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Las correcciones

Las correcciones



Sobre la novela del escritor estadounidense Jonathan Franzen, publicada en 2001.

Jonathan Franzen fracasó en 1985. Prometió a sus padres escribir una gran novela antes de los 25. Si no, renunciaría a ser novelista. Y entraría a estudiar Derecho. Y el libro, el terco primer libro, no llegaba. Decidió encerrarse en su garaje y escribir al menos durante 10 mil horas, que según algunos son las, necesitas antes de llegar a alguna parte. Pero fracasó.

2001, año de Las correcciones. La familia Lambert está en crisis, pero qué familia no lo está. Alfred, el padre, sufre de Parkinson, las manos le tiemblan y empezó a tener pesadillas desde que se jubiló. Enid, su esposa, quiere reunir a todos sus hijos para las últimas navidades, tal vez es su única esperanza, casi religiosa, de que aún puede salvar a su familia.

Jonathan Franzen fumaba cigarrillos en un porche que alquiló en los suburbios de Boston. Tenía noches sin dormir, estaba exhausto. «Y me acuerdo del día en que terminé la novela: era a comienzos de noviembre. Hacía un frío terrible, pero yo me había quedado afuera porque estaba fumando y mi mujer había dejado el cigarrillo recientemente».

»Cuando me di cuenta de que había terminado, me sentía exhausto y lleno de excitación. Puse los 18 capítulos en una pila y mi mujer me tomó una foto junto a ese manuscrito. Cuando llegó la foto, mi imagen era horrible. Había pasado 10 meses trabajando siete días a la semana, fumando casi hasta matarme. Me veía como un hombre de 60 años».

La novela no tenía nombre; él tenía 29 años y nadie quiso publicarla.

Los hijos Gary, Chip y Denise van a la deriva. Parecen manejar un barco que se hunde, sin timón y en alguna tormenta. Gary sufre de depresión y su esposa odia a su suegra. Chip fue expulsado de la cátedra de una universidad por tener un romance con su alumna (además que está en bancarrota). Y Denise se enamoró de la esposa de su jefe y de su jefe y los dos se dieron cuenta.

Jonathan Franzen dice: «La sorpresa más grande fue el fracaso de mi novela culturalmente comprometida a la hora de lograr que la cultura se comprometiera con ella. Mi intención había sido provocar; lo que recibí, en cambio, fueron 60 reseñas en el vacío».

Con su segunda novela, Movimiento fuerte, ocurrió lo mismo y él tenía 32 años.

Se dio cuenta de que una novela habita el mundo íntimo de los personajes y no es ensayo político aunque pueda contenerlo. Y no es ensayo académico. Y no es descripción social. Y no es manual de autoayuda. Y no es discurso panegírico. Y no es panfleto para sorprender a los académicos.

Todo cambió la mañana en que Jonathan Franzen imprimió el borrador del primer capítulo y lo metió en un sobre dirigido a Farrar, Straus & Giroux. Las copias estaban mal impresas. A la vista de 200 folios, un alto ejecutivo le ofreció firmar un contrato cuya cifra era tan elevada que debía mantenerse en secreto.

«El escritor alquiló un estudio en Harlem y no quiso saber nada del mundo hasta el momento en que puso punto final a la novela. Con la entrega del manuscrito, ocho años después, dio comienzo una de las peripecias editoriales más asombrosas de los últimos tiempos. El origen de la leyenda no está claro, pero lo cierto es que llevaba tiempo circulando a pesar de que prácticamente nadie había tenido acceso al texto».

La novela se llamaba Las correcciones y era la «gran novela estadounidense»; y el escritor tenía más de 50 años y no había estudiado Derecho, a pesar de sus padres. Lo había intentado una y otra vez; y aún fumaba cigarrillos y miraba con ojos de 60 años y respiraba lento. El aprendizaje que le había dejado la escritura de esta novela era tener una voluntad de hierro. Jamás olvidaría sus fracasos, como no se olvidan las heridas que no cierran o se hacen cicatrices. Y allí está el verdadero aprendizaje, en la caída lenta, jamás en la victoria.

Periodista y escritor - [email protected]