Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 17:04

Los títeres bolivianos en la encrucijada

Es conocido en nuestro país que marzo es el mes de los títeres en Cochabamba, por la constancia y persistencia, desde hace 13 años, del Festival Internacional de Títeres. A tres semanas del inicio del encuentro, uno de sus organizadores reflexiona sobre la importancia de los títeres, el papel de los titiriteros, el abandono estatal y las tareas necesarias para proteger y promover esta expresión artística. 
Los títeres bolivianos en la encrucijada



El teatro de títeres si bien es una expresión artística, es también una manera de conocer e interpretar el mundo y un compromiso vital con la construcción de una sociedad más justa. Como arte vivo interactúa en tiempo real con la gente a la que le expone ideas y puntos de vista sobre ciertos aspectos de preocupación colectiva, con el fin de apuntalar corrientes de opinión que permitan la superación de la vida en comunidad, llámese familia, barrio, escuela, ciudad, país u otro.

Por otra parte, el teatro de títeres es una herramienta inigualable en la comunicación con el público. La realidad de la existencia de un títere, como forma de vida, nos sumerge en un mundo de ilusión en el que todo es posible. Las técnicas que hacen verosímil la creencia en la vida de un ser inanimado son complejas y requieren un estudio, práctica y búsqueda constantes.

Su cercanía con las artes plásticas en la creación, la escritura dramática, la interpretación escénica y las nuevas tecnologías del espectáculo puestas a disposición de esta forma peculiar de arte, hacen del teatro de títeres una forma compleja y completa de expresión artística.

Los titiriteros son auténticos locos que recorren un sendero único regalando ilusión a lo largo y ancho del mundo y así llevan miles de años cultivando este arte, patrimonio de la humanidad. Los títeres han sido, y siguen siendo, una técnica teatral cuyo aprendizaje se hace de forma artesanal o autodidacta, mas, el convencimiento social y político de su valor, han dado pie a que en cada vez más países se hayan puesto en marcha –hace ya unos años- entidades especializadas no solo en la formación de nuevos valores, sino también en el fomento de la creación de nuevas obras de títeres, la investigación técnica, temática o de contenidos; la innovación, la difusión y la circulación de la producción titiritera; esta no es precisamente la realidad de nuestro país.

En todo caso, la necesidad de recuperar –si es que alguna vez hubo- el teatro de títeres para nuestra sociedad, supone encarar un conjunto de acciones en diversos frentes: la difusión permanente en eventos regulares o extraordinarios como son los festivales, la formación de nuevas generaciones a través de talleres puntuales o cursos de mayor alcance, la recuperación de la memoria a partir de investigaciones o la divulgación mediante publicaciones son tareas imprescindibles.

Por el momento, dada la ignorancia, desorientación y falta de voluntad política del Estado (central, departamental y municipal), deben ser los propios titiriteros los que encabecen dichas tareas que no llegarán a buen término si la sociedad también “mira para otro lado” cuando se trata de dotarse, consolidar y ampliar las expresiones artísticas que responderían a cabalidad a sus expectativas de cultivo espiritual, ético y estético.

Gestor cultural y miembro de Títeres Elwaky - [email protected]