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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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José Ángel Esteban: “El relato tradicional ha encontrado un gran refugio en la televisión”

José Ángel Esteban: “El relato tradicional ha encontrado un gran refugio en la televisión”



En el marco del Bolivia LAB, se llevó a cabo el Taller Internacional de Guión “La Llajta” 2011, acontecimiento que trajo, del 13 al 18 de junio, a destacados guionistas, que dictaron ponencias sobre diversos temas relacionados al guión, además de dar consultorías particulares. Entre los invitados estuvo el periodista y guionista español José Ángel Esteban, quien ha escrito o coescrito nueve películas, entre ellas Los años bárbaros y Horas de luz. Fue también coguionista de los Premios Goya en tres ocasiones (1994, 1999 y 2002), además de director de programas de Radio Nacional de España. Actualmente, aparte de su labor como guionista, es profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y encargado del master de Escritura Cinematográfica de la misma. Siendo esta su segunda participación del Bolivia LAB, la RAMONA dialogó con el español acerca de tendencias de cine, el auge de la televisión y filmes bolivianos, entre otros temas.

-¿Cómo da el salto del periodismo a la escritura de guiones?

Tiene que ver fundamentalmente con el deseo de contar historias, con una especie de pulsión para ordenar y utilizar la ficción para interpretar la realidad. Cuando empecé a escribir para el cine no dejé de ser periodista, compatibilizaba las dos cosas, y lo hice porque era una de las aficiones que tenía desde que estudiaba periodismo. La labor periodística es lo mismo que hacer guiones, es continuar -con herramientas diferentes- haciendo lo mismo, que es ordenar la realidad contando historias.

-¿Qué es importante para contar bien historias?

La curiosidad es uno de los elementos fundamentales y cualidad imprescindible que definen a un periodista o a cualquier escritor. Ser curioso implica preguntarse cómo, por qué y de qué forma nos afectan las situaciones, para ser capaz después de trabajar humildemente, a fin de intentar exponer esa curiosidad y compartirla con otros.

-Durante los talleres habló acerca del cine hipertrofiado y el contemplativo. ¿Por qué cree que la tendencia a la hora de hacer cine hoy es optar por la primera opción?

Este fenómeno tiene que ver con la cantidad de estímulos visuales que se reciben con la cantidad de pantallas, de ficciones visuales y audiovisuales con las que la realidad nos interpela, y tiene que ver también con la necesidad de hacer mucho ruido para que las películas se conviertan en grandes negocios para algunos. Frente a esto hay un cine diferente que está surgiendo y que tiene otros modos de producción y exhibición, que se defiende de ese gran ruido recuperando partes esenciales de la narración cinematográfica, como es la contemplación del tiempo, el respeto por el espacio y el transcurrir de las historias. Creo que en ambas tendencias hay excesos y son una cara de la misma moneda. Frente a estas dos grandes tendencias el relato escrito audiovisualmente más estándar y tradicional ha encontrado un gran refugio en la televisión, a través de las grandes series norteamericanas, latinoamericanas y europeas, que reivindican esa manera de narrar frente a la hipertrofia.

-¿Por qué el relato tradicional se ha acercado a la televisión y alejado del cine?

En el cine también se da, pero es verdad que la televisión se ha convertido en el nuevo refugio del relato, ligado a un dato relevante en Estados Unidos, que es la aparición de los canales de la televisión de pago. Al no buscar espectadores ligados a la publicidad, sino un público que estaba buscando cierta calidad en la narración y productos diferentes de lo masivo, esto ha permitido consolidar a esas pequeñas obras maestras de la nueva narración televisiva (The Wire, Los Sopranos, por ejemplo), permitiendo la creación de una audiencia totalmente entregada a ese tipo de producto. El hecho de que el cine se haya convertido en un espectáculo de mucho ruido, remake y furia comercial, ha permitido que la televisión entre en una nueva era dorada, además que encuentre ese hueco para hacer nuevas historias seriadas con un público fiel y con la capacidad de pagar ese tipo de producción.

-Hablando del cine boliviano al igual que en el taller, ¿a qué polo (contemplativo o hipertrofiado) se acerca más Los viejos de Martín Boulocq?

Me parece una película muy interesante, que cuenta emociones poderosas, de una manera diferente, respetando el tiempo del relato y de los personajes. Es una cinta difícil, pero eso no significa que no logre su cometido de contar un relato. Es diferente en cuanto al consumo comercial, pero también cuestiona el consumo del cine masivo, por lo tanto no creo que ese tipo de hacer películas sea elitista, es un tipo de película que ahora se puede hacer y que busca poner en cuestión las otras maneras de hacer cine además de contar historias, y que busca sobrevivir en un territorio copado por un tipo cine comercial, ultramarketinizado y muy ligado a producciones de multinacionales. Los viejos es el tipo de producto que quiere encontrar un público diferente. Es una película que va a atravesar festivales, espacios diferentes de exhibición, que no necesariamente está hecha exclusivamente para las salas comerciales, sino que puede ser proyectada en centros culturales, museos, encontrando nuevo público de una manera que no es la convencional. Creo que hacer una película es un esfuerzo descomunal, solamente conseguir terminarla ya es un premio. La cinta de Martín es un producto espléndido para esa nueva búsqueda que atraiga a audiencias más exigentes y elaboradas audiovisualmente.

-¿Qué virtudes detecta en el reciente cine boliviano?

Hay una generación de nuevos cineastas bolivianos que están empeñados en hacer cine y que son gente muy interesante y con propuestas atractivas, esto por el olfato para detectar historias y por el empeño, voluntad y batalla que entregan para rodarlas, que creo que a medida que vayan surgiendo serán muy interesantes para el público y para el imaginario de Bolivia.

-¿Qué elementos considera necesarios para que el cine boliviano pueda dar un salto de calidad frente a la producción de otros países?

Es muy importante que exista una ley de regulación para el cine en Bolivia, que haya fondos para desarrollar historias bolivianas, permitiendo la consolidación de una industria. Es en este marco que hablamos de la experiencia colombiana, argentina y española, en la que todas, con matices diferentes, coinciden en que una parte del dinero público es invertido legal y metódicamente para la creación de esas historias. También es importante cuidar a los autores, guionistas, directores, etc. Respetar sus derechos de autor y legislar verdaderamente la propiedad intelectual, porque sin autores no hay historias. Estos dos elementos pueden ser muy importantes para la explosión de una forma de cine que en Bolivia está empezando a surgir.

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