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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Buscando a Audrey

Sobre cómo crear el hábito de la lectura en los estudiantes y la novela de 2015 de la escritora británica Sophie Kinsella.
Buscando a Audrey


Cuando un profesor se da la tarea de que sus estudiantes lean: a) Lo primero es leer también (aunque suene obvio, el ejemplo es la mejor forma), b) Debe conocer libros (además de clásicos) que lleguen a sus estudiantes (el estudiante se debe identificar con el personaje, tramas sencillas pero profundas, hechos actuales o no actuales pero que sean un desafío), c) Como dijo Kafka: “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros” y por eso no debemos o deberíamos suponer que el estudiante busca sólo historias simplonas y pura acción, y d) La misión: que el estudiante adquiera el gusto (el placer, el amor) por la lectura.

Dicho esto, si daremos la tarea de leer a un estudiante, debe ser un libro que le haga entender su realidad y algo más difícil: que le ayude a pensar por sí mismo.

Buscando a Audrey es un buen ejemplo de un libro que los estudiantes deberían leer (en realidad también cualquier lector que quiera iniciarse en el mundo de la literatura). La autora, Sophie Kinsella, pensó muy bien en no seguir la moda de sagas (Maze Runner y compañía) o historias de amor complicadas (desde Bajo la misma estrella hasta Yo antes de ti).

Buscando a Audrey toca un tema profundo: los daños que causa el acoso escolar. Dicho de esta manera, la novela parece muy didáctica, pero no es así. Kinsella construye personajes bien logrados (aunque no todos, Audrey es la mejor construida) para reflexionar los alcances que tiene el acoso escolar.

Digamos entonces que es como una versión más suave de Por trece razones. O es un acercamiento para aquellas personas que luego quieran leer Por trece razones.

Audrey sufrió acoso escolar en algún momento de su vida. Eso no se lo dice, es una supresión en la historia. ¿De qué tipo? No se sabe muy bien (hay cierta ambigüedad). La historia comienza in media res, como los griegos sugerían. La madre de Audrey está loca y está a punto de lanzar el ordenador de su hijo (adicto a los juegos parecidos al Warcraft) por la ventana.

Desde ese hecho se partirá para conocer a la familia de Audrey, pero al mismo tiempo a ella (nunca sale de casa, nunca está con más de dos personas a su lado, tiene fobia social y ciertos cuadros de depresión, y nunca se quita las gafas de sol).

Aquí tal vez cierto balance de su familia: estereotipos de una familia estadounidense de la clase media (le quito puntaje a la novela por este hecho). El padre siempre ocupado, la madre siempre la borde de la locura, el hermano de Audrey, adicto a los juegos de video, y el hermanito menor, un niño tan bello que dan ganas de comerlo (muy al estilo de los cuentos alemanes de los hermanos Grimm).

De todas formas, Buscando a Audrey es una novela con excelente nivel para que los estudiantes desde 14 años puedan leerla. Y es un acercamiento para que luego puedan leer novelas como Matar un ruiseñor, de Harper Lee o La presa, de Kenzaburō Ōe.

El primer paso que debe dar un profesor es generar un currícula con objetivos medibles y cuantificables. El primer paso de un profesor de Literatura debería ser generar como objetivo que la mayoría de sus estudiantes obtengan el hábito de la lectura.

Lo leí en un muro: “El verdadero analfabeto es quien sabe leer, pero no lo hace”.



Periodista - [email protected]