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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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SOBRE LA PELÍCULA DE ANDRÉS MERCADO, ESTRENADA EN EL CINE CAFÉ 35 MM

El buen cine boliviano (recientemente) es cuento urbano

El buen cine boliviano (recientemente) es cuento urbano

Aunque suene triste, deprimente o pesimista el título de esta reseña, lamentablemente es la realidad que vivimos. Comenzando un año nuevo, el deseo de todo ser humano es dejar todo lo malo atrás, a la espera de mejores días. Esperábamos eso del cine boliviano desde el final del 2009, que nos proporcionó uno de los mejores años en cuanto a producción y calidad de historias con Hospital Obrero, El Ascensor y Zona Sur. Posiblemente el gran error fue haber establecido un estándar muy alto para el año pasado (que nos trajo un solo filme digno de mención, Inal Mama, el documental del realizador Eduardo López). El cine boliviano, a estas alturas del 2011, sigue de ch’aki. Y con uno muy feo.

Esta semana, en los ambientes del cine café 35mm de Cochabamba, se estrenó la película Cuentos Urbanos, del director Andrés Mercado. La cinta estuvo en proyección desde el miércoles hasta este pasado sábado. El filme, en teoría, cuenta cuatro cuentos ambientados en la ciudad de La Paz, historias que cruzan sus hilos y confrontan a sus personajes. Las líneas argumentales vienen de la mano de grupo de adolescentes de familias de clases sociales distintas, cuatro seres fantásticos conminados a determinar el destino de la humanidad, una familia en la ruina económica y la amistad entre dos niños que se conocen en un parque.

El largometraje se divide en cinco partes -a cuál peor-: “Prólogo”, “Psique”, “A veces pasa”, “Cuando era niño” y “Epílogo”. De acuerdo a entrevistas que el director concedió a medios paceños, éste es un proyecto que escribió junto a Fresia de la Riva desde el 2004. Para ser algo que se viene trabajando desde hace seis años, la verdad no me gustaría imaginarme cuál hubiera sido el resultado de un trabajo improvisado.

Se nos ofrece una historia sin principio ni final, carente de ideas o propuestas que le permitan aspirar a ser siquiera, en el mejor de los casos, una película “pionera” o hasta “desentendida”, o, digamos, “adelantada a su época”.

La idea que maneja Mercado se asemeja, tal vez un poco, a lo que nos mostró Rodrigo Bellott con Dependencia sexual, pero sin el tino o acierto argumental, ni la destreza que representa contar un relato desde varios ángulos sin que el interés se pierda. Tales son virtudes que Cuentos Urbanos, durante toda su aproximada hora y un poco más de duración, fracasa estrepitosamente en tener.

Técnicamente, la obra de Mercado tampoco es una maravilla. La película se maneja en los extremos de lo funesto, con una pésima iluminación o luz sobresaturada, cortes de edición mal ensamblados, cámara en mano movediza, travellings innecesarios y musica del estilo Telemaratón.

En el mejor de los casos, si es que la película podría defenderse con un argumento, sería el surrealismo, pero aun así ni siquiera aspiraría a un Razzie en lo peor del género, lo cual sólo lograría atormentar en su descanso eterno a Buñuel.

Con intentos de “realismo”, “análisis”, “debate”, arranques de parodia y humor negro, la telenovela de las dos de la tarde se torna más interesante, intrigante y atrapante, incluyamos al galán de turno y tenemos un producto mejor elaborado. Y, al igual que el diálogo de cierre de la segunda parte, me pregunto acerca de Cuentos Urbanos, “¿Qué hará la humanidad?”.

Charlando con el actor Juan Carlos Aduviri, coincidimos en un punto clave en toda esta situación del cine nacional: el formato digital ha abierto la posibilidad a muchos de poder hacer cine. Bolivia es un país con mucho potencial humano para hacer grandes producciones, como nos lo demostraron en También la lluvia, lo único que nos falta son mejores historias o saber contarlas.

El mal momento que vive nuestro cine concuerda con el regreso del maestro Jorge Sanjinés, que se encuentra rodando una nueva película. Al mismo tiempo se ve a los personajes principales de Pancho y Sillpancho promocionando el Día del Peatón su engendro que hasta ahora no tiene fecha de estreno. Son señales de lo cerca/lejos que estamos de un “final feliz”.

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