Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 19:57

Silencio



Sobre la más reciente película del director estadounidense Martin Scorsese.

Sí, sí. Silencio no se estrenó en algún megacomplejo de cine (que prefieren superhéroes o xenomorfos o superhéroes xenomorfos). Tampoco salió a la venta de manera oficial. Las versiones que existen son las piratas: del casero de la esquina de mi casa o la del internet que subió un tal Dimitri Svalejov (full HD).

Después de verla, me quedó un pensamiento: hasta los mejores directores pueden fallar (también un vacío: tal vez necesitaba comer). 1. Scorsese debió quedarse con la Última tentación de Cristo (como exploración ítalo-católica). 2. El cine no debe dar moralejas. 3. En mayúsculas: EL CINE NO DEBE DAR MORALEJAS.

Spoiler (aquí es donde dejas de leer): Silencio es una película sencilla. Es como Rescatando al soldado Ryan, pero en vez de soldados hay curas. En vez de guerra hay una especie de inquisición japonesa (que en vez de destruir el catolicismo se dedica a romper imágenes). Dos curas buscan a otro cura. Y gran parte del metraje se ahonda en los sufrimientos de un cura que se niega a pisotear una estampita de Jesús o de María o de algún santo.

Los aciertos:

1. La banda sonora es impecable o tal vez no lo es. Con mis parlantes que son apenas estéreo, la ambientación se siente (eso sí, debes subir el volumen hasta 90 o casi 100).

2. La fotografía es impecable: la escena de la niebla en las costas de Japón se quedó grabada en mi mente. Pero una película no es solo una escena.

3. Algunos diálogos están bien trabajados, pero en la versión española pierden mucho de su esencia. Por ejemplo cuando el cura protagonista habla con el inquisidor japonés y nada más.

Los desaciertos:

1. Empecemos con la duración de la película. Son dos horas y cuarenta y un minutos insoportables. El ritmo es lento (Scorsese debió plantearse una edición al estilo Los infiltrados y no querer hacer una película al estilo Tarkovsky. Aunque sea triste decirlo: Scorsese no es Tarkovsky. Gana muy bien en su cancha: la violencia vista desde personajes que aman la violencia, y pierde cuando tiene un personaje cura-emo que aborrece la violencia).

2. Silencio es un naufragio. La trama no llega a cuajar nunca. El guión está mal trabajado. A pesar de que pertenece a un subgénero de búsqueda (dos curas hipsters que buscan a otro cura y al final solo encuentran estampitas pisoteadas de Jesús y muerte y destrucción y monjes budistas).

3. Scorsese no llega a entender el catolicismo o el cristianismo (¿quién lo entiende?). Mejor: Scorsese tiene una visión italiana del catolicismo. Es decir, un catolicismo de imágenes (si destrozas la imagen, te vas al infierno; si proteges la imagen, te vas al cielo). Y la imagen es solo la superficie. Entonces se hace inverosímil que alguien muera por proteger la imagen. Tal vez hubiese sido más verosímil que alguien muera por proteger el mensaje.

4. Es cine softgore. En lo que dura la película conté más o menos 15 muertes de todo estilo (pero en tiempo lento). Ni Tarantino es tan cruel. Ni Pasolini. Miento, Pasolini es más cruel. El problema es que uno se hace resistente a la violencia. En mi caso, sentía que las muertes eran de meros muñecos en un teatro de cartón. En cambio, la ficción debe parecer real.

Conclusión: Esta vez estoy de acuerdo que no se haya estrenado en cines.

Periodista y escritor - [email protected]