Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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TESTIMONIO. MIENTRAS REVISA SU HISTORIA PERSONAL, ESTE NOTABLE COCHABAMBINO DESTACA LOS MOMENTOS QUE LO CONDUJERON HACIA SU ACTUAL POSICIÓN, AL MANDO DE UNA PRESTIGIOSA UNIVERSIDAD, CON GRANDES RETOS PARA EL FUTURO.

Alfonso Vía Reque Católico por convicción

Alfonso Vía Reque Católico por convicción



Cuando se hace referencia al conocido filósofo y orador Alfonso Vía Reque, jamás se lo cita como

“Vía” a secas, lo cual sería correcto,

porque su apellido no es compuesto.

Como este detalle, muchos aspectos de la vida del actual rector regional de la Universidad Católica Boliviana San Pablo fueron adaptados a las circunstancias del contexto, moldeados por situaciones que marcaron las pautas para una trayectoria remarcable.

Luis Alfonso Vía Reque nació el 29 de septiembre de 1944 en Cochabamba, como el tercer hijo de Zoraida Reque Meruvia, secretaria ejecutiva, y Antenor Vía García, médico y catedrático de la UMSS, quien falleció cuando Alfonso tenía solo cinco años.

Viuda y con cuatro hijos pequeños

–Rafael, Enrique, Alfonso y Nelson– Zoraida Reque pudo sortear las dificultades gracias a que, previsor, Antenor había dejado para su familia bienes inmuebles en céntricas zonas de la ciudad.

Notando que una eficiente administración de los ingresos que esas propiedades representaban por concepto

de alquileres era suficiente para cubrir los gastos básicos, la madre decidió dedicarse enteramente a su hogar.

MAESTRA DE VIDA

“De los padres aprendemos los valores”, afirma Vía Reque ahora, muchos años después de aquella Navidad en la que él y sus hermanos aprendieron una importante lección de vida.

Después de una jornada de compras, cuenta, Zoraida notó un ítem que no recordaba haber adquirido: una pequeña ovejita de yeso.

Después de un sereno interrogatorio, finalmente uno de los hermanitos

de Alfonso confesó haber tomado

la miniatura. “Ese momento mi madre reaccionó y nos hizo volver a La Cancha”, relata y añade que la experiencia de devolver el objeto tomado con inocencia infantil, a pesar de su escaso valor económico, significó un momento fundamental para todos los niños Vía Reque.

Con la misma medida, Zoraida aplicaba severidad y cariño a la hora de disciplinar a sus hijos, a menudo enfrascados en riñas con llantos incluidos.

El método con el que abordaba los conflictos partía por momentos

de silencio entre las partes, seguidos de la presentación de versiones, una ponderación para identificar causas

y responsabilidades y, finalmente, dar paso a que los niños pidan perdón. Toda una jueza de familia.

EDUCACIÓN PARA LA LIBERTAD

Lleno de amigos, miembro de la banda y titular del equipo de basquetbol, Vía Reque, creció descrito como un niño feliz y sociable. Pero a pesar de la “muy buena educación” que recibió durante sus 12 años en el Colegio La Salle, una vez que culminó el bachillerato, descubrió en sí mismo una importante carencia, que también observa en las nuevas generaciones.

“Los bachilleres salen sin saber cuáles son sus talentos, cuáles son sus gustos, cuáles son sus inclinaciones”, reflexiona, recordando que así, sin conciencia total de su identidad, se inscribió en la carrera de Agronomía de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), espacio en el que fue invitado, por Jorge “Chichi” Ríos Dalenz (fundador del llamado “viejo MIR”), a asistir a una jornada universitaria.

“Chichi, yo vengo a la universidad a

estudiar, no a hacer política”, fue la respuesta de Vía Reque en ese entonces, pero al día de hoy, su opinión sobre el rol del universitario ha cambiado mucho. “No es verdad que uno va a la universidad solo a estudiar, va a la universidad a actuar en plenitud, y la educación es siempre una educación política”, asegura, recuperando a Paulo Freire, el pedagogo que sentenció que se educa para la libertad o para la opresión.

