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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Lecturas sutiles Maltrato infantil: una realidad oculta

Lecturas sutiles Maltrato infantil: una realidad oculta
Cuando abordamos el tema de la niñez notamos los enormes avances en relación a los derechos del niño a nivel mundial, a quienes se les ha ido otorgando un lugar central no solo en la sociedad sino principalmente en la familia; con el paso del tiempo se fue cuestionando aquello que se denominó como “pedagogía negra” a aquel intento de dominar su voluntad y convertirlo en una persona dócil, obediente y que no se rebele por miedo al daño que sus padres puedan causarle, a pesar de ello todavía se conoce – si el caso es público – que padres de familia incurran en excesos al intentar corregirlo como una forma social de responder frente a sus desafíos. Una situación que lleva a interrogarnos ¿Por qué los padres privilegian la violencia física como una forma de corregir al niño y más aún si se trata de quien deben cuidar y amar?

Sin duda el acto maltratante es una respuesta de parte de quienes no logran encontrar la forma de tratar al niño, sumergiéndose en una posición de impotencia frente a él, convirtiendo esta desesperación en muchas ocasiones en violencia despótica que llega a tener desenlaces mortíferos tratando de encubrir su accionar a título de un bien social y cultural, ¿o es que acaso no se trata de corregir bajo el dicho: “por tu propio bien”, intentando desligarse así de cualquier responsabilidad?

Pero debemos ver más allá de lo que este acto produce a los ojos de una sociedad hambrienta de imágenes, en ese dar a ver que producen los medios masivos, ver más allá de esa carne desgarrada, de ese cuerpo flagelado y torturado, pues esa impronta queda sellada en el psiquismo del niño produciendo una interminable angustia, no solo por estos excesos sino por un sentimiento de culpabilidad al no ocupar un lugar en lo deseado para los padres.

Este acto maltratante trasluce la posición de una persona que está por fuera de la familia, de alguien que para los padres es ajeno a la misma, un extraño. Esta situación paradójica de desalojarlo de su vínculo lleva al niño a no llegar a entender por qué se encuentra en el mundo sin tener el valor de un objeto amado y valorado.

Pero ¿cuál podría ser el elemento esencial para que el niño sea protegido y amparado en lugar de ser agredido? Sin duda el “amor” es la vía para que una madre pueda sostener a un niño, posibilitarle una posición, direccionada por una función simbólica por medio de un agente significativo representante de la ley y no un legislador, que no necesariamente recae en la figura del padre, que le permita al niño hacer lazo social con el otro, es decir proporcionarle coordenadas simbólicas estables que le permitan un intercambio con el semejante y no a través de la violencia física que más allá de imposibilitarle el lazo social lo sumergiría en una interminable angustia.

La respuesta a la paradoja del maltrato solo será posible de conocer a través del dispositivo clínico de la palabra, de cuál ha sido la relación de estos padres con la formación del deseo y de la ley.

NOTA: Para cualquier consulta o comentario, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio, responsable de la columna, al correo electrónico [email protected]

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