Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 14:17

A PROPÓSITO DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO OBRA POÉTICA, DE ANTONIO TERÁN CABERO

Las “postremarías” del Soldado

Las “postremarías” del Soldado



El poeta cochabambino José Antonio Terán Cabero, Premio Nacional de Poesía 2003, presenta mañana lunes el libro Obra Poética (Editorial Kipus, 2013). El volumen reúne toda su poesía, producida a lo largo de los últimos 50 años. La oportunidad será también aprovechada para la presentación de la tercera edición de la novela Qué solos se quedan los muertos, de Ramón Rocha Monroy, y de Los días vacíos del Raspa Ríos (Premio de Novela “Marcelo Quiroga Santa Cruz”, 2012), de Gonzalo Lema. En virtud a la relevancia del evento, el equipo de la RAMONA se reunió con los tres escritores para conocer los pormenores de esta iniciativa literaria conjunta. Fruto de ese encuentro son las notas dedicadas a Lema y Rocha Monroy, mientras que la de Terán se remite a un diálogo exclusivo anterior, aunque también centrado en la edición de su obra poética. El acto de presentación de los tres libros tendrá lugar en el auditorio de la Alianza Francesa (Calle La Paz Nº 784 casi Crisóstomo Carrillo), a las 19:00. El ingreso será libre.



La primera vez que tuve oportunidad de entrevistarlo, el poeta Antonio Terán Cabero (Cochabamba, 1932) tuvo la generosidad de compartir conmigo una particular anécdota. Le había escuchado decir a un dirigente sindical “postremarías” en lugar de postrimerías. Una alteración fonética que, lejos de denigrar, supo celebrar por sus involuntarias connotaciones: “varias Marías de postre”.

La alusión a las “postrimerías” se produjo mientras el vate cochabambino explicaba las circunstancias que lo han llevado a reunir toda su obra poética en un solo libro. “Aunque los críticos serios aconsejan hacer una selección rigurosa de la obra, sobre todo en las postrimerías de la vida de un escritor, yo me he atrevido a que se publique toda, desde el primer libro, aun con algunas imperfecciones, hasta la última obra publicada y, aún más, un libro inédito que está ya listo”, adujo.

Más allá de su gran sentido del humor, la anécdota en torno a las “postremarías” habla de la extraordinaria atención y del aguzado ingenio con que el Soldado Terán observa, saborea, festeja y articula las más imprevisibles formas creativas que -deliberadamente o no- puede adoptar el lenguaje.

Fruto de esta privilegiada relación que, por más de medio siglo, ha sabido mantener Terán con las palabras son los siete libros que reúne el volumen de Obra Poética (editado por Kipus). De los siete, seis ya fueron publicados: Puerto imposible (1963), Y negarse a morir (1979), Bajo el ala del sombrero (1989), Ahora que es entonces (1993), De aquel umbral sediento (1998) y Boca abajo y murciélago (Premio Nacional de Poesía 2003); y hay uno inédito, titulado Costal de limosnero.

“He publicado muy esporádicamente, porque me considero un poeta de semana”, aclara Terán, en un intento por explicar los largos intervalos de tiempo que separan a cada uno de sus libros. “Un francotirador de la poesía”, remata, para luego precisar que, durante gran parte de su vida, a la escritura solo pudo dedicarle los fines de semana, debido al régimen laboral que le condenaba a trabajar de lunes a viernes. Pero, aun siendo aparentemente breve y esporádica, la obra de don Antonio es una de las más apreciadas de la poesía boliviana. No en vano, en el texto de presentación del libro, el escritor Ramón Rocha Monroy lo considera uno de los tres poetas vivos más importantes del país, un criterio que comparten no pocos literatos y especialistas y que avalan los varios reconocimientos que ha merecido, siendo el principal de ellos el Premio Nacional de Poesía “Yolanda Bedregal” de 2003.

La edición de Obra Poética no solo rompe con un silencio de casi 10 años, impuesto desde la publicación de Boca abajo y murciélago, sino que viene saldar una asignatura pendiente con la poesía de Terán Cabero, que, por el paso del tiempo y otras circunstancias, se ha vuelto prácticamente inaccesible, estando varios de sus libros hace ya tiempo fuera de circulación.

Para el Soldado -el sobrenombre con el que se le conoce desde los tiempos en que hizo parte de la segunda generación del grupo Gesta Bárbara-, la publicación de toda su obra poética obedece también a pulsiones muy personales. “Puede ser por irresponsabilidad, puede ser también por cierto sentido de ética, ya que nadie debe renegar de lo que ha sido o, finalmente, porque me he dado cuenta de que la poesía es inútil en este mundo”, afirma el bardo cochabambino, no sin cierto desencanto.

Sin embargo, aun a sabiendas de que es un ejercicio inútil, si se lo mide por su incidencia sobre la sociedad, don Antonio reconoce que si él y tantos otros continúan escribiendo poesía es porque “es una necesidad personal, algo vital, que, con los años, se vuelve tan indispensable como el agua, el pan y el aire”. O si se prefieren palabras menos dulces, porque la poesía es “un vicio, no nefasto, pero un vicio al fin”.

Inútil o no, nefasta o no, al menos cabe celebrar que la poesía esté en manos de gente tan lúcida, generosa y sensible como don Antonio Terán Cabero, que, en lugar de ceder a las postrimerías de la vida, prefiere celebrar sus “postremarías”.   

[email protected]

La edición

En la concreción del volumen que recoge la obra poética completa de Antonio Terán Cabero ha tenido mucho que ver Pedro Camacho, de Editorial Kipus, al que el poeta califica como un “generoso editor, que debe ser de excepción en Bolivia”. Estas palabras de elogio se deben a que Kipus ha asumido el costo de la edición del libro, que, por sus características, es voluminoso, sin cobrarle un solo centavo al escritor, “cosa que es muy rara en este país”.

El otro gran artífice de la edición del volumen de Obra Poética ha sido Ramón Rocha Monroy, quien, en calidad de Cronista de la Ciudad, se ocupó de hacer las gestiones ante Kipus para garantizar la publicación del libro en condiciones óptimas.