Su participación en dicho evento lo encaminó así en una prolífica carrera política en la UMSS –fue miembro del Centro de Estudiantes, delegado estudiantil al Consejo Facultativo y al Consejo Universitario y secretario general y secretario ejecutivo de la Federación Universitaria Local– que no estuvo exenta de sinsabores.

Vía Reque rememora con alegría otra faceta que la universidad despertó

en él, y que se integraría fácilmente con la política: la formación espiritual, a través de su adhesión al grupo Juventud Universitaria Católica.

“Y ahí es que yo tuve mi primera conversión”, comenta el egresado de La Salle, para quien la experiencia espiritual le llegó recién en ese punto, trabajando con la Pastoral Universitaria

de la UMSS, gracias a la cual entró en contacto con la orden de los Dominicos, y así, con su encuentro definitivo con la fe católica.

ACADEMIA Y ESPIRITUALIDAD

“La fe sin obras es muerta”. Esta frase del apóstol Santiago fue crucial en el proceso que convirtió a Vía Reque en un cristiano comprometido.

“Los problemas sociales llegaron a ser prioridad en mi vida. Entonces, me dediqué a la política como una respuesta de mi fe cristiana (...) Me hice cristiano por experiencia, no por cultura”, explica Alfonso, quien poco antes de concluir Agronomía, gracias a gestiones de la orden de los Dominicos (de la cual ya era parte) fue enviado el año 1967 a estudiar en Estados Unidos.

En Chicago, obtuvo títulos de licenciatura y de maestría en Filosofía y Teología, en St. Thomas the Apostle School y en el renombrado DePaul University, instituciones donde fue docente hasta 1972, año en el que regresó a Bolivia.

Ya en Cochabamba, a fines de 1973, Vía Reque se postuló a una convocatoria para dar docencia en la UMSS, que ganó pero, debido a la presión del régimen de Banzer (que lo identificaba como “amigo de revolucionarios”), no pudo ejercer hasta la gestión del rector Alberto Quiroga García.

Enseñando ya en el entonces Depar-tamento de Humanidades (UMSS), comenzó a dar clases en la carrera

de Filosofía de la Universidad Católica Boliviana (UCB).

A fines de 1977 Alfonso logró una beca para estudios de posgrado en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), donde desarrolló una maestría predoctoral sobre el filósofo y pedagogo estadounidense John Dewey

–llamado por muchos el “padre de la educación renovada”– que no concluyó hasta 1981, por una ausencia por su regreso a Bolivia (periodo en el que fue elegido decano de Humanidades por primera vez) y su exilio a Washington por el golpe de García Mesa.

Ya en Bélgica, aplicó al doctorado, regresó a Bolivia y en 1983 fue elegido decano de Humanidades por segunda vez. Un año después fue nombrado delegado por la UMSS al VI Congreso Nacional de Universidades, espacio que lo hizo llegar al Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB), con un cargo con sede en La Paz.

De retorno en Cochabamba, se convirtió en decano de Humanidades por tercera vez. Ya casado con María Esther Cortés, se dedicó a la docencia

y algunos cargos de gestión.

Vía Reque identifica al año 2004 como aquel en el que, tras décadas de entrega casi exclusiva a la UMSS, decidió dedicar más tiempo y energía a la UCB, tras lo cual, por invitación del Monseñor Tito Solari, ingresó a la Junta Directiva de dicha institución.

Después de seis años en esa función fue invitado a ser Rector Regional de la UCB, cargo que asumió desde el 2012 hasta el 2016.

“Estamos haciendo importantes cambios, estamos convirtiendo esta universidad en católica”, asegura, sobre la tarea de evangelizar en una institución académica; y aunque nota incredulidad en muchos, es optimista.

Ahora, en su segundo mandato rectoral (2016-2020), sabe que el largo

camino recorrido lo ha preparado

para este punto en su carrera, y para los retos que aún quedan por venir.