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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Poesía surrealista

Poesía surrealista
Explorando mi desbordada biblioteca tropiezo con uno de esos libros que nunca fueron acontecimiento literario, ni hicieron ganar dinero a nadie; libros que se consideran de y para especialistas, indignos siquiera de culto. Antología de la poesía surrealista latinoamericana se titula el referido. Autoría de Stefan Baciu, rumano-brasileño. Publicado en México en 1974. En ese entonces el surrealismo era ya un movimiento histórico, sin perjuicio de que siguiera siendo practicado como concepto. Bueno. Este libro está lleno de perlas poéticas, al menos para un aficionado como vuestro servidor. La antología de Baciu ha sido cuestionada en algún medio académico. Al parecer porque refleja ante todo sus gustos personales. Tanto mejor, aunque habría omisiones. De todas maneras, la hizo con el apoyo de un surrealista incuestionable como Benjamin Péret, residente en Brasil por aquellos años. Contó también con el beneplácito de su amigo Octavio Paz, antologado en el libro.

Ya que estamos en México, en su capítulo sobre los precursores Baciu coloca a Juan José Tablada. Autor de ideogramas, siguiendo a Apollinaire, nos deleita en esta antología con Talon Rouge y El puñal. En este último la punta es la palabra “corazón”, y la guarda (o cruz) es el verso “mirada de pasión”. Impresión de la Habana es casi un cuadro/relato, con su faro, palmeras, playa, gaviotas y luces. Otro precursor y cultor afrancesado de los ideogramas fue el chileno Vicente Huidobro, de quien la antología rescata Paisaje, que versea “El árbol era más alto que la montaña” y “El río que corre no lleva peces”. Huidobro inventó su propia escuela de resonancias surrealistas: el “creacionismo”. Otros precursores según Baciu son el peruano Eguren (no se entiende por qué, de todos modos hay poemas bellos) y el venezolano Ramos Sucre, un poeta suicidado en Ginebra.

El último precursor es otro grande en la poesía: Oliverio Girondo, argentino, que describió así una fiesta en su poema Milonga: “El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, contradice el pelo rojo de la alfombra, imanta los pezones, los pubis y la punta de los zapatos. Machos que se quiebran en un corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros, la jeta hinchada de palabra soeces. Hembras con las ancas nerviosas, un poquitito de espuma en las axilas, y los ojos demasiado aceitados...”.

Siempre en Argentina, Stefan Baciu elige a los poetas Carlos Latorre, Julio Llinás, Enrique Molina, Aldo Pellegrini y Antonio Porchia. En su poema Ellos los muertos, Molina pone: “Son los que nunca dan la mano / Pero abren la boca del lobo / Los que esparcen la espuma amarga / Que rezuma de las iglesias”. Pellegrini adopta el temple surrealista del “amor loco” en su poema “La mujer transparente”: “ah un día renacerás tú la transparente / única, inconfundible… rodeada de impenetrable silencio / avanzando tu pie frágil entre la vacilante monotonía / ah un día renacerá tu risa / tu risa de pájaro transparente / tu risa herida”. Dos poetas peruanos están en la antología: César Moro y Emilio A. Westphalen.

Los chilenos crearon un verdadero movimiento surrealista, bautizado “Mandrágora” a partir de una revista. Sus nombres: Braulio Arenas, Jorge Cáceres, Teófilo Cid y Enrique Gómez-Correa. El último versea sobre el azar, otro pendón del surrealismo: “Ya no te pertenezco / Soy el que parte con el azar / Con la noche que precipita los elementos”. La influencia de este movimiento sobre la poesía chilena, lo releva Baciu, fue amplísima y enriqueció muchas voces líricas. El antologador reconoce también a un poeta haitiano, Magloire-Saint Aude, cercano de André Breton. Destaco estos versos enigmáticos: “Vers l’araignée félée / Des stances moissonnées / Sur le buvard aveugle / De mes talents éteints” (Alrededor de la araña chiflada / Estrofas cosechadas / Sobre el secante ciego / De mis apagados talentos).

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