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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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DISCURSO. EL PAPA FRANCISCO DESTACÓ LA INTEGRACIÓN COOPERATIVA Y ESTIMULÓ LA ALIANZA ENTRE PARES, RESALTANDO LA GRAN IMPORTANCIA DE ALCANZAR LA MAYOR UNIDAD DEL MOVIMIENTO.

Las cooperativas son el motor de la sociedad

Las cooperativas son el motor de la sociedad



(SEGUNDA PARTE)

Durante su audiencia con la Confederación de Cooperativas Italianas el Santo Padre se pronunció con estímulos concretos sobre el cooperativismo.

“Las cooperativas deben seguir siendo el motor que levante y desarrolle la parte más débil de nuestras comunidades locales y de la sociedad civil. De esto no es capaz el sentimiento. De ahí la necesidad de dar prioridad a la fundación de nuevas empresas cooperativas, junto con un desarrollo adicional de las existentes, con vistas a crear, sobre todo, nuevas posibilidades de trabajo que hoy no se dan”.

Se refirió a los jóvenes, habida cuenta que el desempleo juvenil, (al que calificó de dramáticamente elevado), citando que en algunos países de Europa ronda el 40 o el 50 por ciento , destruye en ellos la esperanza. Sin soslayar que muchas mujeres tienen necesidad y voluntad de insertarse en el mundo del trabajo.

Al referirse a las dificultades que atraviesan las empresas, enfatizó en el rol asumido por el cooperativismo en las denominadas “empresas recuperadas” por los trabajadores bajo el formato de la economía solidaria.

También el Sumo Pontífice sugirió que el cooperativismo asuma el protagonismo de pergeñar nuevas formas de asistencia social, especialmente en el campo sanitario, acotando que se trata de un ámbito delicado en el que tantos pobres no encuentran ya respuestas adecuadas a sus necesidades. Acotando: “sé lo que realizan desde hace años con corazón y pasión, en las periferias de las ciudades y de nuestra sociedad, a favor de las familias, de los niños, de los ancianos, de los enfermos, de las personas desfavorecidas y en dificultad por diferentes razones, llevando a sus casas corazón y asistencia. ¡La caridad es entrega! No es un mero gesto para tranquilizar el corazón, sino una entrega! ¡Cuando hago la caridad, me entrego en persona! Si no soy capaz de entregarme, eso no es caridad. Una entrega sin la cual no se debe entrar en casa de quien sufre. En el lenguaje de la Doctrina Social de la Iglesia, esto significa hacer palanca sobre la subsidiaridad con fuerza y coherencia: ¡significa aunar fuerzas!”.

Al concluir sus alegatos sobre el particular, remató el tópico manifestando: ¡Mucho es lo que han hecho, y mucho lo que aún queda por hacer! ¡Sigamos adelante!

Al referirse a la economía, abogó por la justicia social, la dignidad y con el valor de las personas. Advirtió que cierto liberalismo preconiza producir primero riqueza, para después promover alguna política redistributiva por parte del Estado. Consignó que otros piensan que debe ser la misma empresa la que dispense los remanentes de la riqueza acumulada, cumpliendo así con la propia denominada “responsabilidad social”: con ello, se corre el peligro de creer que se está haciendo el bien, mientras que, por desgracia, no se hace más que marketing, sin salir del círculo fatal del egoísmo de las personas y de las empresas que ponen en el centro al dios dinero.

En contraposición, consideró que el cooperativismo puede posibilitar una nueva de economía, sostenida en la capacidad de hacer que las personas crezcan en todas sus potencialidades; ejemplificando: “el socio de la cooperativa no debe ser solo un proveedor, un trabajador, un usuario bien tratado, sino que debe ser siempre el protagonista; ha de crecer, mediante la cooperativa; crecer como persona, social y profesionalmente, en la responsabilidad, en la concreción de la esperanza, en la colaboración. No digo que no tenga que crecer el beneficio, pero ello no es suficiente: es preciso que la empresa dirigida por la cooperativa crezca de manera realmente cooperativa, es decir involucrando a todos. ¡Uno más uno, tres! Esta es la lógica”.

Aclaró: “Cooperari, en su étimo latino, significa “operar juntos”, “cooperar”, y, por consiguiente, “trabajar, ayudar, contribuir a alcanzar un fin”. No se conformen jamás con la palabra “cooperativa” sin tomar conciencia de la auténtica sustancia y del alma de la cooperación”.

La economía cooperativa debe ser auténtica y social

“La economía cooperativa, si es auténtica, si pretende desempeñar una fuerte función social, si quiere ser protagonista del futuro de una nación y de cada comunidad local, debe perseguir finalidades transparentes y limpias. ¡Debe promover la economía de la honradez! Una economía sanadora en el insidioso mar de la economía global. Una economía auténtica, promovida por personas que en el corazón y en la mente solo tienen el bien común”.

Recordó que las cooperativas son portadoras de una gran tradición internacional; acentuando la vigencia del movimiento que fue precursor a organizaciones posteriores. Citó al nuevo orden mundial, afirmando que el cooperativismo no puede permanecer ajeno a la globalización económica y social, cuyos efectos se perciben en todos los ámbitos.

¿Existe una forma original que permita a las cooperativas afrontar los nuevos desafíos del mercado global? ¿Cómo pueden participar las cooperativas en el desarrollo de la cooperación, salvaguardando los principios de la solidaridad?

Las cooperativas no deben permanecer encerradas en casa, pero tampoco deben salir de casa como si no fueran cooperativas. No se puede concebir una cooperativa de dos caras. Hay que tener el valor y la fantasía necesarios para construir el camino recto para integrar, en el mundo, el desarrollo, la justicia y la paz”.