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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Lecturas sutiles Los sujetos errantes

Lecturas sutiles Los sujetos errantes
Existe una canción muy popular que dice: “porque yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar, quiero tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de mi voz”. No es casual que estas estrofas sean coreadas por muchos sujetos que se encuentran atravesando la pubertad. Y que algunos de ellos se quedan detenidos en la primera parte de la canción: “No quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar”. Frase que va en consonancia con los jóvenes y adultos llamados los “ni, ni” que deciden no trabajar y estudiar. Fenómeno que se observa en varios países de Latinoamérica, Europa y en especial en Japón. Se los pueden describir como faltos de interés por hacer algo en la vida, si lo intentaron y no hubo mucho éxito dejan de seguir apostando por lo que querían, poco a poco algunos, como en Japón, dejan de salir de sus casas, específicamente de sus habitaciones, para mantener contacto con el resto del mundo por medio de internet, ellos, según la psiquiatría sufren del síndrome de Hikikomoris, que significa “estar recluido”, un alejamiento voluntario del Otro social. En algunos casos llegan al suicidio.

Existe una variedad de nombres, etiquetas, que van cambiando según el país, pero que al final sirven para nombrar las dificultades que vivencian los adolescentes de esta época para poder integrarse a la sociedad, los cuales ya inician sus lazos con un cierto desaliento, desesperanza y sensación de vacío.

¿Por qué surge este fenómeno en la adolescencia? Desde la orientación lacaniana, sin dejar de ser freudiana, un rasgo que puedo resaltar, es que en este tiempo el sujeto adolescente atraviesa un momento en donde comienza a cuestionar aquellas personas e instituciones que le han servido como referentes. Cuestionar, tomar distancia de los otros, será un momento de errancia, concepto que lo extraigo de un planteamiento que realiza el psicoanalista Alexander Stevens, cuando se refiere sobre este tema. Que indica que cierta errancia es propia de la adolescencia, ya que no se encuentran del todo inscriptos en una institución, esto se puede comprender cuando ellos, hacen uso, no del todo, de algunas orientaciones que la familia, la escuela les ofrecen. Ellos intentarán hallar su manera de resolver los obstáculos que puedan encontrar en la vida, como por ejemplo cómo acercarse al sexo contrario, cómo hacer amigos sin llegar a ser excluido, elegir una carrera, para no quedar por fuera del mundo laboral, es decir que tendrán que construir nuevas identificaciones y saberes diferentes de su niñez, para poder hacerse un lugar en la sociedad. Muchos lo harán de una manera no tan favorable como participar en pandillas, vivir en la calle o como los sujetos a los que hice alusión al principio, que no logran formalizar una apuesta por aquello que desean, excluyéndose del lazo social, evitando el encuentro con el otro, una errancia solitaria y pasiva.

Tener en cuenta de lo que acontece en la adolescencia posibilitará en muchos casos el poder como sociedad crear espacios artísticos, deportivos y de recreación, que alojen sus modos particulares de desear y gozar de la vida. Es decir que orienten a estos sujetos errantes.

Nota: Si tiene algún tema o sugerencia para esta columna contactarse con Claudia Méndez del Carpio al correo [email protected]