Humedad y altas temperaturas dan condiciones a plagas en el Trópico
Sica, corta corta, gusanillos, “bolitas que pudren” son los nombres comunes o la manera de describir a las plagas en el Trópico de Cochabamba, según los productores.
Leonardo Loza, uno de los dirigentes de los productores de esa región del departamento, explica que su zona tiene características geográficas propicias para las plagas.
La humedad y altas temperaturas dan condiciones para la proliferación de enfermedades contra los cultivos de coca, cítricos, banano, papaya y otros.
“Siempre hemos tenido plagas, pero las hemos podido combatir. Creemos que es parte de la naturaleza”. asegura Loza.
Entre los productos que más destacan en el Trópico está el banano. Sus cultivos sufren al menos tres enfermedades: la sigatoka negra, la mancha foliar y el mal de Panamá.
El docente y responsable del Laboratorio de Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Pecuarias de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Mario Coca, manifiesta que el principal problema es el mal de Panamá, “por lo que es necesario fumigar permanentemente”.
De no hacerlo, existe riesgo de pérdida de la producción o de problemas con la obtención de la fruta. El síntoma característico de esta enfermedad es el amarillamiento de las hojas.
Para la papaya, dijo que hay una enfermedad vigente, el anillado. Pero, además, hay otras plagas, como el virus anular, la pudrición lanosa y la antracnosis. Los cultivos de esta fruta habrían disminuido por estos motivos.
Hay migrantes que llevaron estos cultivos hasta la zona de río Caine, sector fronterizo entre Cochabamba y Potosí, con una altura sobre el nivel del mar que permite la producción de la papaya. “Pero, como se han llevado cultivos, también se han llevado los problemas fitosanitarios. Los productores están comenzando a enfrentar ese problema de los virus que son los más destructivos en el caso de la papaya”.
En el caso de la piña, se presentan el marchitamiento, la pudrición blanda y la pudrición negra.
Los demás productos tienen enfermedades propias, cada una diferente a la otra. En el caso del cacao se da la pudrición de la mazorca. La característica es que la pudrición seca del fruto inicialmente toma un color café marrón, y, conforme desarrolla la pudrición se va formando una lanosidad blanquecina.
El palmito sufre por la pudrición basal de plantines, la antracnosis y la cercosporiosis.
Los cítrico tienen el mal de “la tristeza de los cítricos” que es uno de los más dañinos para la producción. Se presenta con un decaimiento general de la planta. Las hojas presentan una decoloración hacia verde amarillento, y los frutos se reducen en tamaño y adquieren un color verde claro.
Los cultivos de maracuyá suelen registrar marchitamiento (que afecta a toda la planta y causa una muerte gradual), antracnosis de la hoja del maracuyá (al inicio las manchas son pequeñas, de color verde claro, y pueden llegar a secar las hojas causando una caída precoz; en los frutos, se presenta con manchas circulares a irregulares hundidas de color marrón claro) y pudrición negra de la fruta.
Entretanto, la chía también puede ser vulnerable al marchitamiento.
Coca manifiesta que a mayor superficie de producción “hay una especie de ruptura del equilibrio genético nativo”, por lo que comienzan a aparecer las plagas y enfermedades. Cita como ejemplo el caso de la estiva, que, en la actualidad, tiene más de 100 hectáreas “y ya tienen sus problemas, porque el cultivo crece”.
Otro cultivo que recién está ingresa a la producción es el jengibre. “Nos han traído muestras (al laboratorio) y ya están empezando, al parecer, problemas”.
Describe que se trata de un mal que causa que la raíz se pudra. Los estudios, al respecto, continúan.