Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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EL FILME DEL MEXICANO TIN DIRDAMAL SE ESTRENÓ EN EL BAFICI

Ríos de hombres, “otra” historia de la Guerra del Agua

Ríos de hombres, “otra” historia de la Guerra del Agua



Leyendas, detalles y supuestas mentiras de la Guerra del Agua de 2000 en Cochabamba constiuyen Ríos de hombres, nueva película del director mexicano Tin Dirdamal, director del conmovedor documental De nadie (2005). El reciente trabajo, también un documental, se estrenó el pasado abril en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), donde se logró la siguiente entrevista. “Una madre que perdió a su hijo, un general que fue ordenado a enviar al ejército contra su ciudad, un joven de la calle que se convirtió en héroe y un padre soltero que cosecha flores cuentan el supuesto triunfo de la guerra del agua peleada en Cochabamba. En su intento por pertenecer a este movimiento social, el director Tin Dirdamal no abandona su mirada inquisidora y su honestidad intelectual, y se verá obligado a mirar las cosas de otro modo” señala la presentación del filme. 

-¿Cómo concebiste Ríos de hombres antes de llegar a Bolivia, donde tiene lugar la historia?

Llegué a Cochabamba a inicios de 2005, y llegué considerando que la Guerra del Agua fue una victoria. Y de alguna manera, como lo menciono en la película, yo iba a formar parte de este triunfo, me identificaba con eso. Llegué creyendo en la lucha del pueblo organizado y el problema es que me quedé demasiado tiempo, pensé que estaría sólo cuatro meses y terminé varios años.

-¿Por qué el título del documental?

Puedes entenderlo como un río de hombres, como la masa que no va a ningún lado. Pero también es un dilema humano, porque el humano sólo transita como río, igual nuestras luchas humanas sólo circulan, y lo triste es que nadie se va a acordar de nosotros ni de nuestras luchas. Además de que el agua no es nuestra, no le pertenece a nadie.

-¿Cómo te involucras con la denominada Guerra del Agua?

Yo había escuchado que una transnacional americana había incluso privatizado el agua de lluvia y que la población se levantó y expulsó a la empresa. Era la historia de David contra Goliat, el pequeño bueno contra el grande malo. Yo quería contar la victoriosa lucha del pueblo.

-La primera parte del documental es precisamente eso, la mirada romántica, “la primera victoria contra la globalización y el neoliberalismo”…

Sí. Fíjate que cualquier documento ya sea escrito o un documental o película aborda a la Guerra del Agua como una victoria, incluso Eduardo Galeano, a quien entrevisté, cree que fue una victoria. Creen que se privatizó hasta el agua de lluvia, que las tarifas del agua subieron hasta un 400 por ciento y para mí, ver que mucha gente piensa que fue asi me parece muy duro.

-¿Cuando llegas a Cochabamba ya tenías un esbozo de lo que querías hacer?

No tanto. Yo no tengo guiones. Yo llego y empiezo a descubrir. Cuando estuve ahí en Cochabamba me acerqué a los protagonistas más claros y visibles, como Olivera, la Coordinadora del Agua, el Democracy Center, algunas Organizaciones No Gubernamentales. El seguimiento a la madre, al General Gil, al campesino, a los niños de la calle fue luego y con ellos me quedé trabajando los siguientes años.

-Entre los testimonios, tienes al arzobispo de Cochabamba, Eduardo Galeano y al general Gil, que en ese entonces era general de ejercito en Cochabamba.

Sí, fíjate que el general de Ejercito Gil es la primera vez que da una declaración sobre lo ocurrido en Cochabamba el 2000. Yo tenía claro que él tenía algo que decir, más aún si se opuso a mandar a la tropa contra su propia ciudad, esta idea me resultaba muy atractiva.

-¿Cuándo comienzas a sospechar que no hubo ninguna victoria popular?

Yo creo que a los primeros seis meses las cosas no empezaron a encajar. Por ejemplo esto de privatizar el agua de lluvia, es algo imposible para ejecutar, por otro lado, cosas como los pozos de agua, el tema de propiedad. Cuando un individuo hace un pozo está haciendo lo mismo que hace una empresa transnacional, se está adueñando del agua y decide qué hacer con ella, ya sea para riego o para llenar piscinas o simplemente para el consumo. Cualquier forma de éstas implica la propiedad sobre el agua.

-¿Es un asunto de propiedad?

Exactamente. Mira que yo no estoy de acuerdo con la lógica de las empresas, pero fíjate que esa misma lógica de empresas es la misma lógica que tienen los individuos, muchas veces disfrazados como pueblo. Si falta el agua, si existe crisis del agua, no es por culpa de las empresas o las compañías, sino es causa del ser humano y nuestra incapacidad. Entonces esto de señalar la lucha de los neoliberales contra el pueblo, las empresas contra la gente, los blancos contra los indígenas, los ricos contra los pobres, la derecha contra la izquierda, no solo es muy fácil, sino que es falso. El campesino que dice que esta agua es suya está incurriendo en los mismos delitos que una mega empresa.

-Lo curioso, a diferencia de otros trabajos reivindicativos, es que no ahondas en las empresas, o causas estructurales de este hecho.

Sí, y fíjate que eso molesta. Yo no tiro mierda a las empresas o al neoliberalismo o la globalización, eso es fácil, falso y además cansa. Pero que quede claro que el documental no comparte la lógica de las empresas.

-En la presentación de tu película en el Bafici, el público te increpó sobre tu nacionalidad (mexicana) y el hecho de que no fuiste testigo presencial o participante en la Guerra del Agua en 2000.

Sí, y yo creo que eso me dirán también en Cochabamba, si se llega a presentar este documental ahí. Supongo que me dirán que soy un pinche extranjero que viene a tomar las cosas muy a la ligera, y ya me lo han dicho. Mi respuesta a esto es no. Por ejemplo, También la lluvia (Icíar Bollaín, 2010) me parece una falta de respeto: averiguan qué paso, dicen que hubo una guerra contra una empresa, fue una victoria de los débiles, llegan, filman durante tres meses y se van. Cuando para mí el respeto a esta clase de fenómenos no es simplificar la cosas entre buenos y malos, ahí esta lo rico. Eso de pensar que el pueblo es bueno y los extranjeros son malos es simple. Sobre el respeto, el equipo boliviano que trabajó conmigo dudaba sobre qué iba a pensar la madre del único caído en esta guerra, cuando para esa mujer su hijo, Victor Hugo Daza, no es un héroe, no es el estandarte, es un hijo muerto, es su hijo muerto, y eso muestro en el documental. Mostrarlo como un estandarte, como un símbolo, eso si sería una falta de respeto.

 -¿Tienes planes para exhibir tu documental en Bolivia?

Aun no tengo distribuidor para Bolivia. Pero yo creo que va a tener una recepción dura y que va incomodar. Sin embargo, además de que la gente discuta sobre los detalles, las facturas, 2000, el agua de lluvia… quisiera que vea lo que quería decir, que se puede cambiar.

-¿Ríos de hombres puede dialogar con También la lluvia?

Esa película, además de no tener respeto sobre lo que en realidad ocurrió, es un intento de escapar, es como la mirada del extranjero, del de afuera que viene a aprovecharse del otro, que viene a tomar una historia, la simplifica y además busca quedar bien. Para mí eso es horrendo. Además, creo que Ríos de hombres es una respuesta, muy compleja, a También la lluvia.