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ARTErias Urbanas: al infinito y más allá

El colectivo cruceño termina el 2017 anunciando la convocatoria para uno de sus más ambiciosos proyectos, El Contenedor, en el que el arte es el motor para la transformación social.
ARTErias Urbanas: al infinito y más allá



Hace unos meses, a inicios de este año y en Santa Cruz, se vivió una absurda rencilla en un grupo de WhatsApp cruceño denominado “Gestores Culturales”. Se debatía si los integrantes de ARTErias Urbanas eran “gestores culturales” o “solamente promotores culturales”. Mientras esto sucedía en esa plataforma virtual, al mismo tiempo, en el barrio Jardín, ubicado entre el Cuarto y Quinto Anillo de la Radial 26 de esa capital, se organizaba el Manifiesto Urbano, una de las principales actividades que coordina el colectivo ARTErias Urbanas, que empodera e inserta en una dinámica artística y cultural a los jóvenes de los barrios de la periferia cruceña.

Sin necesidad de nombres o cargos públicos, el colectivo trabaja desde hace ocho años gestionando espacios, eventos y políticas que tienen que ver con el quehacer cultural en Santa Cruz, demostrando ser uno de los grupos más activos de Bolivia, llegando a armar redes no solo entre la periferia y el Casco Viejo cruceño, sino también con otras ciudades de Bolivia y el mundo.

Este 2017 lo finalizan con el lanzamiento de la convocatoria para quizás su proyecto más osado: El Contenedor, que, como su nombre lo indica, trata de contener –no solo como espacio físico, sino también simbólico- a las diferentes líneas de acción que se articulan desde el colectivo en el que la formación, la reflexión y la toma del espacio público ponen al arte como principal motor para la transformación social.

A ARTErias Urbanas El Contenedor le permite volver a sus inicios, cuando salía a los barrios -en su bibliobús-, en un momento en el que Santa Cruz no contaba con muchos espacios artísticos y la mayoría estaba en el centro de la ciudad.

“La programación cultural sigue estando en el centro, lo cual representa para nosotros una necesidad de conformar otros espacios. A lo largo de los años, hemos aprendido cuáles son las metodologías necesarias para acercarnos a la gente, por lo que hemos diseñado una programación exclusiva para niños, para jóvenes y una familiar”, explica Oscar Soza, parte del colectivo.

De esta manera, El Contenedor se moverá cada semestre con una estación que permanecerá por tres meses en áreas verdes y parques urbanos cruceños. Las estaciones están distribuidas por diferentes distritos en la “ciudad de los anillos”. Son cuatro estaciones que se planean concretar hasta el año 2019.

La convocatoria para la primera estación Especies de Espacios está abierta hasta el 15 de enero del 2018. La postulación es única y exclusivamente mediante la página https://www.elcontenedor.org.

Soza explicó que para la selección hay dos instancias. La primera es el envío de una declaración que muestre los intereses, los puntos de acción y la forma de pensar del artista, y la segunda instancia incluye la presentación de un portafolio que permita evidenciar y aclarar la primera instancia. Los tres seleccionados serán parte de un laboratorio de creación y producción exclusivo para El Contenedor, con un fondo de 2.000 bolivianos.

La primera estación Especies de Espacios invita a pensar sobre el espacio público, el espacio del arte y la relación entre estos. Utopías es la segunda estación y tiene una vocación netamente reflexiva. La tercera es Historias Marginales. Busca visibilizar experiencias que no son parte del “mainstream” cultural nacional. Por último, la cuarta estación, Saberes Ancestrales, quiere compartir conocimientos de pueblos originarios.

Las actividades paralelas incluyen un ciclo de cine, talleres, charlas y darle seguimiento a un programa de huertos urbanos.

“Buscamos ampliar la consciencia en la creación de la ciudad. Con un mapa y juegos, los niños descubren el espacio y la exposición, mientras crean sus propias obras y reflexionan”, adelantó Soza, indicando que se mantendrán las intervenciones artísticas del colectivo como el performance, la acrobacia, conciertos y la práctica del grafiti-mural.

El proyecto no podría ser posible sin el compromiso de algunas instituciones, gracias a alianzas estrategias que realizó el colectivo con la Secretaría Municipal de Cultura Patrimonio y Turismo, a través del Museo de Arte Contemporáneo, el Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño y la Alianza Francesa.

Rumbo a los diez años de vida

“Este año nos sorprendió el apoyo y apertura de las instituciones para proyectos que hemos estado gestionando en estos ocho años pasados. Un ejemplo fue el Manifiesto Urbano que, en la última versión, realizó sus actividades junto a Cochabamba y La Paz, en lo que fue la Ola Urbana”, sostiene Soza, destacando la aceptación y vinculación del público. Para Soza, el crecimiento demográfico y económico de la ciudad convirtieron a Santa Cruz en un crisol cultural, lo cual, según el artista, ha generado más espacios culturales, a la vez que un mayor público interesado, por lo cual la autogestión ya no solo es un sueño, sino una realidad. “Dado que ARTErias no es ni busca ser una institución, ver que nuestros propios mecanismos de sostenernos están funcionando es alentador”.

Otra noticia alentadora es que este 2017 se volvió a habilitar el Galpón ARTErial, que se encuentra ubicado en la Radial 26 del barrio Jardín. En sus primeros seis meses de reapertura, ha sumado diversidad de actividades como ciclos de cine, presentaciones de libros, fiesta culturales, conciertos y talleres, entre otros.

La gestión de ARTErias Urbanas también tiene al territorio como un campo de acción importante. Es así que, desde el galpón, se articulan las actividades con la Biblioteca Municipal del Barrio Oriental, trabajando junto a su programa más social y educativo que es la Escuelita de Arte.

“Nuestros rangos de acción siempre han sido los barrios donde realizamos las intervenciones colectivas con grafitis murales. También nos relacionados con el centro e instituciones para poder mostrar nuestro accionar. Pero, dado que ARTErias no es una persona, sino una colectividad, todos proponen espacios y nos sumamos a otras iniciativas de amigos. Es así que hemos participado en proyectos en los contornos de la ciudad, en poblaciones anexas, otros departamentos e inclusive como representantes afuera del país”.

Además del proyecto El Contenedor que tiene una duración de dos años hasta el 2019, ARTErias Urbanas volverá con el Manifiesto Urbano, una plataforma de formación, anticipándose de esta manera a la Ola Urbana. También el 2018 se potenciará el proyecto audiovisual ART30”. “Tenemos un archivo de gran riqueza que es una memoria audiovisual acerca de la producción y los artistas en el medio, por lo cual estamos preparando una edición especial”, finalizó Soza.

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