo va bien y un roce en el rostro acompañado de una mirada para decir "te quiero" sin ni siquiera hablar.

Si damos un paso más, nos quedan esas caricias sensuales que conducen poco a poco a una relación sexual, pero esas ya se quedan en la intimidad de los dormitorios.

Pero además el sexo sin penetración puede ser muy placentero cuando el tacto recorre varias partes del cuerpo.

En cualquier caso, queda clara la presencia constante de las caricias en todos los ámbitos de una relación, como un ingrediente más para esa receta que estamos elaborando de una pareja feliz.