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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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SIEMPRE ACTIVA Y COMPROMETIDA. DESDE JOVEN ENTREGÓ SU VIDA A FORMAR Y POTENCIAR LAS CAPACIDADES DE SUS CONGÉNERES EN CAMPO. LAS PUPILAS DE FERNÁNDEZ CUENTAN QUE SUS ENSEÑANZAS FUERON EL HITO QUE CAMBIÓ EL DESTINO DE MUC

Lucy Fernández, “el ángel” de mujeres campesinas

Lucy Fernández, “el ángel” de mujeres campesinas



Lucy Beatriz Fernández Prado es la mujer que, desde sus 17 años, dedicó su vida a promover y potenciar las capacidades de mujeres campesinas, que hoy la ven como el ángel que cambió sus vidas.

Gracias a los talleres de capacitación que ella impartía, muchas de sus pupilas lograron salir de un mundo de sumisión y dependencia económica que coartaba todas sus capacidades.

Las palabras y ejemplo que ella les daba fueron el impulso para brillar como madres, emprendedoras y líderes de sus comunidades.

El trabajo de Fernández permitió liberarlas de esa dependencia, sin que esto represente abandonar a la familia.

TESTIMONIOS

Susana Irusta Lozada, más conocida como "doña Susanita" en Capinota, cuenta que a sus 10 años, siendo huérfana, “una señorita de nombre Lucy” llegó a su comunidad y le enseñó a hacer masitas. Esa clase le permitió emprender un negocio de empanadas que hoy son las más famosas de Capinota. Nadie se va de Capinota sin probar estas delicias y la Alcaldía de ese municipio la distinguió como"ciudadana notable" por su emprendimiento que sacó adelante a sus nueve hijos.

Rosalía Guzmán es otra muestra viva de esta ayuda. "Para mí ella es un ángel. Sin su orientación y fuerza quién sabe dónde estaría ahora”. En aquellos años (la década de los 60 y 70), la mujer, en el campo, no tenía acceso a la educación y sin embargo Lucy la formó como una promotora del hogar y a sus 18 años representó a Bolivia en el I Encuentro Internacional de la Mujer Campesina. Fue entonces que Rosalía decidió estudiar hasta graduarse como enfermera. Una profesión que, debido a la discriminación y los prejuicios, no encajaba en los proyectos de una campesina de pollera. Pero, su éxito continuó hasta sacar profesionales a sus cuatro hijos.

Rosalía y Susana, son solo dos de las miles de mujeres que cambiaron su destino hacia el éxito laboral, familiar y personal, gracias a Fernández.

INICIOS

Lucy cuenta que ella también empezó a trabajar muy joven, luego al quedar viuda, la vida le enseñó a salir adelante por sí misma. A sus 17 años, Celia Vargas, una joven que retornó de Estados Unidos, la formó como Educadora del Hogar. "Ella me hizo ver la problemática de la mujer en la educación", cuenta Lucy y explicó que desde entonces entregó su vida al campesino.

En un examen de competencia calificó entre decenas de postulantes para iniciar el voluntariado en el Servicio Agrícola Interamericano. Empezó en Capinota, pero su trabajo la llevó por decenas de comunidades como Montero, Portachuelo, Buena Vista, K´uchu Punata, Valle Grande y Comarapa, entre otros.

La nombraron jefe de entrenamiento de personal para la educación de la mujer. Posteriormente, una orden "desde arriba" llegó para que su programa sea transferido al Ministerio de Agricultura y fue entonces que se retiró.

Cuando tenía 25 años, ingresó a otro proyecto financiado por la Iglesia católica, con similares características. Este proyecto, denominado ARADO, centraba su atención en la participación del campesino en las labores y mejoramiento de la agricultura, así como la vivienda, educación, salud y capacitación de líderes.

En esta etapa la participación de hombres y mujeres, en igual condición, era uno de los mayores logros, y fue entonces que empezaron organizándose en clubes denominados "Clubes Cuatro S" que integraban conceptos de vida, fundamentales para la buena convivencia. Saber: con cabeza más sana; Sentir: con un corazón más puro y honrado; Servir: con manos más activas; y Ser: vigoroso y limpio.

En esta tarea trabajó por varios años y, gracias a que tuvo la oportunidad de estudiar, ingresó como trabajadora social al hospital E. Seton. Desde entonces orientó su trabajo a la salud y se vinculó con la Cámara Junior de Cochabamba.

Junto a esta institución y un grupo de monjas, que en ese entonces administraban el hospital Seton, lograron organizar a las comunidades y consiguieron un apoyo financiero de 120 mil dólares que les permitió mejorar y construir algunas casas, además de perforar seis pozos para el servicio de agua potable, en una época en la que las enfermedades por falta de este servicio eran el pan de cada día, de ahí su importancia e impacto.

JUBILACIÓN

Al llegar el tiempo de su jubilación, entregó su vida a un voluntariado y fundó la Legión de Lucha Contra el Cáncer en Quillacollo.

Buscaron los incentivos de los residentes para la creación del primer Centro de Detección Temprana del Cáncer, junto a los doctores Rojas del Pozo y Pereira.

Al trasladar su lugar de residencia, de Quillacollo a Cochabamba, continuó el trabajo con la Legión del Cáncer. Años después fue afectada por paperas y le detectaron diabetes. En aquellos años (hace 25 años) mucha gente perdía manos y piernas a causa de esta enfermedad.

Esto tampoco la detuvo y creó la Fundación Centro Vivir con Diabetes, instancia que congregó la ayuda de varios especialistas que voluntariamente trabajan, hasta el día de hoy, en la orientación y así evitar amputaciones.

Paralelamente, continúa el trabajo con profesionales médicos en la Legión del Cáncer con quienes están impulsando el primer Hospital del Cáncer, en Sacaba, que aún está en construcción.

Biografía

Lucy Beatriz Fernández Prado, nació el 25 de abril de 1935 en la ciudad de Cochabamba.

Sus padres fueron el quillacolleño José Quintín Fernández y la tapacareña Eloisa Prado Cardozo.

Sus hermanos, René, Óscar, Martha y Nancy.

Se casó con Wilfredo Rojas Cossío, quien falleció cuando su hija Marcela, tenía 8 años de edad.

Además de su labor como voluntaria, se dedicó también al cuidado de sus nietas y ahora de sus bisnietos.

Apoyo

Trabajó junto al doctor Sánchez Carranza con cursos de capacitación y orientación para personas con diabetes.

También crearon el primer consultorio médico para diabetes en el Hospital Boliviano Americano en la avenida San Martín de Cochabamba, que hasta el día de hoy continúa recibiendo el apoyo de médicos voluntarios.

Trabajo

La búsqueda constante de ayuda permitió que la doctora Elizabeth Duarte de Muñoz se sumara a la causa y cedió su consultorio para la consulta semigratuita para fortalecer la prevención de la diabetes.

Actualmente, 165 pacientes reciben charlas educativas gratuitas todos los sábados.