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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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EL II FESTIVAL DE CINE RADICAL COMIENZA EL 30 DE JUNIO EN LA PAZ

El cine autogestionado marca los nuevos proyectos en Bolivia

El cine autogestionado marca los nuevos proyectos en Bolivia


 Los noveles directores que presentarán su trabajo en el II Festival de Cine Radical prefieren la independencia para tratar temas propios. Son autores que encontraron en el cine el medio de expresión adecuado para sus reflexiones y exploraciones.

El Festival de Cine Radical exhibirá de manera gratuita 18 trabajos realizados en el último año por directores nacionales de diferentes géneros, estilos y edades. La cita comenzará el 30 de junio y terminará el 7 de julio en dos sedes: la Casa Espejo de La Paz (Av. 20 de Octubre No. 2659-A, entre Campos y Pinilla), con tres funciones diarias (15.30,17.30 y 19.00 horas); y la otra, en el Centro Educativo Bartolina Sisa en El Alto, con una sola función (15:30 horas).

El primer visionado de la obra boliviana, dentro del sector Bolivia Radical, se efectuará el jueves 2 a las 21.00 en la Casa Espejo, donde se exhibirán: Los girasoles (Martín Boulocq, 30’, Ahí (Pablo Barriga, 26’), La bestia (Kiro ruso, 13’), Nana (Luciana Decker, 5’), Cabezas de VHS (Manuel Lacunza, 25’), Bollywood (Sergio Bastani, 2015, 3’) y Resistencia (Marco Arnez, 26’), 4 en 1 (Paolo Agazzi, 2015, 20’), Aquiles Castro (Luz Flores, 2015, 3’), Sueños de guerra (Santiago Espinoza, 2014, 11’), Primavera (Joaquín Tapia, 2014, 20’), Y tú, ¿qué ves? (Violeta Montellano, 2010, 30’) Layqa (Escuela Popular de Cine Libre, 11’), Guerratatayta mikhuyakapusqa - La guerra se había comido a mi padre (María Elena Solares, Marisol Díaz, 2014, 10’).

Buena parte de los directores coinciden en que la autogestión independiente es la única manera de afrontar los serios problemas actuales del cine nacional. Sin beneficiarse de fomentos del Estado, los realizadores han hecho su trabajo desde lo independiente, demostrando la misma calidad que cuando son financiados. Aunque algunos cuentan con formación tradicional en cine, autores de otras artes encontraron en el cine el medio de expresión adecuado para sus temas, reflexiones y exploraciones.

Entre las obras a presentarse hay largometrajes, mediometrajes y cortometrajes, curados bajo el criterio de que sean filmes que asuman riesgos, que tomen algún valor y lo exploren o radicalicen.

“El festival nace de la inquietud de la Escuela Popular de Cine y la Casa Espejo, con la intención de propagar reflexión y visibilizar materiales cinematográficos bolivianos que no encuentran espacios de exhibición. Además, estos espacios deben permitir el diálogo entre espectadores y autor”, informó Sergio Zapata, quien es gestor del proyecto junto a Miguel Hilari y Mauricio Ovando.

En esta segunda versión, el festival busca ser una trinchera “porque los espacios que deberían exhibir cinematografías independientes o arriesgadas han sido secuestrados por la ideología del cine industrial”, señaló Zapata. Explicó que otra intencionalidad de la iniciativa es formar públicos y ofertar cinematografías que no están disponibles ni siquiera mediante la piratería. “Se busca fomentar la realización y reflexión en torno de la imágenes producidas en Bolivia”.

