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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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RESEÑA SOBRE LA CINTA ANIMADA RÍO QUE CONTINÚA EN CARTELERA

Samba animada que no vuela tan alto

Samba animada que no vuela tan alto



Si hay un género cinematográfico que se mantiene fresco, creativo y entretenido, es el de animación. El crecimiento y renovación de este tipo de cine comenzó en 1995, con una cinta conocida y memorable como es Toy Story.

El estudio de animación Pixar (propiedad de Disney), autor de este filme pionero, logró -con la ayuda del gurú de la tecnología, Steve Jobs- producir una serie de películas de un alto nivel creativo y de entretenimiento. Otros grandes estudios emularon este movimiento, el resultado fue amplio y variado.

Si hay que atribuirle méritos a alguien en el triunfo de la animación, es también a John Lasseter. El cineasta y su equipo dieron inicio a una nueva era en la que el cine de animación, además de poseer calidad, es inteligente.

La película animada más reciente en cartelera es Río, título que hace referencia a la ciudad de Brasil de nombre homónimo, donde se desarrolla toda la historia.

Blu, un guacamayo azul, oriundo de Río de Janeiro, cuando era una pequeña ave fue víctima del tráfico de especies exóticas, terminando en Minnesota, Estados Unidos, al cuidado de su protectora humana, Linda, convirtiéndose en una mascota que nunca aprendió a volar. La llegada de Tulio, un ornitólogo, alterará la cómoda y rutinaria vida de Blue. Éste, al enterarse que es uno de los últimos especímenes de su clase y que necesita viajar a Río de Janeiro para emparejarse con Perla, una ave de su misma especie, desatará una aventura donde conocerá a muchos amigos plumíferos, mientras intentan escapar de los traficantes y una brillante cacatúa loca que estará al acecho constante.

Río es una película del estudio animado Blue Sky. Dentro la categoría a la que pertenece, quizá no sea una de las mejores o más brillantes. Muy lejos está de poder compararse con la excelente Rango, Toy Story 3 o Up, pero cumple con su cometido que es entretener y divertir a un público meta infantil, que oscila entre los cinco a doce años.

La trama es bastante ligera, cual peso de una pluma, debido a su predecible y estereotipada banalidad que le impide poder alcanzar un vuelo completo. Las tomas aéreas de Río de Janeiro son de lo más rescatable, planeando por un icónico Cristo y quitando la respiración por el detalle con las que fueron elaboradas.

La cinta intenta desarrollar un ritmo fluido y entretenido, pero no lo logra, se cae a momentos mas sin ser totalmente aburrida. El filme plantea algunos giros, diálogos, situaciones, canciones o guiños aptos para todo tipo de audiencia. Se pasa momentos agradables en la sala, aunque sin demasiada emotividad.

Río presenta personajes variados. La amplia variedad de aves que ostenta la fauna de la amazonía le cae como anillo al dedo. El único problema es que el filme no termina de explotar las características propias de cada especie. Si vale destacar a algunos personajes, habría que hacer mención especial a la pandilla de monos (que hacen recuerdo a los graciosísimos pingüinos de Madagascar) y el torpemente entretenido bulldog de nombre Luiz.

La cinta es bastante colorida. En el juego de las aves se puede apreciar una variedad de tonalidades que reflejan la alegría y calidez del terruño latinoamericano, en este caso más precisamente de Brasil. Sin embargo, la película no logra capturar la esencia de lo que realmente representa la cultura y diversidad de Río de Janeiro.

Las canciones -salvo excepciones- son efímeras, no perduran. Tienen la tendencia de detener en seco la trama del filme, en vez de funcionar como un gancho argumental que una a la historia con sus partes respectivas. Samba, bossa y música de Sergio Mendes, además de un arreglo a la canción “Quando quando quando” de Engelbert Humperdinck, contribuciones musicales en idioma original de Will.i.Am (Black Eyed Peas) y del ganador del Oscar Jamie Foxx (interpretadas por sus respectivos personajes plumíferos), y una balada de Lionel Ritchie, son de las pocas melodías rescatables.

Río, como producto, es un intento fallido de enfrentar a Pixar en su dominio del juego artístico animado. Con todo, para aquellos que estén en busca de algo -lo que sea- para llevar a la familia, evitando un gasto insulso en tragedias como Hop, la cinta de Blue Sky es una opción decente, con la mira hacia secuelas de otros filmes de animación como Kung Fu Panda o Cars, que se encuentran a la vuelta de la esquina.

El estudio animado de Fox ha producido intentos irregulares en una década. Aún con sus innumerables defectos, considero a Río como una gran mejora cinematográfica-animada para poder atravesar el vidrio hacia la grandeza. Con su persistencia, Blue Sky está logrando ser moderadamente entretenido. Proyectando tomas que nos muestran la majestuosidad animada de la “ciudad maravillosa”, un poco de las favelas y una pequeña muestra animada pero espectacular del sambódromo; añadiendo secuencias graciosísimas como la pelea entre aves y monos, o visualmente sorprendentes como la introducción, Río es más interesante que productos anteriores como La Era de Hielo, una saga que se iba apagando con cada nueva entrega.

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