El expresidente estadounidense Barack Obama participó en su primer acto público desde que abandonó la Casa Blanca hace más de tres meses.

"¿Qué ha pasado en mi ausencia?", ironizó el antiguo mandatario, que se rehusó aludir directamente a su sucesor, Donald Trump. Obama participó en un acto en la Universidad de Chicago centrado en el compromiso ciudadano y que convocó a jóvenes. Hasta ahora, había permanecido alejado de los focos y de él apenas habían trascendido escenas vacacionales y un contrato editorial millonario. "¿Qué es lo más importante que puedo hacer en mi próximo trabajo?", se preguntó el exmandatario, que confía en poder ayudar a "preparar a la próxima generación de líderes a asumir el mando y tomar su propio camino para cambiar el mundo", según publicó. El antiguo presidente repasó los "graves" problemas a los que se enfrenta el mundo, como son la desigualdad económica, la falta de oportunidades o el cambio climático, pero recalcó que no son "irresolubles".

Inmigrantes, "personas"

Obama abogó por percibir a los inmigrantes "como personas" y no "como ´un otro´" que pueda perjudicar a los estadounidenses, dado que la mayoría de los indocumentados "son solo familias que buscan un futuro mejor para sus hijos". No criticó directamente a su sucesor, Donald Trump, y ni siquiera lo mencionó, pero sí reiteró su propia postura sobre la inmigración, que contrasta con la del actual Mandatario.

"Pero también es necesario que quienes defendemos a los inmigrantes tengamos respeto por aquellos (que piensan diferente) y a los que podríamos convencer si explicamos que vamos a crear un sistema migratorio que sea justo pero también permita que la gente venga y consiga algunas oportunidades", añadió. Obama respondió así a la pregunta de Ramuel Figueroa, un estudiante hispano de la Universidad Roosevelt de Chicago, quien le contó sus dificultades al tratar de llevar a cabo una encuesta de jornaleros latinos en esa ciudad de Illinois, dado que muchos de ellos no se atrevían a hablar con él.

El exmandatario destacó la necesidad de "crear confianza" con ellos para poder ayudarles, algo que, admitió, "es difícil en el entorno actual, pero no imposible". En ese sentido, pidió tener empatía con quienes tienen otro punto de vista en el delicado debate migratorio, un tema que "suscita muchas pasiones y, a menudo, desinformación". "Aquellos que apoyan, como yo, una reforma migratoria con un camino a la ciudadanía (para los inmigrantes indocumentados), deben tener cuidado de no asumir que todos aquellos a los que no les gusta el sistema migratorio actual son automáticamente racistas", afirmó. Del mismo modo, "aquellos que están preocupados por los indocumentados" deberían "apreciar que la abrumadora mayoría de ellos son solo familias que buscan un futuro mejor para sus hijos", agregó Obama. Aún así, Obama no llegó a pronunciarse sobre las políticas migratorias de Trump, quien quiere acelerar la deportación de indocumentados y ha relacionado el aumento del crimen en varias ciudades con la presencia de esos inmigrantes sin papeles.