Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:00

Raúl Lara, obra y vida

Raúl Lara, obra y vida



Texto de presentación del libro dedicado al pintor orureño, que será presentado este miércoles 4 de mayo, a las 19:00, en el Centro Simón I. Patiño (calle Potosí casi Portales), adonde el ingreso será libre.

La pintura boliviana se enriqueció con formas y contenidos nuevos desde el momento en que Raúl Lara comenzó a pintar. Su  inconfundible lenguaje pictórico nos invita a mundos fantásticos e insondables con profundas raíces en las fuertes  expresiones culturales de su tierra natal y en una realidad dura y austera de la cual formó parte. Sus primeros trabajos dan cuenta, con más vehemencia de esta situación.

Cargado de misterio, cada dibujo y pintura conlleva la absoluta libertad para transgredir y ser evidente en la originalidad de la obra, revelando la genialidad del autor.

Esta publicación pretende, de la mejor manera posible, dar una visión de la trayectoria de un artista excepcional al reunir la obra pictórica de Raúl Lara con la mayor cantidad de registros fotográficos de pinturas realizadas durante siete décadas; dibujos y bocetos que son una parte muy importante de su trabajo, ya que para él era algo que realizaba continuamente de forma natural y espontánea, dibujaba sobre papel, sobre un plato, o una pared; con un lápiz, un pincel, y hasta borra de café si es que no tenía otra cosa a la mano.

El libro incluye también una selección de textos de importantes intelectuales que conocieron al artista, su pensamiento y su obra a lo largo de los años. Podemos leer algunas reflexiones y relatos que dejó escritos en sus cuadernos, permitiéndonos conocer quién era él y cómo era su mundo; la enorme importancia que tuvo su familia para ser artista y salir adelante;  sus padres, sus hermanos, entre ellos Gustavo, su hermano mayor, compañero inseparable. Más adelante su esposa  Lidia – su compañera incondicional y única; sus  hijos Ernesto y Fidel, a quienes amaba profundamente y les dedicó mucha atención; Victoria, una señora que trabajaba y vivía con ellos también tuvo un lugar importante, así como a sus amigos tanto reales como imaginarios, como fue Vincent Van Gogh, a quien dedicó 10 años de convivencia. Sus perros gozaban de un trato especial.

Fue  un socialista genuino. Vivió momentos históricos muy importantes que dejaron cicatrices en su alma. Le dolía la pobreza de los bolivianos, que no le fue ajena durante su infancia. Su sencillez y su sensibilidad social eran evidentes en su comportamiento y sus obras. Era un creador de atmósferas; un gran observador del paisaje, de la vida cotidiana y las sutilezas de la fiesta folclórica más importante -el Carnaval de Oruro-, de las miradas y las formas corporales que pintaba con provocación.

Como pocos, logró en su país el reconocimiento a su importante trayectoria y en otros espacios internacionales. Se fue sabiendo que su pintura penetra en el espíritu de los que conocemos su obra y que nos motiva a tener nuevas miradas de nosotros mismos y de los que nos rodean. Su obra contribuye a la formación de un pensamiento crítico, desde esa estética única cargada de vibrantes colores, de personajes fabulosos y mundos fantásticos que se confunden con lo real.

Curadora y editora del libro.