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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Berlín se mira en Europa y en el cine de autor

Berlín se mira en Europa y en el cine de autor



La semana pasada arrancó la 67 edición de la Berlinale, uno de los festivales cinematográficos más reputados del mundo. En esta página aparecen algunos de los títulos más sobresalientes de su programación.

La 67 Berlinale, que arrancó el pasado 9 de febrero, viene proyectando, entre otros, los trabajos de Álex de la Iglesia (El bar), Aki Kaurismäki (The Other Side Of Hope), Hong Sang-soo (On The Beach At Night Alone), Danny Boyle (T2: Trainsppoting) y Marcelo Gomes (Joaquim). El cine europeo parte como favorito al Oso de Oro.

La esperanza es lo único que tienen en los bolsillos las criaturas de Aki Kaurismaki. Su esperanza por conquistar la Palma de Oro de Cannes se topó con El árbol de la vida de Terrence Malick en 2011, y cuentan varios testigos que el último día del festival el cineasta finlandés se paseaba lamentando su suerte por los alrededores del Palais con una botella de vino en la mano. Pero siempre podemos confiar en el autor de Juha, quien de lustro en lustro regresa con esperanzas renovadas, dispuesto a seguir dando la batalla humanista -capaz de contener a Chaplin, Renoir y Tati sin alarde de ningún tipo- con la media sonrisa que impregna su inimitable poética, a pesar de tener tantos imitadores. Después de la sublime Le Havre, esta vez lo hará en Berlín con, precisamente, The Other Side of Hope (“El otro lado de la esperanza”), que se anuncia como la segunda entrega de una trilogía centrada en los puertos de inmigración europeos. Entre la ironía y el patetismo, su singular humor reaparecerá en la gran pantalla dando cuenta del vagabundeo por Helsinki de un refugiado sirio en busca de asilo. Sobre el papel, el toque ligero de Kaurismäki ya vale el viaje a la capital alemana.

Su candidatura al Oso de Oro se medirá con una selección preñada de misterios por desvelar, pero también con algunas certezas. Si fuera el caso de que Kaurismäki se vuelva a ir de vacío de un gran festival, no serán en todo caso ni Álex de la Iglesia (El bar) ni Danny Boyle (T2: Trainspotting) ni James Mangold (Logan) quienes se interpondrán en su camino, pues los tres presentan sus nuevos filmes fuera de concurso.

Los contendientes por el plantígrado dorado, de todos modos, son serios y numerosos, pues Berlín ha venido demostrando en sus últimas ediciones que su gusto puede ser tan exquisito y también tan popular como el de Cannes. El palmarés del año pasado, de hecho, parecían invertir la dinámica: el Oso de Lav Díaz simplemente se come con patatas la Palma de Ken Loach en lo que a belleza y relevancia cinematográfica se refieren. Por más que cada año vuelvan a surgir las dudas sobre la entidad de Berlín frente a Cannes y Venecia -la Berlinale no se sacude las sospechas de que es la cita más entregada al cine de industria, el menos audaz-, su director Dieter Kosslick sigue dando motivos para no perderle el respeto.

Dignidad y nostalgia

Estarán otras voces adoradas de la cinefilia de autor como el coreano Hong Sang-soo o el brasileño Marcelo Gomes o, por qué no, el alemán Volker Schlondorff, quien aunque lleva con dignidad su nostalgia por tiempos pasados (el peso de El tambor de hojalata no debe ser una carga leve) aún pudiera dar la sorpresa con su nueva producción, Return to Montauk, en torno al reencuentro durante un fin de semana en Nueva York de una pareja que compartió un viejo romance. El infatigable coreano -que probablemente presente también en Cannes La caméra de Claire, protagonizada por Isabelle Huppert y rodada en los alrededores del Palais- compite en Berlín con el sugerente título On The Beach At Night Alone, que bien pudieran ser las primeras líneas de un guión en el que vuelque otra variación de sus memorables frustraciones sentimentales teñidas de alcohol y humor.

Gomes salta al ruedo berlinés con Joaquím, rodada en Brasil, y con la que pretende desmitificar la figura del héroe nacional Tiradentes indagando en la cruel colonización portuguesa en el país sudamericano. La portuguesa Teresa Villaverde concursa a su vez con Colo, donde describe la miríada de efectos que el trágico desempleo ha generado en una familia lusa. Con cierto color iberoamericano, la competición se nutre también de la mirada del chileno Sebastián Lelio en Una mujer fantástica, coproducida con España, una tragicomedia que gravitará alrededor de la agonía de una joven interpretada por Daniela Vega cuando pierde a su amante.

El cine europeo, como es de esperar, es en todo caso el gran protagonista. Hungría, Rumanía, Francia, Polonia, Alemania, Austria, Bélgica... el crisol herido del viejo continente tiene muchos relatos en sus entrañas, y también diversas y valiosas miradas desde las que proyectarlas. Desde la veterana Agnieszka Holland con la investigación criminal de Spoor hasta las óperas primas Django de Etienne Comar, el biopic pendiente del gran guitarrista de dedos mutilados, y Wild Mouse, de Josef Hader. En Hungría se ha forjado la historia de amor onírica que propondrá On Body and Soul, de Ildiko Enyedi. Otro romance fracturado por la locura será Ana, mon amour, del rumano Calin Peter Netzer, mientras que el alemán Thomas Arslan nos hará viajar por Noruega a lomos de un relato paternofilial.

El cine norteamericano, tan alineado tradicionalmente con el certamen alemán, no parece que volará en esta ocasión muy alto, si bien Oren Moverman -director de Time Out of Mind y guionista nada menos que de I’m Not There- presenta su candidatura al Oso de Oro con The Dinner, adaptación de la novela de Herman Koch en la que Steve Coogan y Laura Linney compartirán mesa, mantel, plano y terribles secretos con Richard Gere y Rebecca Hall. El cine angloparlante, aunque procedente de Gran Bretaña, también tendrá cabida con los últimos trabajos de Stanley Tucci (Final Portrait) y de Sally Potter (The Party).

Periodista y crítico de cine - @carlosreviriego