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POEMA MEMORIA [SELECCIÓN DE TEXTOS A CARGO DE VILMA TAPIA ANAYA]

Antonio Terán Cabero: “El yo poético deja de ser un yo personal y se pone a ver y a decir lo que está detrás de los espejos”*

Antonio Terán Cabero: “El yo poético deja de ser un yo personal y se pone a ver y a decir lo que está detrás de los espejos”*

Antonio Terán Cabero (Cochabamba, 1932) es autor de Puerto imposible (1963), Y negarse a morir (1979), Bajo el ala del sombrero (1989), Ahora que es entonces (1993), De aquel umbral sediento (1998), Boca abajo y murciélago –Otras palabras al acecho- (2003), Costal de limosnero (2013) y Escrito en el agua. Obra poética (2013). 

Este último libro, que será presentado mañana en la Alianza Francesa de Cochabamba, reúne la obra poética de Terán Cabero y es por tanto un motivo de gran alegría para sus lectores y admiradores. Poeta esencial, viene de una tradición inaugurada con Gesta Bárbara, pero, fluida y sabiamente su escritura incorpora tiempo y experiencia. Esta es una poesía que no ha conocido vibraciones menores ni fisuras, lo que le da un lugar privilegiado en la poética boliviana. Tal depuración del lenguaje y, por tanto, de las ideas, encuentra soporte en una obra concentrada. Hay en ella una memoria que no es melancólica sino nutriente; una palabra que no cita ni se adhiere a nada, pero revela hondas indagaciones que proponen un vitalismo que puede exclamar: “caminar es cantar con todo el cuerpo…”

Infancia (De Y negarse a morir)

I

por las agrestes rutas que antaño visitaron

los pies recién nacidos del invierno

baja un sueño a recogerme

yo le aguardo sabiendo

que a nadie encontrará cuando me halle

en salvajes rituales

que esconde para siempre el ojo turbio

de los ríos

aún arde el dios que fui

me reclama su trono proscrito de la sangre

por infinitos mares

perdidas ya las islas que habitaba su orgullo

secretamente llega esta ternura

a dolerme en la sed

en el yerto paisaje

donde un ineluctable peregrino

agoniza en un barco de papel



II

¿quién eres tú que así copiabas

la antigua claridad de los rebaños?

estatura del trino sobre el aire

ángel de mi alegría

remolino de luces en el rostro

recobrado del tiempo

dulce trigo secreto

en el vuelo primero de los pámpanos

¿quién eres tú

por qué tu luz me nombra?



III

molle augusto

de un verano de oro

febril pajarería de sus brazos

la sonrisa del choclo

besa mi duelo iluminado

ranas cantoras del estanque

impaciente preludio de la vaca nodriza

y aquí sobre mis párpados

el hornero inquilino de su propia alegría

aquí tendido lento

el boyuno responso de la tarde



IV

todo en la paz de una visita inesperada

soy otra vez en el arroyo

con que sueñan los musgos

una lejana infancia

caballero en corcel de cañahueca mágica

tejo y destejo legendarias muertes

recupero mi espada del humo y la ceniza

pequeño rey

diferente y solo

más triste sin embargo que la palabra hijo

tan cerca

retratándome



Antes del humo (De Ahora que es entonces)

novia mía de entonces

ahora que es entonces y es la hora

de narrarte en el agua

amado resplandor que fue antes del humo

mi casa verdadera

invisible violín

abeja

ala del tiempo

detenida

acaso meditabas

en mi sangre este cosmos

como nadie te ve como te veo

sueño de miel celeste

despertando en mi mano

nadie comulgaría en esta misa

bellamente incestuosa

porque nunca te has ido acaricio tu espalda

en tu vientre mi arroyo se relame

el viento orquesta pájaros en el bosque incendiado

y mi gozo es el durazno que yo muerdo

otra vez en tu boca

acaso junto hilachas

relámpagos sin lluvia

tejo quizá con islas continentes

todo por un rescoldo rescatado al invierno

y a la crueldad funérea de los ácidos

invado apenas tu secreta intimidad

y con la punta de los dedos se atreve mi ternura

al buscarte me busco

despójame de barcos

dale puerto a mi alma

porque si no eres tú

quién quemará mis naves

ayúdame a nombrarme mientras yo te bautizo



Poema séptimo (De Bajo el ala del sombrero)

viajas entonces por un libro azaroso

al país en que habitan tus fantasmas

aquella fuente en que bebiste aguas celestes

la memoria postrera

la memoria

como frágil temblor

la canción que debió ser cantada

de rodillas ante el sol

a tu regreso eres más sabio

vuelves sembrado de respuestas y curado de lunas

y cuando retomas el arado

besas la tierra de tu estirpe

y te miras nacer

inauguras como siempre tu puñado de estrellas

y oras

a tu modo

por la vida y por la muerte

con un poco de paciencia

y en mitad de algún puente

puede llamarse a todo esto

eternidad



Pasos sigilosos (De Costal de limosnero)

vamos pues a dejar la hondura falsa

las nocturnales maravillas

no por amor al alba ni a los viajes del péndulo

tanto ir y venir desde sí mismo

tan sólo respirar fuera del muro

sean las voces que golpean

ventanas techos cráneo

la baraúnda sea

como el viento entre los árboles

y la inquietud no se devore solipsista

ni rumiando se relea

en las indignas vestiduras

vamos entonces a escribir nuevos poemas

sólo para el decoro de las trasmutaciones

para que vivan en presente

y sin desenterrar las horas que uno ha sido

quiero decir incólume el sentido

pero los ojos puestos en el día

que asomará mañana

si es que asoma

y que menos importen las palabras

y mucho más los signos

de la carne y el hueso primordiales

pero escribir sólo es k’aiqueo

el murmullo confuso de aquel ebrio

ante la puerta hermética

que no sabe si vino

o no vino

de alguna incierta parte

a balbucear sus dudas

y hay que ver hermanos cómo un noble

deseo de servir al sueño estético

termina de manera lamentable

y más terrible aún candado el labio

que se niega a decir si los clangores

si los sonidos mansos

de esta vida indescifrable

y así los verbos se disuelven

en pasos sigilosos otra vez



*Javier Claure Covarrubias. “Cada poeta en su cueva’, conversando con el Soldado Terán”. Panoramacultural. net