Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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[Chenk’o total] Alerta

[Chenk’o total] Alerta


Mientras escucho al poeta y cantautor Vadik Barrón en sus Efectos Personales (CD, 2014), el parque del frente me llama. Suena lindo una zambita urbana desde el hotel Pacheco. El artista orureño me lleva a las calles de mi ciudad. Pero estoy en otra… lejos.
Voy a la ventana, es tardecita de sábado, de costado se ve a una niña feliz chupando un helado, un señor gordo corre voluntarioso contra el tiempo, los árboles son violentados con cables y marcas, dicen que están construyendo el metro. Mi florero muere de sed, las cortinas palpitan, hay que estar alerta, se escucha la voz del atardecer. Carolina dice que está agostando en mayo. Mi perro, el Poeta, me mira diciendo con su voz ronca: -Vamos, quiero hacer pis. Tomo un sorbo de agua, tiembla la existencia gozosa en mi garganta, agarro la guitarra y toco cositas sin motivo. Todo está en su bendito desorden. La escoba me llama, barro las cocas de la otra noche, huelo ropa húmeda. Entonces decidimos ir a respirar árboles y salimos al parque.
¿Cuántos años tendrá este árbol? Creo que Sucre se apoyó en él. -Esas florcitas amarillas son de no creer, beeeellas, dice ella. -Mirá el cielo. Las nubes se inundan de lluvia pronta, uyyy, esos cuates volando en ala delta. Carolina y el Poeta corren hacia  la laguna, nos reímos con resolana verde pintando las caras, la vida fluye en abundancia, un peruano mala cara se acerca a venderme cositas, hay que volver, che, la noche empieza a mostrar sus mejillas negras. -La lunaaaa, mirá la lunaaaa, dice ella feliz, y se le humedece un rulo.
Volvemos a casa, subimos los cinco pisos. Luego de unos pancitos con té y queso de Mizque (llegó encomienda de la tierra anteayer), me voy durmiendo suave, cabeceando bonito, mientras ella ronronea como un lince iluminado. Sueño que el Vadik me dice desde su último libro, Tragaluz: “en otras palabras, que nos vamos a morir pues, compadre/ pero que todo habrá valido la pena/ por esta maravilla de contemplar las cosas/ de levitar en el feliz espasmo del amor/ de acompañar el curso ciego de los planetas….”.
Entonces, de súbito, llega el terror… A despertar, carajo. ¡Empieza a temblar todo de nuevo! Nos paramos enlagañados, el piso es un tren exaltado, se caen los cuadros, apenas nos sujetamos a la puerta. Carolina llora, otra vez este satanás enorme que sacude el edificio buscando algo, oramos lagrimeando. Cuando parece que se nos cae el techo encima va parando el planeta como un pulmón deshojado, como un dragón desahuciado. Entonces, zombi, agarro la mochila que había olvidado. Hacía un mes que había pasado la tragedia, pero la mochila seguía allí firme, esquinada, con su coquita urgente, su botellita de agua. -Las llavesssss, grita ella desesperada. Salimos en pijama tropezando por las gradas, una vecina gime en el camino sin parar. Son las tres de la mañana. Hay que estar alertas, la vida es un hálito, la muerte tiembla. Cientos de vecinos están en el parque mirando, esperando, sujetando con sus ojitos los edificios para que no se caigan. Me abrazo al árbol de Sucre. -Es de 6.8, dice el señor gordo mirando un celular. Una señora abraza a la nena que tiembla, esperamos en silencio. -Es la réplica 1.567, dice el gordo de nuevo. -La luna alumbra, la luna cuna, la luna bosteza, lua, lua, lua, canto suave en el oído de ella que llora otra vez.
Se hacen las cuatro, subimos los cinco pisos de nuevo como marchando a un mausoleo. Me pongo a pijchar, a orar, actualizo la mochila. Hay que estar alerta, parece que las cortinas se mueven de nuevo. Ella se va deslizando en su pijama. La noche estira sus patas, mi perro se hace al cojudo. La vida respira de nuevo, un niño llora cerca, las sirenas encienden sus urgencias, amanece. 
Entonces, desde su Tragaluz, el Vadik me dice de nuevo:  ”Aquí, con los pies helados, cubierto por una manta más bien militar, descubro que Dios es la intemperie”.
Vivimos en una mochila. Hay que estar alerta.
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*El Papirri, personaje de la Pérez, también es el cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta.
Músico y cronista - [email protected]