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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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SOBRE DOCTOR STRANGE: HECHICERO SUPREMO, PELÍCULA DEL UNIVERSO DEL CÓMIC QUE ESTÁ EN LA CARTELERA LOCAL.

Marvel se pone extraño

Marvel se pone extraño



La más reciente película de Disney, la entretenida Doctor Strange: Hechicero Supremo, es parte de la estrategia de Marvel para dominar el mundo, pero también es una experiencia visual y ágil, armada con mucho cuidado en muchos niveles. La producción de la casa editorial de superhéroes es un poco contradictoria, sintiéndose muy familiar, pero también siendo muy diferente a lo que se ha venido haciendo en este género cinematográfico. Estructuralmente, es otra historia básica de origen de un personaje, pero, por otro lado, está entrando en un espacio atiborrado, más psicodélico que cualquier otra cinta basada en un cómic.

El doctor Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) es un reputado neurocirujano de Nueva York. Todo lo que tiene de brillante y talentoso también lo tiene de arrogante y vanidoso. Su vida no volverá a ser la misma después de que un terrible accidente de tráfico le prive del uso de las manos. Con sus extremidades dañadas, no puede ejercer su profesión, y esto arruinará por completo su carrera. Cuando la medicina tradicional le falla, él se ve forzado a buscar otras curas y esperanza en un lugar improbable, un misterioso lugar conocido como Kamar-Taj. Rápidamente, se da cuenta de que ese lugar no es solo un centro para curarse, también es la primera línea de batalla contra unas fuerzas oscuras que amenazan con destruir la realidad. Pronto Strange, armado con nuevos poderes mágicos, se ve obligado a elegir entre regresar a su vida de dinero y estatus social alto o dejar todo atrás para defender al mundo como el mago más poderoso que existe.

Doctor Strange nació en las viñetas de la gloriosa cabeza de Steve Ditko, el visionario del cómic que lo trajo a la vida con Stan Lee, una pareja conocida también por la paternidad de Spider-Man. Los viajes del Dr. Strange hacia el este evocan las mágicas travesías de misterio, internas y externas, de los años 60, invocando visiones de una cabeza atrofiada con efectos de Lucy in the Sky With Diamonds.

Es una película de superhéroes que a menudo se siente como si hubiera sido filmada a través de un caleidoscopio. Este es hueco, hipnótico, y cada giro del tubo refleja una hermosa nueva dimensión de posibilidades infinitas. Toma sin complejos artilugios antes vistos en The Matrix o Inception, uniéndolos en el tejido del universo de hechiceros de Marvel. Scott Derrickson, el director, nos lleva a la que denomina como la dimensión del espejo, y nos entrega el blockbuster más deslumbrante en cuanto a aspectos visuales del año.

La historia podrá parecer trillada, ya que es tan antigua como los ancianos maestros de las artes ocultas de Nepal y tan familiar como Batman Begins (2005), de Christopher Nolan, donde los hombres se convierten en semidioses y encuentran la iluminación lejos de occidente. Sin embargo, Derrickson y su equipo impulsan aún más la plasticidad del medio, creando espacios que se doblan, se astillan y se multiplican. Una pared se abre como un ventilador de mano que se extiende mientras los paisajes urbanos se fragmentan en formas de fractal que se mueven y transforman. La deformación espacial y temporal y las realidades reflejadas en Doctor Strange: Hechicero Supremo son una explosión. Son lo suficientemente inventivas que despiertan maravilla, provocando esa deliciosa pregunta: ¿cómo hicieron eso?

La fórmula utilizada en la película puede ser una historia de origen cansino y de la que hemos escuchado antes, pero es una que casi sin duda no han visto sin alucinógenos. Los efectos especiales del largometraje, que crean un multiverso de dimensiones paralelas, todos conectados por agujeros de gusano con bordes de fuego, como una visión caleidoscópica y desordenada de la arquitectura y la topografía que cae y se desliza, están –literalmente– fuera de este mundo.

La propulsión de Strange a los reinos trascendentales juega como una caricatura de cómic de las imágenes cosmológicas de Terrence Malick. Los juegos de alto riesgo de la película relacionados a la inversión de tiempo y combate fuera del cuerpo, proveen una euforia grandilocuente que ofrece suficiente distracción.

El filme tiene un gran elenco. Hay momentos en los que tienes a intérpretes como Cumberbatch, Tilda Swinton y Chiwetel Ejiofer compartiendo la pantalla, lo que hace difícil no sonreír simplemente viéndolos sumergirse completamente en la parte mística del universo Marvel. La presencia etérea y única de Swinton se siente acogedora. Interpreta a El Ancestral, con un carácter tan sereno como poderoso. Ejiofer presta su presencia habitual, fuerte y noble a Mordo, un personaje encumbrando a más, claramente para las secuelas. El también protagonista de Sherlock es genial como Strange, ya sea si lo encarna como un sabelotodo o alguien en el temor de lo que está viendo.

Lo que realmente termina haciendo de Doctor Strange: Hechicero Supremo una película entretenida son los actores y el viaje visual en el que nos sumerge. Marvel se pone extraño y nos lleva a una excursión divertida y “trippy”, a un lugar donde el estudio parece raramente ir: es decir, a las raíces de la retina de los cómics.

Periodista - Twitter: @DabolAr