Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Un paseo por el país

Un paseo por el país



Acerca de tres crónicas sobre Bolivia que fueron escritas para el diario El País de España.

Comienza su crónica ofreciéndonos al personaje y su ámbito. A sus discípulos les gustará. Alex Ayala se acerca a un cartero de La Paz y recorre las salas casi deshabitadas de Correos y desde allí estira su relato con cierta fortuna.

Amelia (solo me quedó el nombre por su homonimia en la historieta de la infancia), periodista española también, recorre la Chiquitanía. Se detiene en San José, creo, allí toma un par de actores y elabora su crónica sobre la música y los músicos de esa hermosa región.

Y otra más reciente. El reportaje que narra la misional vida de un sacerdote italiano que después de vivir en el Valle Alto, fue a su país para estudiar Medicina con el objetivo de volver a ayudar a la gente pobre de ese lugar. Y lo hizo. Pietro Gamba es casi un santo para muchos de allá. La nota está firmada por Emmanuela Zuccalà.

Los tres tienen en común que escribieron sobre Bolivia para El País de Madrid, y las tres crónicas se publicaron en sendas revistas de domingo, El País Semanal, a mediados de 2016, las dos primeras, y en enero de este, la otra.

Pero tienen algo más en común: su trasfondo.

En la primera crónica quién tiene nefastos y declarados planes de cerrar el servicio de Correos es Evo Morales (leo en La Razón de La Paz, una versión de la misma crónica, pero en esta el autor, curiosamente, se cuida de mencionar a Morales); en la segunda, desordenada historia, una subhistoria está insertada aquí y allá: los chiquitanos (“como casi en todo el Oriente”) no quieren a Evo Morales; y en la tercera, se elige publicar la declaración de alguno sobre el estado de abandono que tiene “el Evo” a los campesinos.

Estos tres periodistas del ejército de ese País, obedecen, como todo columnista del diario, a la “línea editorial” que señala que se debe apuntar y tirar contra el “populismo”, término que está en vías de insertar en el diccionario sociopolítico como sinónimo de nazismo o yihadismo y, ahora, brexitismo, trumpismo y putinismo. En la acera de enfrente están los luminosos escaparates del liberalismo, del libre mercado que incluye, como mercancía principal, los ingenios de guerra.

Los grandes, y estos pequeños, periodistas y articulistas están sometidos a la férula de cebrianes, caños y demás jefes de Prisa-El País, que revisan minuciosamente los textos para comprobar su obediencia. Hasta ahora ya casi todos están domesticados, incluida Rosa Montero, la periodista que emergió, con gran frescura y libertad, de la oscuridad del franquismo. Por supuesto que hay algunos, como el bueno de Llamazares, para la vitrina democrática. Otros deben hacer-de-tripas-corazón para continuar, desasosegados, en la nómina, pienso en Bastenier recluido en su columna de reflexiones teóricas sobre comunicación y redacción.

La mayoría, la que importa, forma parte de los hacedores de un diario que ha dejado atrás los tiempos cuando en él escribían García Márquez, Benedetti, Roa Bastos y hablaba con sinceridad y verdadera preocupación a nuestro mundo. Ahora su estrella “latinoamericana” es el converso Vargas Llosa que padece una evidente incontinencia de servilismo al capital, arruinando las letras mayúsculas que una vez compuso.

Uno de los cronistas del principio de esta nota, Ayala, no solo escribe lo que escribe, sino que imparte clases sobre cómo escribir como él escribe, en aulas llenas de alumnos que-beben-sus-palabras y, además, brinda consejos sobre en qué sitios hurgar para obtener financiamientos y ganarse premios, objetivos principales de los demasiados periodistas de la codicia.

Allá donde está la dialéctica política en el mundo, se mueven las bien entrenadas huestes del “periódico global” predicando la religión del dios Don Dinero, contra el diablo popular.

En América Latina mediante sus pequeños servidores poniendo zancadillas a procesos necesarios y en España como (cómo no) vocero de la monarquía y del PP.

¿Mentir? Sí, si sirve…

Es turismo aconsejable dar un paseo por ese País con una mirada despojada de reverencia.

Periodista y escritor - [email protected]