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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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EL ACTOR PUEDE SER EL PRIMER BOLIVIANO EN GANAR UN GOYA, EN LA GALA QUE SE CELEBRA HOY EN ESPAÑA

Aduviri: “Hay cosas más importantes que una película”

Aduviri: “Hay cosas más importantes que una película”

La RAMONA se concentra hoy para mandar todas sus buenas vibras al actor boliviano Juan Carlos Aduviri, quien la noche de este domingo compite en la categoría de mejor actor revelación en los premios Goya de España. El productor Gerardo Guerra ha anunciado que el acontecimiento será transmitido por la señal de Televisión Española (TVE, en cable) y por el canal 7 Bolivia TV (señal abierta). En Cochabamba, quienes participaron en También la lluvia se reunirán desde las 16.00 horas en la Casa de Campo (Boulevard de la Recoleta). La película tendrá su premier en Cochabamba el próximo 14 de marzo y se proyectará comercialmente desde el 17 de marzo en salas del eje troncal del país.



Cinemas Cine y EFE

El actor Juan Carlos Aduviri puede convertirse hoy en el primer boliviano que consigue el Goya, aunque ha contado a Efe que “ya es un triunfo” estar entre los candidatos y que, si no lo consigue, “trabajará el doble” para volver a estar entre los aspirantes. “La única mala noticia es que no ha llegado la maleta”, afirmóAduviri nada más llegar a la Embajada de Bolivia en España, país al que ha viajado acompañado por un poncho que vio tejer a su madre, que prometió llevar a la ceremonia de los premios Goya, y que espera impaciente poder recoger antes de la ceremonia. Así, Aduviri podrá lucir el poncho de su madre si consigue convertirse en el actor revelación del año por su papel en También la lluvia, de la directora española Iciar Bollain. “Estar aquí ya es triunfo, para mí, para el cine boliviano y para el país enterosubrayó el actor.

A continuación reproducimos la entrevista que el actor alteño concedió a la revista digital boliviana, Cinemas Cine, antes de viajar a España.

- Cinemas Cine: ¿Cómo llegas al cine? 

Juan Carlos Aduviri: Mi fascinación viene desde que tengo memoria, pero yo creo que todo comenzó el año 2005 en la ciudad de El Alto, cuando con un grupo de personas fundamos el Movimiento del Nuevo Cine Video Boliviano El Alto, algo así como una sucursal del Movimiento a nivel nacional. Ese mismo año gestionamos talleres para poder capacitarnos nosotros mismos, no teníamos recursos así que veíamos la manera de invitar a talleristas y buscar materiales. Los talleres se llamaban Nuestras Miradas, de ahí es que surgió todo. Desde entonces es con la alcaldía de El Alto que hacemos las cosas. Pero en 2006 se oficializó la Escuela de Cine en El Alto. Al saber esto muchos compañeros entramos en esta escuela.

- ¿Ahí recién tienes contacto con el audiovisual?

J.C.A.: Sí y no. En realidad, antes trabajaba en un local que siempre tenía actividades y yo grababa los eventos para luego venderlos a los que alquilaban el espacio. Trabajaba con una cámara VHS muy rudimentaria, pero fue con eso que empecé, no entendía el lenguaje de la imagen pero hacia mis cositas. Recién con Guillermo Medrano comprendí la física de la óptica, el encuadre. Era demasiado para mí, pero fue muy útil.

- Entonces ¿sólo querías estar detrás de las cámaras?

J.C.A.: Sí, sólo quería eso, pero recuerdo que en las primeras prácticas, por el 2006, me involucré como actor. Sin embargo, yo siempre quise ser fotógrafo, pero no le hago. El guión y la dirección son lo que más me interesa.

- ¿Y la actuación?

J.C.A.: Hace algunos años, me hice cargo de la dirección de actores en el cortometraje Frío que quema, basado en textos del escritor Víctor Hugo Viscarra. Para ese tiempo se estaba estrenando El cementerio de los elefantes (Tonchy Antezana), así que se parecían bastante, por eso el director y guionista del corto tuvo que modificar el guión. Era un proyecto muy ambicioso, había un capital grande. Pero lo curioso es que terminé actuando yo en el corto, que recién lo pude ver estos días, y sabes, por primera vez en mi vida estoy satisfecho de mi actuación. Por ejemplo, con la producción dirigida por Iciar Bollain, También la lluvia, yo veo la actuación de los otros actores, gigantes,  y mi trabajo no me convence. Te juro que yo siempre pensé que Iciar me iba a botar de la película.

- ¿Por qué dices que no estás satisfecho con tu actuación en También la lluvia?

J.C.A.: Durante el rodaje de También la lluvia, pudimos ver lo filmado  y no me gustaba, pero Iciar siempre me decía que confiara en mí. Viendo la película concluida, no me termina de convencer mi trabajo, me quedo con la actuación del resto del equipo, todos son actorazos.

- ¿Y los premios y nominaciones?

J.C.A.: No sé. Finalmente, es el público quien decide.

- ¿Cómo llegas a ser parte de También la lluvia?

