Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La sombra blanca de Homero

El poeta mexicano, residente en Bolivia, Francisco Azuela dedica un poema “con admiración y afecto” a quien considera “el inmenso poeta de la Francia de este siglo”, Athanase Vantchev de Thracy, presidente de la Organización Mundial Poetas del Mundo.
La sombra blanca de Homero



I

Habla Naia de Tulum, “ninfa del agua”,

de las náyades griegas de agua dulce

desde su milenario Hoyo Negro maya.

El primer hilo de sangre nació hace muchos años

como una estrella desprendida del tiempo,

vivir entre sombras el sufrimiento de la ausencia

sin caminar en el pasillo misterioso de los muertos.

Primero fueron los bisabuelos de augusta dignidad

el abuelo se metió en un sarcófago en plena juventud

y una hermosa viejecita vivió una vida hermosa

y triste de soltería en su viudez de antaño.

A su padre le pasó lo mismo y con su madre lo mismo

canto de pájaros solitarios rompiendo los espejos

entre voces infantiles acurrucadas en la vida

pétalos de un amanecer eterno

cuando trenes de carga ruedan por la noche

sobre montañas de eucaliptos.

Aún no ha caminado en el pasillo misterioso de los muertos

habitante de este nuevo tiempo

busca el sonido de la aurora en medio del silencio

reflejando esperanzas de una vida conquistada

en el torbellino de nuevas tempestades

ansiosas de mantener el ritmo de la eternidad

donde los dioses naufragaron en el polvo oscuro del atardecer

colgados de una rama de hiedra venenosa

que cubre la tumba de los olvidados.



II

Homero pasó como una sombra blanca a su lado

mirándolo a los ojos

con sus ojos ciegos de párpados caídos

deslizó unas palabras que exaltaron su alma:

esto también es Troya – dijo:

no son los aqueos de la antigua Ilión

Dardanelos del Helesponto de Anatolia,

son legiones ambiciosas y asesinas del norte invadiendo naciones,

no es el rapto de la bella Helena de Esparta

ni el amor enloquecido del príncipe Paris

ni el prolongado, doloroso y triste retorno de Odiseo

ni la enemistad entre persas y griegos.

Así guardó silencio

un silencio profundo,

sombras en la oscuridad de la noche

donde potencias sin alma dejan caer su odio,

hoy no es el rapto de una princesa

es el saqueo de los recursos naturales del mundo

nos invade el crepúsculo.



III

Un nuevo Dante prepara la comedia humana contemporánea

nuevos círculos de nuestro infierno

donde cientos de cuerpos y de rostros oscuros

se retuercen abrazados a su maldad.

Que salgan de sus tumbas miles de víctimas inocentes sacrificadas

y las flores del mal con  su belleza poética, su amor y su muerte.

IV

Es la Siria​ árabe del Oriente Próximo del mediterráneo,

donde miles de vidas se apagan cada día como estrellas del universo,

lo mismo en Irak, la antigua Mesopotamia

con su cadena montañosa de Zagros

y Afganistán, sin salida al mar, pero sí a la muerte.

Libia en el Magreb, “lugar por donde se pone el sol”

horizonte de sangre,

“el zorro del desierto”,

tantos pueblos avasallados como un canto al olvido

doliente humanidad sin abrigo,

la abnegada Palestina.

V

Que hable el chaski del Tahuantinsuyo y de Tacna

mensajero de los antiguos incas

y revele la invasión de la guerra del pacífico,

la usurpación abusiva de Antofagasta,

el complot que cercenó las venas azules de Bolivia.

VI

Que hable Zapata y sus guerreros del sur

con su sangre derramada en Chinameca

y un México nuevo recobre el rostro noble de Quetzalcóatl,

que hablen todos los héroes anónimos del mundo,

que vuelvan nuestras vidas a reencontrar su cauce

y un ave blanca en el viento cante la nueva aurora.

Poeta