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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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[NIDO DEL CUERVO]

La quimera de Burgess

La quimera de Burgess



El libro del cual quiero hablar esta semana, es una obra póstuma del autor inglés Anthony Burgess (“Ese nombre me suena…”), quien, entre otras cosas, es conocido por haber escrito La naranja mecánica (“Ah. Ese era”. Así es, querido lector, sé lo que piensas). Pero no, no hablaré del libro que acabo de nombrar, hablaré de otro que, a mi parecer, es una de las mejores obras de Burgess: The end of the world news.

El título no fue elegido por el autor, sino que fue su amigo y editor, John Wilson, quien se encargó de buscar entre los escritos del fallecido novelista y encontró esta obra en el fondo de una bolsa de supermercado, sellada con cinta adhesiva a más no poder (algo digno de esconder/proteger estaba dentro). Este escrito, hecho a máquina, no llevaba título por ningún lado y fue esto lo que impulsó a Wilson a buscar otros documentos que dieran pistas sobre la naturaleza del libro. Dos cosas encontró él: la primera fue una reflexión anotada en lo que parecía un diario de trabajo, en ella el autor hablaba de una foto del presidente Carter y su esposa viendo tres televisores al mismo tiempo, entonces Burgess se preguntó “¿si no sería ese el futuro de la novela también?”; la segunda cosa que Wilson encontró fue una carta dirigida a una estudiante y en la cual Burgess hablaba acerca de los tres acontecimientos que para él fueron los más importantes del siglo XX: “el descubrimiento del inconsciente por Freud, la doctrina trotskysta del socialismo mundial y la invención del cohete espacial”. Aun así, sin título por ningún lado.

A manera de consuelo, sin embargo, lo que Wilson encontró fue la estructura narrativa de la novela y sus diferentes “motivos”. Es difícil, en este caso, determinar cuál de las historias que se narran en la novela es la principal y cuáles las secundarías puesto que las tres se narran de formas diferentes (diferentes narradores, estilos, etc) y las tres tienen mérito propio. La biografía de Freud, acerca de sus últimos años en Viena, casi usando diálogos solamente, muy poca descripción (como el guión de una serie de televisión); la historia de Trotsky visitando New York fue escrita como ópera; la historia de Valentine Brody y su esposa Vanessa es un relato de ciencia ficción en el que se cuentan los días finales de La Tierra antes que un cometa la destruya; incluso se puede pensar en una “cuarta historia” al final del libro. Todas estas historias se narran simultáneamente, alternando los momentos en que se muestra cada una de ellas.

Oscar Tacca, en su libro Las voces de la novela, daba a entender que la literatura norteamericana desde la pre-guerra hasta 1950, behaviorista, estaba fuertemente influenciada por las nuevas formas de entretenimiento que eran el cine y la televisión, entonces los escritores ya no se preocupaban tanto por la manera en que la narración se “oía” sino en cómo se “imaginaba” (que imágenes generaba) lo que se leía; hubo un paso del oír al ver como objetivo principal de la narración. Burgess, al menos en este libro, hace lo mismo solo que lo lleva a otro nivel y esto es rastreable en la figura del narrador.

¿Quién es el que narra esta novela? Lo cierto es que no podría hablarse propiamente de “un narrador”. Cada historia se cuenta desde un determinado “enfoque”, no hay una voz uniforme que se haga cargo de lo que se “muestra”. Entonces, otra vez, ¿quién es el narrador de esta novela? Este es el giro magistral de la obra: es el lector. No olvidemos la motivación del libro, Burgess quería crear la ilusión de estar leyendo, viendo, tres historias al mismo tiempo (como Carter y su esposa hacían en la fotografía); entonces, aquél que “narra” las historias es aquél que las está “viendo”, como una película o un programa de televisión

(“¿Qué hay sobre el título?”. Tranquilos, no lo he olvidado). El título fue escogido por Wilson; él solía escuchar las noticias de la BBC en la radio y al final del noticiero, el presentador decía: “Y aquí terminan las noticias del mundo”. Él no dijo nada más al respecto pero, si se me permite especular un poco, creo que lo inspiró una de las historias que vio en está novela.

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