J.C.A.: Casualidad. Vieron algún material mío, de estas tareítas donde yo actuaba y pensaron que talvez podría funcionar. Yo estaba pasando por una pésima situación económica así que me animé. Con Rodrigo Bellott, encargado del cásting, hice una improvisación. Era una escena donde él era el mesero de un café muy exclusivo y yo un peatón que quiere ingresar con su novia; este mesero no me permite entrar y así empieza una pelea. Esa improvisación me encantó, porque yo viví eso muchas veces. Aquí, en la ciudad de La Paz, no me permitieron el ingreso a más de uno de los locales de El Prado. Enviaron esta improvisación a España y les gustó, pero tuvieron que modificar el personaje, ya que Paul Laverty, guionista, tenía un personaje de 40 años, alto y fuerte. Yo soy todo lo contrario. 

Además, pasó mucho tiempo para que me dijeran que yo estaba dentro. Incluso conocía gente que alardeaba sobre eso, que decía que estaban en una película de Iciar Bollaín que se rodaría en Bolivia. Meses después, en agosto del 2009, Rodrigo Bellott me llamó y me dijo que entre 300 me eligieron a mí. Ahí empieza todo, entrenamiento físico, leer y releer el guión. 

- ¿Cómo se aproxima También la lluvia a lo vivido en 2.000 en Cochabamba, en la “Guerra del Agua”?

J.C.A.: Sí, hay secuencias de archivo y puestas en escena que no las diferencias. Además, Iciar estuvo investigando durante años y Paul Laverty ya tenía muy avanzada la historia de mi personaje. Cuando vi la película me emocioné mucho porque acá vimos lo que pasaba en Cochabamba por televisión. Igual recordé las jornadas de Octubre de 2003 cuando nosotros, en El Alto, salimos a las calles. Algo así ocurre en la película. En También la lluvia mi personaje, Daniel, tiene una hijita, Belén, a quien lleva a un cásting, pero lo eligen a él para la película, donde hago de Atuey, un hombre que se enfrenta a Colón y a los españoles. Pero de fondo, estalla la “Guerra del Agua”, y yo soy dirigente y tengo que elegir. 

- ¿Tu personaje plantea algo vital para el cine, su importancia. 

J.C.A.: Sí. Hay cosas más importantes que el cine. Definitivamente hay cosas más importantes que una película. Yo dejaría todo por mi novia Yesenia y por la educación. La Escuela de Cine y Artes de El Alto es mi prioridad.      

- ¿Cómo fue el salto entre trabajar en circunstancias como las que ofrece la escuela de El Alto y una producción como También la lluvia? ¿Cómo crees que debe cambiar nuestro cine? 

J.C.A.: Yo creo que se debe apuntar al cine industrial. Tenemos, por el digital, muy malas películas, por eso se necesitan las escuelas de cine, que enseñen con rigor artístico este oficio. Creo que el cine será mejor, pero debemos apuntar a la industria, ésa es la idea que tenemos en El Alto, porque sólo así se logrará que cada año salgan buenos productos, para todos los gustos, de todos los géneros. Cine para el mundo. Pero claro, debemos hacer lo que hizo el Dogma 95 con Lars von Trier, porque podemos llegar a eso. Además, del Perú, por ejemplo, su cine, sus series, sus telenovelas están invadiendo el mercado nacional. 

- En este panorama urgente del cine boliviano, ¿dónde te sitúas? 

J.C.A.: En la educación. La actuación me permite vivir, pero es la escuela, la formación de jóvenes donde quiero estar. Pero claro que uno nunca termina de aprender.

    

- ¿En la ciudad de El Alto? 

J.C.A.: Sí. En la escuela de cine de mi ciudad. 

- ¿Qué proyectos tienes para el futuro?

J.C.A.: Un proyecto para una película de época sobre la figura de Zarate Wilka, una épica, porque es como nuestro Espartaco andino. Tenía conocimientos, hizo un ejercito y definió la guerra civil del 1899. Yo no creo en el cine para cinéfilos, el cine es espectáculo y eso no se debe olvidar. Pero también, el cine es bello, como siempre me dijo el maestro Jorge Sanjinés, y por sobre todo, es social. Creo que eso es lo más importante. Además, Germán Monje (Hospital Obrero) me pasó un guión y estamos en eso. Pero no tengo ni representante, aún no entiendo esa dinámica.  

- ¿Encuentras en Bolivia un ejemplo de cine con estas características?

J.C.A.: Jorge Ruiz con Vuelve Sebastiana (1953) y Mina Alaska (1968). Es el cineasta que más admiro en Bolivia y en el mundo.

- ¿Y el cine de ésta ultima década?

J.C.A.: Es complicado, pero considero que Hospital Obrero de Germán Monje es lo mejor que se hizo en digital. Y también Zona Sur de Juan Carlos Valdivia, que creo que es el mejor director de actores que hay en el país. Porque no hay malos actores, sino malos directores. Pero, como te digo, la clave está en la formación, en el estudio, las escuelas son vitales.