Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:24

Tres poemas inéditos perpetrados en la Llajta

El destacado escritor Víctor Hugo Viscarra dejó varios versos durante sus largas estadías en el valle.<BR>
Tres poemas inéditos perpetrados en la Llajta



El año 2009, el Movimiento Cultural Itapallu publicó tres poemas inéditos de Víctor Hugo Viscarra en la antología Ch’ajchu de Itapallu: Epigramas, Su nombre y el tercero sin título.

Los tres tienen un trasfondo de amor, soledad, frustración e ironía. “¿Quisiste a alguien en esta vida?”, es la pregunta dolorosa que se hinca en la herida para responder con una sonrisa desolada, ahogada por el nudo agrio de la frustración.

En el poema “Su Nombre”, escrito en un sacrosanto local de Cochabamba, El Juzgadito, el 2 de septiembre de 1988, está dirigido a una poetisa cochabambina, Vilma Tapia, quien no había publicado ningún libro sino a partir de 1990. No pudo pasar indiferente ante la mirada, el deseo y el amor de nuestro poeta. El poema duele de desamor, desdicha y reclamo: “Imaginarte es dolor, es martirio”, “agonizo yo”, “pusiste trabas en mi camino” para finalmente resignarse “alejado estoy de vos, alejado estoy de mi calma”. La poetisa, indolente ante el bramante y torturado corazón de Víctor Hugo, tiene su nombre en cada verso con el aliento de un misericordioso que piensa dar o no un mendrugo de pan al perro callejero.

En el tercer poema que consta de dos estrofas, nuevamente estamos ante la presencia de un amante derrotado por la soledad y la frustración: “Soledad que acompañas mi destierro”. En este primer párrafo, Víctor Hugo vive en la confrontación de la soledad contra el amor, donde el único perdedor es él, héroe derrocado por sus penas: “mis penas son el fruto de mi fracaso”.

Epigramas

Si en una noche de agosto te preguntan

“¿quisiste a alguien en esta vida?”,

No mientas en tu respuesta y

Di tan solo,

“No quise a nadie,

Solo di, en una noche de fin de agosto,

Una limosna de cariño

A un huérfano que de amor estaba penando”.

Decirte que te quiero me da miedo,

Decirte que te amo no asusta el alma

Pero, mentirle cuando te suplico que me abandones

Es cruel pena,

Es cruel martirio.

Amarte a ti es pecado contra el espíritu

Pero como yo no sé qué es perdón mi pecado,

Te amo tanto, que muero de sentimientos.

Me pregunto si te quiero

O si sólo es pasión lo que por ti yo siento,

Y como el corazón no entiende mentiras ni razones,

Me respondo:

“No sé si es amor lo que por ti yo siento,

Solo sé que al final de cada jornada

Te necesito tan intensamente,

Que te busco aun en el pensamiento”.

Te conocí en medio de la soledad que me abandonaba

Y como tengo miedo a vivir cual estepario,

Me aferré a vos y a mi última esperanza,

Sin saber que confundiría tu limosna con cariño,

Sin saber que con amor para ti yo sería un ser maldito.

Cuando maté mi inocencia no te conocía,

Cuando perdí mis padres no te amaba;

Y cuando maté mis más hermosos sueños

comprendí que eras vos la que me incitaba.

(El Juzgadito, V-22-IX-88 Hrs. 21:15)

Su Nombre

Verte es morir mil veces

Imaginarte es dolor, es martirio;

Los dos somos seres ambivalentes que

Mientras tú me miras con lástima

Agonizo yo, agonizamos con mi alma

Beber con tu recuerdo

Es el peor de los tormentos, y

Aunque al final del día

Termine postrado a tus pies

Rezaré porque Dios no sea tan malo

Y me permita ser feli-

Z, sin estar a tu lado; y es que,

Te tuve tan cerca de mi cuerpo, que

Al morir mis sentidos

Pusiste trabas en mi camino, sin

Imaginar que al final,

Al final, sólo tú saldrías ganando.

Así son las cosas,

No te culpo porque culpa no tienes.

Ayer me compadecías,

Y hoy cuando mi pluma te reclama,

Alejado estoy de vos, alejado estoy de mi calma.

(El Juzgadito, V-2-9-88 – Hrs. 21:38)

Sin título

Soledad que acompañas mi entierro,

Que fue lo que te indujo a acompañarme;

Será que me viste amargado como un perro

Y vienes cuando ella dejó de amarme.

No te quedes puesto que no te necesito.

Mis penas son el fruto de mi fracaso

Después quiero que digan que el muertito,

Fue un triste bohemio que estuvo de paso.

Periodista - [email protected]

Fragmento de una carta a Víctor Hugo hallada en su tumba



“Hoy el cielo parece llorar tu ausencia y las calles extrañan tu presencia. Hoy el frío paceño recuerda lo que supiste plasmar en tus libretas. Hoy estarías curando el ch’aqui fulero que casi siempre te acompañaba. Seguramente despidiendo a otro año de mierda que los números nos engañan. Hoy estarías en algún mítico bar de esta ciudad ingrata y mágica seduciendo a alguna de tus amigas para desfogar las pasiones carnales que nos hacen demasiado humanos. Hoy estarías comiendo un escuálido plato de comida con tus amigos y te sumergirías en el mundo de lo etéreo y lo absurdo al inhalar otra sustancia que te extravíe, una vez más. Hoy compartirías algún trago y algún texto con tus amigos incondicionales que seguramente te criticarían tus escritos como sólo los amigos saben hacerlo, de la manera más jodida posible. Hoy cumplirías un año más de vida, quizá hoy estarías en mejor posición pues te has vuelto famoso. Hoy tus seguidores te recordamos y agradecemos por las enseñanzas dadas” (Mauricio Aliaga).