Vecinos superan mazamorra con planes Hormiguita 1, 2 y 3
03 de febrero de 2019 (13:12 h.)
La maestra Alina Velásquez vio cómo la fuerza de la mazamorra del 6 de febrero de 2018 arrastró un auto y lo incrustó en el muro del segundo piso de su vivienda. A un año de ese trágico día, ese hueco ya no está en su ventana, pero su vivienda aún está desocupada, atravesando un proceso de refacción.
Entretanto, vive en alquiler cerca de su casa. La motivación para superar esa catástrofe vino, de cierto modo, de sus vecinos, pues juntos ejecutaron el plan al que llamaron Hormiguita, que se aplicó en tres fases.
El presidente de la Organización Territorial de Base (OTB) Juventud Chilimarca, Jorge Cadima, rememoró todo lo ocurrido el 6 de febrero y, aunque confesó que quedó impresionado, el cargo que ocupaba lo obligó a alentar a los vecinos.
Sin esperar la intervención de las autoridades ejecutaron el plan Hormiguita 1.
Consistió en una organización general para sacar el lodo acumulado en las viviendas. En algunas alcanzó hasta los 10 metros de alto, según recordó.
Se dieron modos para conseguir herramientas. Todo sirvió, incluso baldes. El dueño de una ferretería que había en el barrio se solidarizó con los vecinos afectados y, en lugar de venderles palas, picotas u otros instrumentos, se los prestó.
Ese proceso duró cerca de dos semanas.
HORMIGUITA 2
Una vez que se liberaron del lodo, los vecinos se unieron para apuntalar las viviendas que resistieron la catástrofe.
El objetivo era evitar que colapsen, querían salvarlas. Usaron palos y construyeron pilares para evitar que se desmoronen o se debiliten por la humedad.
El plan resultó exitoso y también se extendió el mismo período.
FINAL
Aún optimistas, los vecinos diseñaron un tercer plan, Hormiguita 3, aunque este aún está en ejecución.
Según Cadima, ese proceso es aún más complejo porque engloba la reconstrucción de infraestructuras y la reposición de otros servicios que permitan al barrio volver a la vida de antes.
El vicepresidente de la OTB Juventud Chilimarca, Delio Alcaraz, dijo que, entre todas las necesidades, las más importantes son los servicios básicos.
La gente quiere gas domiciliario, alcantarillado y mayor alumbrado.
Cadima señaló que también requieren otras obras como el dragado del río y la instalación de muros de contención.
APOYO
Jhony Díaz, que es parte de directiva, manifestó que respaldarán a los vecinos que aún no fueron reubicados y tuvieron que marcharse a vivir en alquiler.
Ese es el caso de Alina. La maestra dijo que, una vez que ocurrió la mazamorra, su casa estaba inevitable.
La dejaron así durante un tiempo, debido a que no tenían los recursos económicos para refaccionarla.
Pero, con el tiempo, gente ajena usó su propiedad para hacer sus necesidades, echar basura, “incluso encontré condones”.
Ese deterioro la obligó a invertir en su casa. Solo la reconstrucción de su muro perimetral le costó 3.500 dólares. También gastó otro monto para reparar el daño que dejó el vehículo que penetró un muro.
Eso fue lo único que pudo cubrir. Los albañiles le pidieron 12.000 bolivianos para reparar sus habitaciones y otros 5.000 para habilitar la electricidad, restaurar baños y cocina.
Alina no cuenta con ese dinero, debido a que aún cubre una deuda bancaria. Al igual que muchas otras víctimas, sacó un préstamo para construir la casa que fue azotada por el lodo.
Al margen, paga 500 bolivianos al mes por el techo en el que ahora vive.
Mencionó que hay una Organización No Gubernamental (ONG) que ofreció a vecinos como ella construirles viviendas. Espera que esa propuesta se haga realidad.
Para encarar ese trámite y otros, la maestra se vio obligada a renunciar a su trabajo. Actualmente, solo el sueldo de su esposo cubre esos gastos.
Instó a las autoridades que no se olviden de los vecinos.