A los 18 filmes bolivianos en exhibición se suman a la grilla 25 películas internacionales nunca antes vistas en el país. Habrá también la sección Cine Radical del Perú, otra denominada Latinoamérica Radical, un segmento dedicado al Ecuador titulado “Más allá del mall” y uno que se concentra en la obra de la directora portuguesa Susana de Sousa Díaz. Además, el público podrá ver la sección dedicada al actor boliviano Reinaldo Yujra. Con la presencia del destacado actor de La nación clandestina (Jorge Sanjinés, 1989), se organiza el visionado: de Ajayu (Francisco Ormachea, 1996, 26’), Q’ati Q’ati (Reynaldo Yujra, 1999, 35’) y K’anchariy (Reynaldo Yujra, 2002, 37’).

El festival entregará un reconocimiento a la mejor película boliviana y un premio del jurado integrado por Mary Carmen Molina, John Campos y Diego Mondaca.

Hecho en Bolivia

Martín Boulocq, director cochabambino que recibió muy buenas críticas por su opera prima, Lo más bonito y mis mejores años (2005), presenta su último trabajo, un mediometraje que tiene como hilo conductor la música de Nicolás Uxuri. El cineasta señaló que siente mucha más comodidad al trabajar sin condicionamientos de estética, concepto y tiempos. Boulocq tiene una productora junto su esposa, Andrea Camponovo, y, con el rédito de publicidades y videoclips, ahora pueden autofinanciarse para así “trabajar más a gusto”.

“En mi caso, como en el de varios en el país, la productora me financia, de alguna forma me hace independiente en mis trabajos más personales. Está el hecho de no tener que recurrir a fondos, no tener que recibir plata de ciertos lugares que te puedan condicionar a hacer cierto tipo de cine. Por eso yo prefiero, en todo caso, hacer publicidad”, explicó.

El miércoles 1 de junio, a las 21.00 se estrenará el largometraje Mirar de Alejandro Pereyra. El realizador se formó en La Paz, México y Alemania. Su trabajo es la segunda parte de una búsqueda personal que emprendió con Verse.

“Creo que las escuelas no sirven de mucho en el aprendizaje artístico, sí en las relaciones sociales y en el respaldo que da la gallina a los pollitos. Hallo más amable y estimulante una vertiente holística autodidacta, donde las formas literaria, musical o cinematográfica no están limitadas entre sí, ni impiden el paso a otras esferas. No se trata del arte, sino de la vida, el cine me atraía por parecer un espacio autárquico, soberano, lleno de vitalidad para comprender y rehacer el mundo. Claro, eso para un entusiasta adolescente. Ahora creo que, como todo en la humanidad, la distracción o arte llamada cine está sometida a duras políticas piramidales mundiales, y pierde sentido al restringirse a círculos gregarios”, apuntó el realizador chiquichaqueño.

Mirar es una “autoficción, memorias y sueños de la niñez engarzadas desde una vejez ficticia”, indicó Pereyra, quien también explicó que el filme tiene varias capas narrativas, comparándolo con la memoria individual, postulando “que la película sea el vaso inmanente de la experiencia, que es quizás la idea que pese a todo me motiva desde muy hondo a escribir, rodar y cortar largometrajes de ficción”.

Procrastinación es la opera prima de Sergio Pinedo. Se presenta el sábado 4 a las 19.00. El joven realizador rompe con el formato de las películas tradicionales hechas en el país y se arriesga con una propuesta que emula a una película casera familiar o de VHS regrabado.

Pinedo señaló que buscar ayuda económica en una primera película es un camino equivocado. “En este país, por lo menos, me parece que es esencial tener absoluto control sobre lo que haces. Y, si es que hubiera tenido algún financiamiento o coproducción, no hubiera tenido el 100 por ciento del control en mis manos y ahí perdería el interés”.

Jac Ávila presentará dos largometrajes en la muestra, Ollanta y Dean but dreaming. A propósito de esta última, indicó que el título hace una referencia literaria a la frase del libro de H. P. Lovecraft, en el que habla de dioses que están muertos, pero soñando con volver. “Me gustó ese concepto. Mis vampiros son esos dioses”, explicó.

