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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El llamado de la selva

Sobre la novela corta del escritor estadounidense Jack London publicada en 1903.
El llamado de la selva



Buck es un perro mestizo. Tiene algo de pastor alemán y de escocés. Vivía con un juez pero, por azares del destino, la vida que es como un río helado, que se bifurca varias veces, dejó a su amo y fue vendido. Buck no quería que fuese así, pero nadie puede ir contra el destino o la fatalidad.

Otra vez Jack London y su prosa sencilla y profunda (como el escritor Milan Kundera alguna vez dijo). De todos sus relatos, quedan dos que se asemejan: Comillo blanco y El llamado de la selva. Son dos novelas cortas que a su vez son autobiografías de mismo Jack London y de su vida desaforada.

—Es un perro único.

—Es puro instinto.

—Ni con el garrote se amansa.

—Tiene fuego en la mirada.

—Y en las noches aúlla y debe ser vendido.

—¿Tiene algún nombre?

—Es un perro que es muchos perros.

El llamado de la selva recorre los territorios del Yukón, en plena fiebre del oro, en Estados Unidos. Y la búsqueda insaciable del hombre, de la fortuna. Pero como bien se sabe: todo hombre que busca fortuna se pierde irremediablemente, lo sabemos desde Edipo hasta Macbeth, lo sabemos desde el Quijote hasta los personajes de Philip Roth (por ejemplo, El Sueco).

Buck tiene heridas en el lomo. Y se acurruca en una carpa, por el frío. Atrás quedaron los días de la casa con el juez. Y de un hogar. Es cierto, todo recuerdo es perfecto y todo pasado es mejor. Pero es arena. Ahora Buck espera que salga el sol. Primero el sol y luego que el hombre, que no tiene nombre, le entregue un pedazo de carne. Y luego deberá recorrer, a través de la nieve, el otro infierno, los kilómetros que pueda hasta llegar a la otra población.

Jack London fue un hombre indomable y relata en estas dos novelas lo días que pasó en Alaska, en busca de oro, hasta que tuvo que dejarlo porque contrajo escorbuto. En algunos reportajes, escribe: “El fin del mundo está lleno de nieve”. Y escribe: “El verdadero infierno es el frío y la soledad; el frío cala los huesos, pero cala algo más hondo: la fe humana”.

Buck ahora es el líder de los perros que jalan trineos. Tuvo que pelear contra el antiguo líder y luego de vencerlo, quedó él. Era una guerra instintiva. El débil debe dar paso al más fuerte. Así es la vida, pensó Buck. Así es la vida también del ser humano, aunque estemos llenos de ciudades y de trabajo. Al final sólo somos animales con fe.

El llamado de la selva es una obra maestra del primer periodo de escritura de Jack London. Es una novela de supervivencia. En la vida real y la ficción. Jack London tuvo que sobrevivir luego de varias empresas fallidas, escribiendo todos los días y publicando en periódicos. Alcanzó la fama. Pero la caída fue vertiginosa: debido al alcohol y las mujeres. El alcohol ayuda a olvidar el dolor de la soledad. Las mujeres acrecientan ese dolor.

Es de noche y Buck mira las estrellas. Espera en encontrar una que lo guiará, pero sólo hay oscuridad y caos. Desde el principio fue así. De su hocico sale aliento que se convierte en una vaharada cálida. Buck lucha por su vida, como cualquier ser humano que habita la Tierra. Aún tiene fuerza y no todo está cumplido: Se convertirá en leyenda (como Aquiles, como Ulises, como Eneas).

Periodista – [email protected]