Desfiló desnudo y presos le dieron golpes en sus senos implantados
A diferencia del resto de los reclusos, Rodolfo (nombre que preserva la identidad del entrevistado) cumplía una doble condena en Cochabamba, una por el delito que cometió y otra por su orientación sexual: era transexual, un hombre al que le gustaba gente de su mismo sexo y que fue adquiriendo características físicas femeninas, mediante tratamientos hormonales y quirúrgicos. Quería ser mujer y se puso siliconas en los senos, pero, cuando lo enviaron a una cárcel de varones de Cochabamba por robar, fue visto como un “anormal”, un “enfermo” al que los internos pretendían curar a golpes.
“Le hacían caminar desnudo por la cárcel” y, mientras lo hacía, lo golpeaban en su prominentes pechos, rellenos de silicona. Aún quedan secuelas de aquella tortura, “tiene falencias en los implantes”, de acuerdo con un reporte de la presidenta de la Red de Personas Trans de Bolivia (Red Trébol), Rayza Torriani.
Los impactos bruscos en su busto, puñetes y patadas sobre todo, pudieron comprometer su vida si las bolsas de silicona reventaban y el líquido se infiltraba a otros sectores de su cuerpo.
Así como Rodolfo, hay otros LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) de Bolivia cuya “identidad construida” no es respetada al momento de enviarlos a prisión.
Torriani pidió a las autoridades judiciales que consideren el conjunto de rasgos propios de estas personas cuando definan las cárceles en las que les harán pagar sus penas. Es decir, en el caso de Rodolfo, en su criterio, lo ideal habría sido que lo envíen a San Sebastián de Mujeres o a otro recinto mixto. “Es una agresión desde el momento en el que a una mujer transexual la recluyen en un área de varones, donde no se siente cómoda”.
Rodolfo, por ejemplo, llamaba a su abogada casi todas las madrugadas “para que le saque de la cárcel porque recibía palos y golpes de los otros privados de libertad. Sufrió una terrible violencia”.
Recientemente, según contó Torriani, una mujer transexual fue liberada del penal San Pedro de Sacaba y confesó que pasó por la misma situación de discriminación. Torriani, además, está buscando la libertad de otra de sus compañeras que está en una cárcel de Cochabamba.
IMPEDIMENTO
Según la Red Trébol, para este segmento es más complicado acceder a la libertad, debido le es casi imposible presentar ante las autoridades judiciales alguno de los tres “elementos arraigadores” que son la “llave” para salir de la cárcel: familia, trabajo formal o casa.
Torriani dijo que los LGBT no pueden pedir libertad condicional alegando que tiene familia, debido a que en Bolivia no hay normativas que les permitan, por ejemplo, contraer nupcias entre personas del mismo sexo o adoptar niños. “El sistema patriarcal solo reconoce a las familias conformadas por esposo hombre, esposa mujer e hijos”, reclamó.
Pocos compañeros, según dijo, pueden mostrar pruebas de que tienen un empleo formal porque “su trabajo es salir de noche a la esquina. El patriarcado les puso ahí”. Es decir, se prostituyen.
Como pocos tienen un trabajo, no tienen los recursos económicos suficientes para adquirir una propiedad, otro de los elementos arraigadores.
SITUACIÓN
Torriani lamentó que en el país no haya un área específica para la población LGBT, debido a que esto pasa por una inversión económica que las autoridades no están en posibilidad de hacer, pues ni siquiera está resulto el conflicto de hacinamiento.
Según la Defensoría del Pueblo, en su informe llamado “Volcar la mirada a las cárceles”, en Cochabamba la relación de la población carcelaria con los LGBT “es normal”, “no son discriminadas”.