Para Ávila, su estilo único dentro de la cinematografía boliviana se debe a que incluye desnudos y escenas fuertes en sus películas, “lo que no es común en el cine boliviano”. “Sin embargo, hay diferencias tanto en genero como en estilo entre nuestras películas. Desde Sirwiñakuy, una historia de amor poco convencional, a la inquisición de Maleficarum, o los vampiros de Muerta pero soñando y Olalla, etc. No tenemos un solo estilo, son varios estilos, pero lo que sí tienen en común es que desafiamos los cánones establecidos. Algunos dicen que rompemos huella, pero en los hechos hacemos un cine independiente, totalmente independiente, y un cine que nos gusta sin ajustarnos a algún parámetro y sin limitarnos por razones externas al proceso de creación” acotó.

También Paolo Agazzi mostrará su último trabajo en el festival. No es un thriller con héroes y villanos, pero sí con muchas víctimas. Cuatro en uno. Casos de cotidiana violencia es un docuficción que en 23 minutos retrata cuatro momentos en los que se manifiesta la violencia contra la mujer. Se plantean cuatro tomas fijas, de cinco minutos cada una. Una beba, una adolescente, una mujer de mediana edad y otra de la tercera edad son el marco en el que reconstruye las situaciones de violencia -violencia psicológica, violencia sexual, violencia familiar, violencia económica, etc.– a las que las mujeres se enfrentan cotidianamente.

El formato es provocador, dijo Paolo Agazzi, porque, además de cuatro tomas fijas, se genera un sonido ambiente que crea una situación que contrasta con lo que vemos en la imagen. La idea es que “más allá de lo que el productor quiere aportar para poner en agenda el drama de la violencia contra las mujeres, el espectador reconstruya su propia experiencia, y coloque en escena su conocimiento, su vivencia o su percepción sobre este grave flagelo que afecta no sólo a las mujeres, sino a la sociedad en su conjunto”.

Temáticas urgentes en Cortos Radicales

El espíritu del bosque en Ahí

Pablo Barriga, politólogo de profesión pero con curiosidades cinematográficas, mostrará su primer trabajo en la grilla del festival. “No fui a una escuela de cine, lo que he aprendido lo he aprendido viendo películas, leyendo y, luego, filmando y editando cosas mías”, adelantó el chuquisaqueño.

Ahí es un mediometraje de 26 minutos que intenta transmitir la experiencia de habitar el bosque de Cajamarca (Chuquisaca), “eso que se establece entre los seres humanos y los árboles, compartir algunas cosas que he visto y oído ahí”.

Barriga explica que una de las máximas inspiraciones del trabajo ha sido la emoción que los invadía cuando veían -junto a su fotógrafa- “aparecer el bosque bajo la cordillera, tan cerca de la ciudad”. “Nos emocionábamos: hace veinticinco años ese bosque no existía. Los árboles son, contra las apariencias, muy vulnerables, y siempre queda la posibilidad de que desaparezcan. Ya éramos amigos del protagonista cuando le propusimos hacer una película, y él estuvo de acuerdo”, explicó.

La imagen supera los límites en “Y tú, ¿qué ves?”

La antropóloga Violeta Montellano se une a la grilla de no ficción en la muestra. Y tú, ¿qué ves? (2011) es un documental que aborda los significados que tiene la fotografía para personas con “ceguera/baja visión” en la ciudad de Quito (Ecuador), a través de la historia de tres personajes que narran su experiencia personal en relación a la ceguera, y la manera en que atribuyen sentido a las imágenes, a partir de sus propias fotografías.

“El documental está dirigido a un público diverso: personas con “ceguera/baja visión” y personas normovisuales, es decir, las comúnmente denominadas “videntes”. La intención es provocar un cuestionamiento entre el público, sobre el posicionamiento que ocupamos dentro del contexto oculocéntrico actual, y sugerir que la significación de la imagen supera los límites de lo visible”, explicó Montellano, quien realizó este trabajo en el marco del desarrollo de su tesis de maestría en Antropología Visual (Flacso-Ecuador), titulada “La imagen de lo invisible. Fotografía ciega en Quito (2011)”.

