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Isabel Custodio, la mujer que estuvo a punto de casarse con Fidel Castro

Isabel Custodio, la mujer que estuvo a punto de casarse con Fidel Castro


Isabel Custodio era una adolescente cuando conoció a Fidel Castro cuando estaba en México en 1956; pero, se hizo mujer cuando le dijo no a su propuesta de matrimonio,

poco antes de que el entonces joven revolucionario zarpara a bordo del Granma, rumbo a Cuba para iniciar

su revolución.

Hija de exiliados republicanos españoles, esta escritora, periodista y activista de los derechos de la mujer contó su relación amorosa con el Comandante cubano en el libro "El amor me absolverá", publicado en 2005. Once años después rememora aquel episodio, y con él toda una vida. Un tiempo marcado por el año 1956, cuando conoció a Castro, al que recuerda como alguien "encantador".

"Era muy guapo, muy atractivo, y tenía una labia que te convencía de lo que quería; era simpático, ocurrente, tenía una memoria prodigiosa y lo que no sabía se lo inventaba", explica en su apartamento de la colonia (barrio) Condesa de la ciudad de México.

Custodio, quien rechaza hablar de la hegemonía de los Castro en la nación antillana, revela que "en la intimidad" Fidel "tenía mucho sentido del humor, era muy gracioso y le gustaba mucho imitar a los demás".

Se conocieron gracias a un amigo de la familia de Isabel, por entonces de 17 años. Nada más y nada menos que el español Néstor Almendros, quien luego se convertiría en un renombrado director de fotografía en Hollywood, al que Isabel acompañó a la cárcel de la capital mexicana, donde Fidel estuvo recluido junto con un grupo de cubanos exiliados.

Al verla de lejos, al parecer Castro quedó prendado de ella y le pidió

a Almendros el nombre de la bella

joven y su teléfono.

Al salir del presidio la llamó y fue a conocerla a casa de Teté, una cubana con la que Isabel vivía mientras estudiaba y sus padres permanecían de gira con la Compañía de Teatro Clásico por México.

"Se plantó frente de mí y me dijo ´Yo vengo a proponerte que tú te cases conmigo´", narra Custodio, que llegó a participar de las reuniones de Fidel, con su hermano Raúl y Ernesto "Che" Guevara en 1956, año de la partida del yate Granma en noviembre.

Cuando habla de Raúl dice que "es muy gris", y que al lado de Fidel este último "se lo come".

Custodio, que entonces era estudiante de Filosofía, usa el presente varias veces al referirse a su antiguo novio, como si no hubiera muerto.

Sin embargo, aclara que "los dos hermanos se querían muchísimo" y que "Fidel siempre protegió a Raúl porque era más chiquito, más enclenque, era como el feíto".

Al parecer Raúl, pero sobre todo el Che, era con los que Custodio discutía de tú a tú sobre marxismo, porque ella era una joven "muy preparada, culta y sabía mucho de política"; pero la gente de confianza de Castro, desde un principio se mostró contraria a la boda. Especialmente porque, aunque venía de "un exilio" por la Guerra Civil española, la consideraban una "niña burguesa" y creían

que podría llegar ser "el punto débil de Fidel" para sus adversarios.

El Che y Raúl Castro constantemente rondaban a la novia de Fidel y en una ocasión el primero explotó "Por el bien de la propia Revolución, ¡déjalo libre!", según cuenta la escritora.

Por una u otra razón, el enlace nunca se concretó.

"Yo creo que lo que pasó entre noso-tros fue una conjunción de dos cosas; nos encontramos como dos exiliados, en un mismo país, con las mismas ideas, y luego… pues el flechazo", resume Isabel.

Con 30 años, divorciado y un hijo, ese romance no era el primero para Fidel Castro, ni sería el último.

Pero para la joven Isabel Custodio significó una aventura agotadora de nueve meses, en la que peleó

y obtuvo el acuerdo de sus padres,

hizo de su casa un arsenal y ayudó

a obtener dinero para la tan ansiada revolución.

"Estuve dispuesta a compartir mi vida con él", pero "al final me arrepentí el mismo día de la boda, con el traje puesto y todo", relata Custodio, que incluso tiró el anillo de compromiso.

"Yo sentía que era una carga muy fuerte. Además, también estaba la incertidumbre cuando ellos desembarcaran (en Cuba). Lo más seguro era que a todos los mataran, como luego mataron a más de la mitad. Fidel se salvó de casualidad", recuerda.

Tampoco tiene fotos con él porque se las llevaron las fuerzas de seguridad mexicanas que irrumpieron aquel año en la casa de Teté, deteniendo a varios insurgente cubanos con armamento.

El motivo del plantón a Fidel fue claro: "Empecé a crecer y a darme cuenta de lo que eran otras cosas, de lo que era tener una pareja, lo que era convivir; en muy poco tiempo viví como una vida de muchísimos años".

Vestida con una blusa blanca, suéter oscuro, mucho maquillaje y un collar de perlas, el antiguo amor del Comandante volvió a verlo varias veces años después.

Una de ellas cuando realizó un reportaje en La Habana para la televisión pública mexicana con motivo de los 25 años de la Revolución Cubana.

Rehúsa responder a la pregunta de si la llama de la pasión seguía todavía viva, pero cuenta que Castro le anunció que hablaría con Cubana de Aviación para que pudiera

ir a verlo siempre que quisiera.

Luego se vieron "dos o tres veces más" en viajes "personales" que Custodio, casada cinco veces y que tuvo tres hijos y varios nietos, realizó a la isla y sobre los que tampoco le gusta profundizar.

Hasta no hace mucho Fidel le mandaba "recados" a México a través de los embajadores cubanos de turno, añade la escritora.

De su reciente muerte, el 25 de noviembre pasado, se enteró al día siguiente temprano, cuando un periodista le llamó para conocer su reacción.

"Me entró una tristeza tremenda; ese día me sentí muy tocada", lamenta.

Le queda la memoria de las palabras que, tras la suspensión de la boda, asegura que Fidel le dijo: "Te propuse que nos casáramos porque quería que tú llegaras conmigo, que llegáramos a tener el poder, porque habíamos luchado juntos y habíamos llevado todo este

camino juntos", finalizó la mujer que Fidel Castro eligió

para gobernar junto a él y que ella rechazó.