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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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LITERATURA

Sobras Selectas

Los tres libros mencionados a continuación son los tres primeros de la Editorial Sobras Selectas. En la página de créditos de cada uno de ellos, la editorial, orgullosa, se domicilia en “El Alto-Bolivia”.
Sobras Selectas



A riesgo de parecer superficial, debo decir que lo primero que gratamente llamó mi atención en estos libros es que la solapa de la contratapa tiene un marcador de páginas, que puede ser separado de aquella por la línea punteada/troquelada que tiene (excepto en el tercer libro, lo que me forzó a tomar un cortaplumas y obtener mi marcador de libros sin ayuda de troquel alguno, con resultados paupérrimos en términos estéticos).

El primer libro publicado (agosto de 2016) es Caja de zapatos, de Isabel Suárez. Cuentos bien escritos, que se dejan leer. Se extraña, sin embargo, lo que algunos llaman “unidad” en el libro. En el postludio del volumen, no obstante, Wilmer Urrelo elogia dicha unidad, así que la opinión arriba expresada puede deberse a una falencia del suscrito (cero ironía, valga la aclaración), pero se supone que hay que ser honesto con uno mismo, ¿verdad?

Sin que esto implique un juicio de valor, me parece que muchos cuentos están inspirados en otros cuentos o en alguna canción. Me animaría a decir que a la autora le gusta mucho Silvio Rodríguez (bien por ella, si así fuera). Los cuentos que más me gustaron, “Cebolla problema”, “Las cosas que uno hace”, “La conspiración” y “Esa escena”.

El segundo libro (marzo de 2017) es Diez de la mañana de un domingo sin fútbol, de Oscar Martínez. Doce cuentos de gran factura, de los cuales, sin embargo, para mi gusto, destacan algunos según un esquema que podría parecer el de un equipo de fútbol (con un jugador demás): 3–4–1–3–1. Esto debido a que los tres primeros cuentos entran “con volapié”, desmitificando, uno, la muerte sin banalizarla, pero quitándole esa aura mítica que suele rodearla (en la vida y en la literatura); desnudando, otro, el clasismo (no creo que racismo sea el mejor término para nuestros prejuicios) que persiste en nuestra sociedad, solapado a veces, grotescamente expuesto algunas otras; y haciendo una casi apología de la mentira en el último de este grupo de cuentos, pero no a esa mentira malintencionada, mala leche, sino a esa otra mentira pícara, traviesa, creativa (aunque en potencia tan dañina como aquellas); textos que de verdad impactan, muy buenos. Los cuatro siguientes bajan la intensidad un poco, aunque esta se recupera en “Ausencias deseadas”, un cuento quizás autobiográfico (quizá no, en realidad no importa) que obliga a pensar, y ese no es un elogio menor. Luego, otros tres relatos que quedan algo eclipsados por el anterior, y uno último (“El juego verdadero”), que cierra de gran manera el libro, un texto sufridor, con el desengaño a flor de piel, pero con un final pleno de esperanza (pero excento de cursilería).

Si algo llama la atención es que algunos cuentos tienen fallas de edición que distraen en algo la lectura. No importa, igual se disfrutan.

Que mi sincera intención de leer lo siguiente que este autor publique refleje mi opinión general sobre el libro.

Finalmente (agosto de 2017), Sobras Selectas presentó ¿Y quién eres tú para juzgarme?, de Julio Durán. Muy buen libro de cuentos. Algunos parecen (auto) biográficos, otros podrían catalogarse como crónicas, y algún otro como novela breve (“La forma del mal”, gran texto).

Julio Durán tiene una capacidad narradora notable. La tensión de los relatos se mantiene a lo largo de las páginas, describiendo la sociedad y repasando pedazos de la historia peruana, mostrando sus peculiaridades, sus contradicciones y sus miserias; y dadas las grandes similitudes que existen con nuestro país (que no es lo mismo, pero es igual, como diría Silvio), incluso a nivel de ciclos políticos, podemos sentirnos identificados con muchas de las desgracias, sinsentidos, prejuicios e injusticias descritos en los textos. O como dice Oscar Martínez (sí, el autor del segundo libro de la editorial) en su comentario, este libro es, para los bolivianos, “una buena forma de conocerse en espejo ajeno”. Si ese espejo además nos ofrece un reflejo muy bien narrado, se convierte en una invitación a su lectura.

En resumen, la flamante editorial alteña presentó, en poco más de un año, tres libros. En los dos últimos, se encargaron del diseño Alberto Valeriano Apaza (entiendo que es un fotógrafo premiado) y Rodny Montoya (poeta, youtuber, talento puro).

Me parece que tres libros en un primer año son algo meritorio, y en cuanto a calidad, habrá que decir que Alexis Argüello tiene el mérito no menor de escoger buenos libros (y colaboradores)… y cada vez mejores.

Esperemos un segundo año también prolífico de Sobras Selectas.

Escritor