“Los hallazgos me llevaron a descubrir mi propia ceguera y considerar por ello que el oculocentrismo limita nuestra comprensión integral sobre la imagen”, explicó Montellano.

La historia de la “nana” de Luciana Deker

En un pequeño trabajo, la estudiante de antropología Luciana Deker, parte del colectivo de la Escuelita Popular de Cine Libre, explora el espacio existente entre ella y su nana, “quien es también como mi mamá, pero al mismo tiempo no deja de tener su condición de trabajadora del hogar”, dijo Deker.

La Guerra del Chaco

El trabajo colectivo de Luis Brun, Alba Balderrama y Rocío Delgadillo, guiado por el relato del abuelo del periodista y crítico de cine Santiago Espinoza, compone Sueños de guerra, que se desprende de un proyecto más grande que tiene el grupo y que lleva el título provisional de Canciones de guerra.

“Es el proyecto de un documental en el que me propongo seguir el relato de mi abuelo de su paso por la Guerra del Chaco, en la que combatió y fue preso de los paraguayos”, dijo Espinoza. “El título alude, por un lado, al sueño, al deseo de Nery Espinoza, el personaje cuya voz guía el corto, de hacerse soldado e ir a pelear a la Guerra del Chaco; y por otro, al carácter onírico que pueden generar las imágenes del Chaco, un territorio que no terminamos de conocer, menos de entender”, adelantó.

Cabezas de VHS

Manuel Lacunza y Rafael Ríos comenzaron el proyecto a partir de la historia de un grupo de amigos “raros” que se reunían a ver películas en VHS y a escuchar música en casete. “Esa imagen se quedó mucho tiempo en mi cabeza y, unos meses después, le dije a Rafael que teníamos que escribir algo sobre eso”, apuntó Lacunza.

La obra que nació como un cortometraje ahora se encuentra siendo modificada para adaptarse a un largometraje. “El guión está co-escrito con el reconocido director argentino José Celestino Campusano”, explicó Lacunza, que indicó que el suyo fue seleccionado entre 500 proyectos.

La Bestia de Kiro Ruso

El novel cineasta que ya tiene algunos premios internacionales en su haber Kiro Russo presenta su cortometraje La Bestia, que realizó junto a Pablo Paniagua, ambos del colectivo SocavónCine. El cortometraje muestra a un chasqui del incario que en el último horizonte de su carrera por montañas y sierras descubre a un caballo, el símbolo de lo que está más allá del horizonte histórico. Russo en la actualidad se encuentra realizando su primer largo, Viejo Calavera.

El Tipnis en la mira

Uno de los trabajos más interesantes a presentarse desde el ojo de la no ficción es Resistencia, de Marco Arnez, sociólogo que se dedica a la producción audiovisual desde hace casi 20 años. El autor se acerca al conflicto del Tipnis desde una mirada completa y diferente: “Considero que el enfoque del ‘desarrollo’ que maneja el Gobierno da continuidad al discurso colonial y el dualismo entre ‘civilización’ y ‘barbarie’, cobrando vigencia en el dualismo entre sujetos ‘desarrollados’ y ‘subdesarrollados’, sin cuestionar la noción moderna, occidental y capitalista de ‘desarrollo’ ni preocuparse por entender la forma en que las comunidades de Tipnis lo conciben, o cuál es el modo de vida al que aspiran, para no hablar de “desarrollo”, señaló Arnez.

Para el realizador -quien desarrolla su tesis de investigación sobre el discurso del “desarrollo” en el cine de Jorge Ruiz de los 10 primeros años de la Revolución Nacional- es “insólito” que un gobierno que se precia de ser indígena quiera imponer un modelo de modernidad capitalista dentro del Tipnis.



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