Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 00:06

DOMINGO DE CH’AKI

Condecorashón a domicilio

Condecorashón a domicilio

Era enero de 2012, la Carito buscaba en Internet un videoclip de mi canción “Alasita”. De pronto se encuentra con la noticia: “El Concejo Municipal de la Paz, con las atribuciones que le confiere la Ley, aprobó en Sesión Ordinaria Nº 0121/2011, la Ordenanza Municipal Nº 524/2011, que dispone el reconocimiento a personalidades e instituciones sobresalientes por su aporte a la sociedad paceña. El Concejo decidió tomar en cuenta el noble aporte al engrandecimiento de la ínclita ciudad del Illimani que hizo y hace el compositor e intérprete Manuel Monroy Chazarreta ‘Papirri’, y reconocer ese aporte otorgándole la medalla ‘Escudo de Armas de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz en el Grado de Servicios Especiales’, condecoración que le será impuesta en acto solemne el 20 de octubre del año en curso en la Sesión de Honor a realizarse en el Teatro Municipal a horas 17:00”.

Se trataba de un boletín electrónico -ya pasado en meses-, realizado por una institución cívica de Sopocachi, mi barrio querido, que anunciaba que me habían condecorado. Pero yo no sabía, che.

Entonces le escribo a mi amigo Sergio que trabaja en el municipio paceño, adjuntándole el boletín susodicho. El amigo responde, te lo vua averiguar. Por carnavales llegó el mail de respuesta: “Efectivamente hermano, te han condecorado con el Escudo de Armas de la Ciudad de La Paz, es una condecorashón del Consejo Municipal paceño. Dice que no te han encontrado, hermano, haaarto te han buscado, por eso la presea esta retenida”.

Toda mi ciudad sabe que estoy residiendo en Quito, todavía hay algún pariente en La Paz a quien comunicar, tengo una familia paceña entrañable y gigantesca que se hubiera alegrado, existen las redes sociales, mails, teléfono del lugar donde trabajo, etc. Pero no me habían ubicado, oyes. Grave.

Entonces le pedí a mi amigo Sergio que recoja nomás la condecorashón, cuidado la empeñen, o se la den a otro, que me la guarde por favor. El Sergio logró rescatar el reconocimiento del cajón de un concejal, la desempolvaron como a monolito precolombino, en marzo estaba a salvo, en su casa.

La verdad, me emocionó mucho que con este gesto las autoridades paceñas se acordaran de mi obra cancionística, de mis crónicas que transpiran el amor por mi ciudad. Me remitió a aquella vez cuando nos condecoraron en 1997 con la medalla Prócer Pedro Domingo Murillo, a Ramiro “Chocolatín” Castillo, a Pedro Susz y a otros paceños. Fue la última vez que estuve con el “Chocolatín”.

El 1 de abril de este año viajé a La Paz de emergencia, llevando una delegación de 43 hermanos ecuatorianos de diferentes instituciones a firmar convenios con sus contrapartes bolivianas. Llegaron a encontrarse, reconocerse y cooperarse. Fueron cuatro días intensos, full laburo, con buenos resultados. Se firmaron varios convenios, cartas de intenciones, memorándums de entendimiento en el marco de la VIII Comisión Mixta Bilateral Ecuador-Bolivia. El jueves 4 de abril, luego de despachar a los 43 delegados ecuatorianos, pude dar un vistazo a mi ciudad, caminar sus calles luego de tres años de ausencia, saludar a las caseras que se acordaban nomás de su niñito cusqueño. Sentí un silencio de preocupación en las calles, abruptamente baldeado por una marcha. El maestro de radio taxi Hugo Callisaya tuvo la gentileza de prestarme su cámara de fotos: -Porque eres stronguista nomás pero, me dijo tras su sonrisa dorada.

Entonces visité la cueva del Papirri, mi departamentito querido, donde ahora vive el Alfonso, un hermano del alma. Al día siguiente era feriado, le pedí al Alfonso que preste el set  para un intenso almuerzo con mis afectos. Mi comadre Sabina cocinó una jugosa trucha rosada del lago Titicaca, con su arroz graneado, chuñito en viruela, papita mocosa y chorrellana navegante. Mi ahijado Rafael trajo un par de cervezas y nos contó de sus estudios. El Astroboy apareció muy enamorado con la novia en la espalda. El comandante Condori, portero del edificio, hizo entrar un par de warmis fans del Papirri para darle color al son paceño.

En la sobremesa, el Illimani se puso especialmente eléctrico, plateado, las laderas regalaban colores agudos, luces y sombras cinéticas. Fue en ese marco que apareció el Sergio con el Escudo de Armas de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz en el Grado de Servicios Especiales. Improvisamos un acto cívico solemne con palabras de circunstancia. La banda Eduardo Caba sonó enfática y efectiva a través de un CD que hizo aparecer el Astroboy  y que lo habíamos producido en 1998, con la Oficialía de Cultura por los 450 años de fundación de La Paz. Entonamos en coro general solemne el himno paceño, con la emoción en el pecho.

Entonces mi comadre Sabina, a nombre de la cholita paceña, procedió a dar las razones de la condecoración, nombrando a mis 153 ahijados, que están orgullosos del Papirri, dijo, con su lágrima haciendo un surco fértil en su mejilla p’haspada. El Astroboy dirigió enfáticas palabras a nombre de los hermanos de Alpeve (Asociación de Lustra Calzados de la Pérez Velasco), indicando que “la condecorashón es por la canción ‘La Cabeza de Zepita’ y por todo lo que has hecho por nosotros los niños de la calle”. Y siguió atorándose con una espina dorsal de la trucha que le produjo una taponada de motor a diesel. En representación del municipio dio una sentida alocución el Sergio, describiendo los vericuetos  para rescatar la medalla del abandono, invitando además a un curso de bomberos rescatistas a cargo del Pepino Pandillero. Seguidamente la cueca “Cholita Paceña” fue bailada en rigor de pañuelos por mi ahijado Rafael, con una warmi minifaldera presente.

En representación de los trabajadores paceños, el comandante Condori decidió hacer un aro aro con un yungueñito especialmente preparado por su señora esposa para la ocasión. En el súbito silencio, en vez del aro aro, lanzo unas severas palabras por la desatenshón de los concejales. “Cómo pues, dónde se ha visto, ¿y ahora ? así nomás es pero, en la muerte el reconocimiento es mejor”, dijo casi en llanto interrumpido por otra warmi que inició a capella un “Bien le cascaremos” penetrante.

Entonces, con el Escudo de Armas de Nuestra Señora de La Paz en el corazón, interpreté la canción “Metafísica popular” dedicada especialmente a esta condecorashón a domicilio, única, rotundamente metafísica. El acto continuó con un postre de dulces pasankallas, mientras la luna llena paceña se elevaba eufórica, enamorando al Tata Illimani que con un guiño le prometía su cóndor congelado en el costado.

______

El Papirri es el popular cantautor paceño Manuel Monroy Chazarreta, quien escribe sus crónicas desde Quito, Ecuador.

[email protected]