Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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BIÓLOGA BOLIVIANA. LA GANADORA DEL PREMIO WHITLEY, UNO DE LOS GALARDONES MÁS CODICIADOS ENTRE LOS CONSERVACIONISTAS, FINALIZARÁ AL AÑO SU PROYECTO DE PROTECCIÓN DE ESTOS PLANTÍGRADOS E IMPULSARÁ SU CONVIV

Ximena Vélez-Liendo. La protectora de los jucumaris

Ximena Vélez-Liendo. La protectora de los jucumaris



¿Cuántos osos andinos existen en el sur de Bolivia?, la respuesta llegará el próximo año, cuando la bióloga boliviana Ximena Vélez-Liendo, ganadora del premio Whitley 2017 (considerado el premio Óscar para los conservacionistas), finalice su primer estudio poblacional de la especie en el departamento de Tarija, además de su área de ocupación y las formas de migración de estos animales.

Qué diferente es ver a los osos de Norte América en su hábitat natural, gozando de la protección de los humanos para vivir en buenas condiciones; nada parecido a la situación que atraviesa en Bolivia el oso andino o Tremarctos ornatus, donde es buscado y perseguido por los campesinos del sector.

Vélez-Liendo piensa revertir esta situación y quiere crear conciencia en los pobladores de las zonas cercanas en Tarija donde vive esta especie.

Este plantígrado habita en Venezue-la, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia; y está entre las especies vulnerables de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN (también denominada en algunas ocasiones como el Libro Rojo), que fue creada en 1963 y es el inventario más completo del estado de conservación de especies de animales y plantas a nivel mundial.

La situación del Jucumari es complicada en Bolivia, debido a que los osos andinos son atrapados y sacrificados porque son culpados de los constantes ataques que sufre el ganado de la zona; lo que está causando una disminución en su número.

Luchando por los OSOS

El interés de Vélez-Liendo por estos animales comenzó en 1999, cuando tenía 18 años y vio por primera vez a un oso en estado silvestre en el Parque Nacional Carrasco en Cochabamba.

“Era la primera vez que estaba en el campo y vi a un oso. Es el recuerdo más lindo que tengo hasta ahora”, dijo la bióloga en una entrevista con la agencia internacional EFE.

Después de terminar sus estudios de Biología en la Universidad Mayor

de San Simón (UMSS) cursó una maestría en Inglaterra, un doctorado en Bélgica y un postdoctorado en su Cochabam- ba, logrando así especializarse en osos andinos.

INICIO DE LA AVENTURA

Actualmente, Ximena tiene 40 años, y, aunque no lo aparenta debido a su complexión menuda, su vestimenta juvenil y su poca atracción por el maquillaje, es una de las pocas científicas que trabaja en el hábitat natural del Jucumari, para conocer más acerca de esta especie singular.

Esta es la razón por la que desde hace ocho meses la bióloga se esta- bleció en Tarija, buscando la manera de que este oso no represente una amenaza y tampoco ataque al ganado de los pobladores. “Es la primera región en Bolivia donde realizaremos un estudio poblacional con todo el rigor científico necesario”, dice Vélez-Liendo.

El equipo de trabajo decidió iniciar su censo de población en los bosques andinos bolivianos "por ser los menos estudiados en toda su extensión”, no solo en Bolivia, sino también de Sudamérica.

Como primer paso, se instaló trampas con sensores para detectar el paso de los osos por el lugar y captar muestras de ADN de su pelo o excrementos. De esta manera, tener un conteo del número de animales que hay por la zona.

Por otro lado, la profesional está completamente decidida a probar que los osos y la gente pueden convivir en armonía. Su proyecto denominado “Conservación a través de la coexistencia de los osos andinos con la gente” tiene el apoyo de la ONG Prometa, del zoológico de Chester de Reino Unido y de la Universidad de Oxford.

De acuerdo a la hipótesis que maneja la especialista, el cambio climático ha generado, que tanto la cantidad como la calidad, del alimento escaseen en los bosques. “Los osos son solitarios y algo misteriosos porque muy pocas veces se dejan ver con las personas”, aseguró Vélez-Liendo a varios medios de comunicación.

Esta situación es culpable de que los osos se vean forzados a buscar su alimento fuera de su territorio y, por lo general, es ahí donde nace el conflicto con las comunidades aledañas, explicó la bióloga.

Ximena Vélez-Liendo explica que los lugares donde actualmente están trabajando cuentan con las poblaciones más pequeñas y las densidades más bajas de estos osos. Es por ello que las cifras que se generen a partir del próximo año serán las primeras que se podrán usar con seguridad para decir cuántos osos existen en el área.

La reconocida bióloga está considerando utilizar la misma metodología para estudiar toda la región de bosques tropicales de Bolivia. Así se tendrá un panorama más completo de la situación real de esta especie en extinción.

EL PROBLEMA y la solución

Según la bióloga, los conflictos entre jaguares, osos de anteojos, pumas y comunidades indígenas son un elemento fundamental de la investigación, por lo que es importante determinar la actitud, percepción y tolerancia de los pobladores con respecto a los osos andinos y otros grandes carnívoros.

“Inicialmente queremos ver cómo los osos están afectando a la gente, pero hasta ahora lo que estamos viendo es que el puma es el carnívoro más conflictivo”, dijo Vélez-Liendo.

“Cuando uno de estos animales ataca al ganado y mata a alguno, la gente se enoja y los caza como una forma de represalia por la pérdida. Es importante averiguar el número total de osos que habitan en la zona, porque la gente nos dice que matan uno o dos osos por año. Pero si estamos hablando de 15 comunidades diferentes, hay que determinar si el número de osos muertos afecta negativamente a la existencia de esta especie”, dice Vélez-Liendo.

Rob Wallace, director del Programa de Paisajismo de la Wildlife Conservation Society (WCS), sostiene que las áreas protegidas son importantes para el futuro de los osos andinos.

“Veremos si el uso de estas técnicas mejora la actitud de la gente hacia los carnívoros. Involucrar a la gente en la comunidad desde el principio hace que el proyecto sea exitoso”, añade Vélez-Liendo.

Sin embargo, existen muchos obstáculos cuando se trata de mantener la conservación en Bolivia, particularmente en los Andes bolivianos.

Gracias al premio que ganó, Ximena Vélez-Liendo recibirá 35 mil libras esterlinas, equivalentes a 45 mil dólares; según ella, invertirá ese monto en la ejecución de su proyecto.

  El oso jucumari

El Jucumari u oso andino es el único representante de la familia de osos en Sudamérica. Se caracteriza por la mancha blanca o parda que cubre su rostro, formando alrededor de los ojos una especie de anteojos claros, aunque la forma y cantidad del blanco o pardo es variable. Es un animal solitario, que se cobija en los árboles o en cuevas naturales. Se alimenta principalmente de materia vegetal.

Es de tamaño mediano en comparación con otros osos, mide entre 1,30 y 1,90 m; pesa en promedio entre 80 y 125 kg, siendo el macho más grande que la hembra. Su coloración es uniforme, negra o café negruzca, con pelo áspero. Su antepasado es el oso de anteojos de Florida (Tremarctos floridanus), que emigró de la península de Florida hace un millón de años.

Existen algunas leyendas dentro del folclore andino que afirman que el Jucumari es una criatura que alertaba con aullidos a los Incas cuando los guaraníes se acercaban. En el resto del continente la leyenda del oso cuenta que este, sea macho o hembra, rapta a una persona, la encierra en su cueva y le hace tener a sus crías.