Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La Feria del Libro como mercancía

Reflexiones sobre el cobro de entrada a acontecimientos literarios. 
La Feria del Libro como mercancía



“El valor de toda mercancía producida en régimen de producción capitalista se representa en la fórmula: Valor mercantil = capital constante + capital variable + plusvalía”.

Copio esta cita para explicar la Feria Internacional del Libro de La Paz (a la que desde ahora llamaré FIL).

El capital constante es el valor de los medios de producción, maquinarias y materias primas, consumidos en la elaboración de las mercancías. El capital variable es el valor de la fuerza de trabajo empleada, y la plusvalía o ganancia es el valor excedente del que se apropia el capitalista. La tarea de los trabajadores es doble: conservar el valor del capital y multiplicarlo. Y la multiplicación del valor se llama valorización.

Un libro, como mercancía, genera plusvalía. A eso hay que sumarle el hecho de que para ingresar a la FIL hay que pagar un costo adicional. Resumiré: se debe pagar para entrar a una feria para comprar libros. En el mundo capitalista en el que vivimos esto es visto como común, pero: ¿no es acaso un exceso?

Tal vez no en países desarrollados.

1: La Alcaldía (sí, esta vez generalizaré) y los organizadores dicen que se paga por el uso del Campo Ferial, que, dicho sea de paso, pertenece al Gobierno de turno.

2: El Gobierno de turno, a través del Ministerio de Culturas, dice que se paga por el uso del Campo Ferial, porque la Alcaldía y los organizadores lo alquilaron.

Las dos instancias se lavan las manos por el dinero que se debe pagar para ingresar a la FIL.

Una FIL es una fiesta cultural en la que se hacen presentaciones de libros y se puede charlar con escritores, y hay talleres y existen selfies de rigor, etc. Y las editoriales pueden generar una ganancia mayor a lo que obtienen en todo el año. Una FIL es un escaparate (este año el país invitado es México y por primera vez participará China).

Pero una FIL es una máscara.

Se hacen debates sobre cuánto lee un boliviano promedio, y los medios de comunicación ofrecen datos sobre que hubo mayores asistentes que años pasados y la cantidad de libros más vendidos, etc.

¿Quiénes ganan? Las editoriales, sí. Los dueños del Campo Ferial, sí.

¿Quiénes pierden? El boliviano promedio que asiste a la FIL y, si es posible, compra uno o dos libros.

Hagamos cálculos: una familia compuesta de cinco miembros debe pagar 15 bolivianos, por persona: son 75 bolivianos que solo sirven de entrada.

Así es el capitalismo dirían los dueños de los medios de producción. ¿Importa cuántos bolivianos dejarán de ser analfabetos funcionales? Cierro con esta pregunta: ¿Qué tipo de máscara debería ser la FIL?

Aún así una FIL es un fiesta cultural.

Periodista – [email protected]